piropos galanteria

¡Hola, amigos! A petición de fieles seguidores del Instituto Politécnico Vocacional de Ciencias Exactas José Maceo Grajales, hoy tratamos el tema del arte del piropo, una práctica que desde la antigüedad se utiliza para conquistar doncellas y galanes.

La palabra en sí, procede del griego pyrōpós, que significa “aquello de color encendido o parecido al fuego”. Fueron los romanos los primeros en tomar la palabra para adaptarla al latín pyrōpus, y así definir una piedra preciosa de color rojo, parecida al rubí y variante del granate.

Precisamente en sus orígenes, el rubí representaba al corazón, y por eso era la piedra preferida para regalar a las enamoradas.

Sin embargo, como no todos tenían la posibilidad de ofrecer el precioso detalle a sus potenciales parejas, y demostrar así los sentimientos; siempre hubo algunos que comenzaron a regalar palabras hermosas, halagos y poesías, así surge el significado actual del piropo, tal y como lo conocemos.

Cada región asumió esa costumbre de forma distinta. En España principalmente, se puso de moda que el hombre arrojara la capa de la vestimenta, al pasar la dama deseada.

Ya en el siglo XIX los caballeros solían taparse los ojos al pasar frente a una mujer, como indicativo de estar deslumbrados por su belleza; asimismo, lanzar besos al aire con las manos para denotar gusto, atracción o empatía.

En la actualidad, el piropo se ha vuelto un fenómeno de masas, incorporado a la cotidianidad de hombres y mujeres, de manera improvisada u ocasional, hasta tal punto que podría ser considerado patrimonio oral de la humanidad.

Lamentablemente con el tiempo han surgido algunos casos, en los que su uso resulta vulgar y descortés, por lo que en ocasiones más que causar agrado produce enojo, rechazo e incomodidad.

Ante esa triste realidad, vale el necesario llamado a ejercerlo con respeto, decencia, y educación, para no convertir una frase hecha para el corazón, en expresión indigna. Rescatemos el halago a los atributos de las personas, para revivir esa tradición de llegar con palabras al alma de quienes nos rodean.

Recuerden que un piropo alegra la vida y eleva la autoestima, siempre que exprese admiración y cortesía.

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