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Las diversas facetas de la vida y obra de Ernesto Che Guevara de la Serna continúan vigentes en la actualidad para los pueblos del mundo, para Cuba, para Guantánamo y para todos los revolucionarios, a 48 años de la entrega de su vida en combate contra el imperialismo.

 

"Seremos como el Che", corean los niños cubanos desde su ingreso a la Organización de Pioneros José Martí. Significa la seguridad patriótica en la continuidad del ejemplo inspirado en el amor a las virtudes de las cuales es paradigma el Guerrillero Heroico.

La vida del Che es prototipo para los niños y jóvenes. Es un modelo en su actuación, su pensamiento, sus virtudes, su tenacidad, su espíritu de trabajo, en fin una talla moral que puede y debe lograrse conjugando intelecto y búsqueda del camino hacia la verdad, imprescindibles para asegurar desde temprano el patrón de vida al que se aspira en las nuevas generaciones.

Sin embargo, justo es decir que el caído en combate aquel 8 de octubre y asesinado un día como hoy, no fue meramente un soldado de la liberación, un ejemplo de valor y acción armada para las juventudes de su tiempo, alguien a quien le era difícil quedarse de brazos cruzados porque era un revolucionario auténtico.

Él mismo decía, que "la Revolución no se lleva en la boca para vivir de ella, sino en el corazón para morir por ella".
Muchos años después, al recordarlo, uno de sus compañeros guantanamero en la guerrilla del Congo, lo describió diciendo que como el Che no había ninguno. Tal fue su ejemplo.

Entre los guantanameros dejó su huella como ministro de Industrias del Gobierno Revolucionario, al ocuparse personalmente en los preparativos y la marcha de las inversiones de las primeras industrias de la provincia: la de herramientas en esta ciudad, y la fábrica de chocolate "Rubén Suárez Abella", de Baracoa, que inauguró junto al entonces Comandante Raúl Castro Ruz.

Quienes lo conocieron y departieron con él en aquellas circunstancias recuerdan también que se entrevistaba con la administración, revisaba el inventario, los almacenes y se interesaba por los costos de producción.

Su compañía imprescindible en el desarrollo económico está igualmente presente en el proceso de actualización del modelo económico en el que se empeña la sociedad cubana hoy.

Es conocido que fue un permanente estudioso de los inéditos problemas que se le presentaron a la nueva estructura instalada por la Revolución en el poder, a la vez que exigía conocimientos.

Se trataba de vencer los retos de organizar la economía bajo el acecho de los enemigos del nuevo poder que intentaba ahogarlo con el bloqueo económico y mercantil norteamericano que aún persiste, sin minimizar la falta de personal leal con conocimientos ni los propios errores internos.

Siempre abogó por tomar en cuenta los recursos humanos y monetarios conque contamos y por establecer los procedimientos y medidas de control de los mismos.

"Hay distintos aspectos sobre los cuales se puede establecer el control de los costos: el primero es el cuidado administrativo de los mismos, mediante una organización adecuada, controles adecuados y capacitación adecuada de nuestro personal dirigente...", estas palabras suyas de aquellos momentos, son enseñazas útiles para la actualidad de nuestro proceso interno.

Para el Che los dirigentes tenían que estar preparados. "No se puede dirigir si no se sabe analizar y no se puede analizar si no hay datos verídicos, si no hay todo un sistema de recolección de datos confiables, si no hay toda una preparación de un sistema estadístico con hombres habituados a recoger el dato y transformar en números. De manera que es una tarea especial".

Le prestó mucha atención al trabajo de la contabilidad y los costos, crear al respecto disciplina en los dirigentes y estos a su vez en los trabajadores.

Con su práctica y control diario fue ejemplo para el entorno de los compañeros. Cuando hoy muchos hablan de economía, control, contabilidad, piensan en el Che como quien la inició aquí con un sentido revolucionario.

Por eso, siempre fue partidario del estudio profundo de cada uno de los problemas, pero a la vez de aplicar el pensamiento propio para resolverlos.

Lo mismo hizo, en estos asuntos, en el ámbito internacional. Siempre con las miras antiimperialistas bien claras, se pronunció por soluciones económicas de beneficio para los pueblos y las mayorías menos favorecidas.

Por ejemplo, el 8 de agosto de 1961 durante su intervención en una reunión de la Organización de Estados Americanos en Punta del Este, Uruguay, dijo palabras que podrían tomarse como antecedentes de la hoy Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América:

"Nosotros proponemos el estudio de planes racionales de desarrollo y la coordinación de asistencia técnica y financiera de todos los países industrializados, sin distinciones ideológicas ni geográficas de ninguna especie; también que se recaben las garantías para salvaguardar los intereses de los países miembros más débiles; la proscripción de los actos de agresión económica de unos miembros contra otros; la garantía para proteger a los empresarios latinoamericanos contra la competencia de los monopolios extranjeros; la reducción de los aranceles norteamericanos para productos industriales de los países latinoamericanos integrados(...)".

Su estrella sigue alumbrando el camino desde lo alto.


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