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niño libertad cincoLa pintura, en barrios y escuelas, ha sido una de las manifestaciones más usadas en este nueva Jornada por la Liberación de los Cinco, del primero de septiembre al 6 de octubre. Foto: Leonel Escalona Furones.

 

 

Un niño pinta en el asfalto, y es como un abrazo, como una caricia el trazo de inocencia. No es, empero, una imagen única. Se repite, se extiende, se replica. Es de nuevo 12 de septiembre, otra vez el aniversario de la injusticia, el recordatorio de que la verdad también puede estar tras las rejas, no importa cuán pura sea.

 

Cada uno en su vida, aquel 12 de septiembre de 1998, casi a las seis de la mañana. René González, que ya está de vuelta luego de cumplir su condena, alguna vez contó que poco antes sostenía en su pecho el sueño feliz de la más pequeña de sus hijas, y que cuando lo aprehendieron quiso no mirar la cámara fotográfica donde el momento había sido eternizado, no sea que le arrancaran a su Olga aquella visión reconfortante de todos los dolores.

 

Cada uno en su vida, algunos viviendo la de otros -identidades y pasiones falsas-, aquel día en que fueron sorprendidos y tratados como delincuentes, los servidores de una Patria agradecida, aun sin saber de la misión secreta que los llevó al otro lado de las 90 millas que separan las costas de Cuba y el estrecho brutal de La Florida.

 

Cada uno con su decisión y sus afectos, cada uno con su balanza. De 10 apresados en aquella mañana que todavía no era, la mitad se decidió por el camino fácil de la libertad. El resto, como refirió hace poco Fernando González -también de regreso luego de cumplir su “deuda” con la justicia norteamericana-, no sintieron que tenían opción alguna, más que aferrarse a la causa que, en primer lugar, los alejó de la tierra querida.

 

Años dejados de vivir con lo amado. Años de crearse corazas de solidaridad contra el odio y los malos afanes de quienes pensaron que el tiempo doblegaría su entereza, porque entero tiene que estar el cuerpo y el alma para soportar un encierro inmerecido, cualquier encierro.

 

Por eso, en las redes sociales, en los murales de nuestras empresas, en los recodos de las cuadras, anda el lema de que ¡16 años es demasiado tiempo, ni un minuto más!, que encabeza esta nueva Jornada de Liberación por los Cinco.

 

Desde el día 4, y hasta mañana, cartas destinadas al presidente de los Estados Unidos, son escritas y sus sobres sellados desde centros laborales, cuadras, escuelas. También este sábado, jóvenes desafiarán las escarpadas del Pico Galán, para que poner en alto el deseo de que regresen a la Patria, Antonio Guerrero, Gerardo Hernández y Ramón Labañino, pueda ser dicho literalmente.

 

Los sindicatos y organizaciones sociales y de masas, harán lo suyo. Matutinos especiales sacudirán los ánimos de los guantanameros que sentimos por la causa de esos hermanos, en tanto los talleres responderán preguntas sobre un caso sinuoso de tantos traspiés de la justicia de los Estados Unidos.

 

En general, las actividades continuarán hasta el 6 de octubre, incluido el concurso de artes plásticas y composición de canciones y poesías Regresarán, en las escuelas.

 

También, con esa motivación, un pionero pinta en el asfalto, redondea las letras, llena los espacios vacíos y escenifica, quizás sin saberlo, en cada paso del crayón, la voluntad inquebrantable del pueblo del que es parte por el regreso de los Cinco, una voluntad que continuará indeleble incluso cuando los trazos infantiles no sean más que un recuerdo en el patio de la escuela donde ese niño, y muchos más, forjan su futuro.