Imprimir
Visitas: 1775

Hola, amigas y amigos de Contigo. Hoy, llegamos con un regalo para los muchos amantes de la historia de la Segunda Guerra Mundial, esta vez del lado de los buenos.

Aunque quizás sea el más conocido, Oskar Schindler no fue el único ángel que salvó la vida de judíos cuando el exterminio nazi de la Segunda Guerra Mundial. Acá va la historia de algunos de estos seres que, muchas veces a riesgo de sus vidas, salvaron la de miles que, de otro modo, hubieran engrosado la ya enorme lista de víctimas de esa contienda bélica.

Ángeles de la Segunda Guerra Mundial

irena

IrenaSendler o Sendlerowa (Otwock, Varsovia, 15 de febrero de 1910-Varsovia, 12 de mayo de 2008), conocida como El Ángel del Gueto de Varsovia, fue una de las más notorias.

Irena fue una enfermera y trabajadora social polaca católica que ayudó y salvó a más de dos mil quinientos niños judíos prácticamente condenados a ser víctimas del holocausto, a quienes sacaba a escondidas, agazapados en cajas, cargamentos de mercancías… Su nombre en el gueto era Jolanta.

Otro fue Ángel Sanz-Briz, llamado el Ángel de Budapest (Zaragoza, 28 de septiembre de 1910-Roma, 11 de junio de 1980), un diplomático español destinado a Hungría quien, en 1944 y actuando por cuenta propia, contribuyó a salvar la vida de unos cinco mil judíos húngaros durante el holocausto, proporcionando pasaportes españoles.

El británico y descendiente de alemanes de origen judío Nicholas Winton (Londres,19 de mayo de 1909) también fue un ser halado para casi 700 niños que se salvaron de ser masacrados por los nazis durante ese conflicto que duró desde 1939 hasta 1945.

Su trabajo empezó en Praga, durante unas vacaciones en las que montó una oficina para sacar del país a niños que se encontraban en campos de refugiados. Cuando regresó a su país, fundó una organización que encontró apoyo de algunos gobiernos y el pueblo británico, que aportó dinero para el transporte de los niños. Su hazaña se supo a instancias de su esposa en 1988, cuando ya Nicholas peinaba canas.

De Latinoamérica también llegaron ángeles, como Arturo Castellanos y Gilberto Bosques. El primero fue Cónsul general de El Salvador para Ginebra durante el conflicto quien, en cooperación con el empresario judeo-húngaro György Mandl, ayudó a salvar a 40 mil europeos y judíos dándoles papeles falsos que los acreditaban como ciudadanos de su país.

arturo

Por su parte, el mexicano Bosques, quien también era Cónsul general de su país en Francia de 1939 a 1944, ayudó a huir del régimen franquista y nazi a refugiados españoles republicanos, judíos franceses, libaneses y otros perseguidos, entre ellos, líderes políticos europeos de oposición y miembros de la resistencia antifascista, ofreciéndoles residencia y nacionalidad mexicana.

Mientras, a la neerlandesa Miep Gies debemos el rescate de uno de los hitos literarios que más descarnadamente narran los horrores del fascismo, el Diario de Ana Frank. Ella fue una de las personas que ayudaron a la familia de Otto Heinrich Frank a ocultarse durante la ocupación de Ámsterdam por los nazis, entre 1942 y 1944.

Luego de la captura de los Frank, Miep conservó algunas de las pertenencias de la familia, entre las que destacaba el diario de vida de la hija menor de la familia, hoy publicado en todo el mundo.