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Firmada por 21 vecinos residentes en las cercanías del establecimiento comercial popularmente conocido por la pipa del reparto Obrero, nos llegó una carta en la cual se denuncian las irregularidades que provoca en ese centro y sus alrededores, la venta de cerveza...

Le llaman respetuosamente indisciplina social, pero realmente son ilegalidades que se manifiestan en un abierto relajo. Y combatirlos no debiera ocupar y preocupar solo a los vecinos de allí. Porque se trata de una instalación que tiene “padres”, y como tal están obligados a velar porque ese “hijo” suyo no propicie que la gente lo hagan centro del desorden.

Dicen los firmantes de la misiva que no soportan las “indisciplinas sociales a las que nos tiene sometidos, debido a la música poco agradable y estridente que se pone hasta altas horas de la noche y madrugada cada vez que expenden cerveza. El equipo de música que se utiliza lo sitúan fuera de la instalación, alquilado a particulares, sin saber si tienen patente para prestar ese tipo de servicios…”, afirman.

“A través de los medios de comunicación se explica el daño que ocasionan a la audición y a la salud humanas, cuando la música pasa de los decibeles establecidos, que son de 65 por el día y 55 por las noches, pero allí eso no se respeta”, dicen los vecinos.

Añaden que “la pipa no está cercada y los baños están en mal estado. Como está tan cerca de las viviendas, quienes acuden allí hacen sus necesidades fisiológicas en la vía pública y en los pasos de escaleras de los edificios. Estos últimos también se emplean por parejas que, sin escrúpulo alguno, realizan el acto sexual”.

Refieren los denunciantes, que en los alrededores de ese establecimiento viven muchas personas de la tercera edad y niños pequeños a quienes afectan más esas alteraciones del orden, de la cual tienen conocimiento las autoridades del Consejo Popular, pero no se adoptan medidas.

¿Por qué no exigen para se apliquen la Ley 81 del 1997 y el Decreto-Ley 200 del 1999 y el 141 de 1988, que son muy claros en materia de contravenciones y ruidos? ¿Hasta cuándo habrá que soportar esta situación, pues no podemos ver la televisión ni descansar y tenemos que estar encerrados en nuestras casas?, se preguntan finalmente.