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rubiel

 

Rubiel García González está en su elemento, entre los libros entre los que creció y bajo la sombra protectora de su madre, en su casa de la Loma del Chivo, uno de los barrios más emblemáticos de la ciudad de Guantánamo.

 

Estar en su pueblo natal, cuando conoció de la muerte de Fidel Castro, ha sido, asegura el presidente nacional de la Asociación Hermanos Saíz, “como un regreso a la semilla, en un momento tan impactante, que no por eso dolió menos”.

 

La noticia, me dice ahora a modo de compensación, al menos lo sorprendió trabajando y eso, “es una tranquilidad para mí”.

 

¿Cómo se asume esta noticia? ¿Te ayudó estar en casa?

 

Era imposible estar preparado, aunque él nos preparó para este momento, desde que tengo uso de razón, desde que lo conozco mejor por sus ideas, desde que tuve la oportunidad de estar más cerca de él, físicamente hablando, recuerdo que nos venía preparando para su ausencia, sobre todo en los últimos años.

 

Por otra parte, estar en el mismo sitio donde nací, con mi familia y mis vecinos, me ha llevado a constatar cuánto de Fidel hay en cada guantanamero, en cada cubano, en mí.

 

Y me uno a Raúl, cuando dijo que la mejor manera de serle fiel, de ser coherentes, no es solo mantener su ideal, sino enriquecerlo. Eso fue lo que siempre nos dijo, que cambiáramos lo necesario, que no permitiéramos injusticia…, martiano como era.

 

Mencionas el concepto de Revolución, justo el documento que se dará a firmar como compromiso en sus honras fúnebres. ¿Crees que si había que firmar algo, que si había comprometerse con algo, era con esa idea?

 

Se pudieran firmar muchas cosas, pero creo que el concepto de Revolución, dicho por él mismo además, fue un resumen, un extracto de su pensamiento a lo largo de toda su vida, un concepto que además se revoluciona a sí mismo, porque se pone retos desde su propio concepto, al tiempo que te clarifica el camino.

 

Es un concepto además dicho desde la sapiencia de los años de un hombre que vivió para su Cuba a costa del sacrifico de su familia, de casi todo…, porque así lo veo, como Céspedes, que se dedicó a ser el padre de los cubanos.

 

Su universalidad tiene que ver con Martí, conque puso a Cuba en el mapa…, y al hecho de que se puede estar de acuerdo o en contra, pero no te puedes quedar inmutable ante su figura.

 

Las nuevas generaciones, los jóvenes de la Asociación han respondido, me llueven los mensajes, las llamadas de artistas preguntando qué hacer, dispuestos, y eso es resultado de lo presente que ha estado Fidel en nosotros, en cada persona.

 

Ahora mismo, en la Asociación se buscan las grabaciones de Fidel, las imágenes de nuestro primer congreso, del primer discurso, de lo que nos pedía, de las horas que nos dedicó esa vez que terminamos de madrugada, cuando se le eligió como miembro de honor, un momento muy democrático porque fue a mano alzada y que para él, fue muy emotivo.

 

Esther Montes de Oca me hablaba mucho de él, cuando íbamos a San Juan y Martínez, me decía que sus hijos eran martianos y fidelistas, no es casual que a sus hijos los asesinaran el día del cumpleaños de Fidel, por lo que significaba él para toda esa generación.

 

Yo coincido con muchos cubanos cuando dicen que este es un día triste, pero yo insisto que se trata de no olvidarlo. Es el concepto que hemos seguido también con los Hermanos Raíz, con Luis y Sergio, asesinados con 17 y 18 años, que también es hacer las cosas mejores en nuestro pedacito, así los mantenemos vivos.  

 

Cuando murió el Che, Fidel dijo que se debía tomar el ejemplo de alguien era el del Guerrillero Heroico, pero hoy mismo, él es otro referente. ¿Cómo crees que debe ser un joven que aspire a ser como Fidel, en una era donde él ya no estará físicamente?

 cuba postcastro

Yo soy diseñador, así que lo veo gráficamente. Yo veo la imagen de la obra Cuba Postcastro de Roosgart, una serigrafía donde aparece Fidel con brazalete del 26 de julio y un Fusil, repetido muchas veces. Es la mejor manera de decirlo, por lo menos de reducirlo en término de vista conceptual.

 

Cada uno en su puesto es su propio comandante en jefe, él lo dijo en un momento crucial cuando Cuba estaba amenazada por una agresión militar de los Estados Unidos, y si en ese momento tan crítico fue así… y recuerdo una vez que dijo Patria o Muerte, así, sin otra alternativa.

 

Nunca dio chance al pesimismo, aún en los momentos más duros de la vida, y recuerdo a Raúl diciendo que cuando le había dicho en Cinco Palmas que con aquellos pocos hombres iban a ganar la guerra pensó que estaba loco. Eso te da medida de su optimismo, de su espíritu de la victoria.

 

Por eso digo que tuvimos el privilegio de decir que vivimos en los tiempos de Fidel, un hombre que era un líder político pero también un intelectual, un hombre culto donde se unía la vanguardia política y la artística, una conjunción que fue parte estratégica del proyecto social que defendió y que nosotros debemos defender, si queremos seguir existiendo como país.

 

Se le va a extrañar…

 

¿Qué es, para ti, lo que más extrañaremos de Fidel?

 

Desde el 2006, Fidel no ejercía el cargo de presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, pero nunca dejó de estar cerca, desde las reflexiones, desde sus comentarios. Era como un padre que aunque se mantenía un poco más lejos, sabíamos que estaba ahí, dispuesto al consejo, al acompañamiento, aunque con otro nivel de actuación.  Eso se va a extrañar…

 

¿Cómo ves que lo ha asumido el pueblo? Yo siento mucho silencio, sobre todo notable en un barrio tan alegre como este.

 

En un barrio como este, en el corazón de Loma del Chivo, la gente se ha recogido sin que nadie mandara ni dijera nada. Es la expresión del respeto del pueblo, que es el más grande respeto al que puede aspirar un líder.

 

Ahora mismo muchos todavía están asimilando la noticia, diciéndoselo a los hijos, a los padres ¿Ya le dijiste a tus hijos que murió Fidel?

 

No. Mis hijos son pequeños, y cuando lo ven lo reconocen como el abuelito Fidel, fíjate qué visión de respeto, con qué cariño. Mi mamá, por su parte, me trajo los libros Todo el tiempo de los cedros y Ángel, la raíz gallega de Fidel, y me dijo “mira, para los nietos”, porque así es, tenemos la responsabilidad de transmitirles ese privilegio.

 

Lo conociste en persona, además, desde tus tiempos de estudiante. ¿Cómo era?

 

Yo estaba aquel 17 de diciembre del 2005, en la Universidad de La Habana, cuando dio aquel discurso. Yo era parte del equipo organizador, desde la Federación Estudiantil Universitaria. Esa experiencia es única, no es lo mismo cuando la vives.  

 

Era simplemente el centro de todo, no solo desde lo físico, porque además era un hombre muy alto. Sabía de todo. Guardo el recuerdo de noches en la que él comenzaba hablando de un tema y terminaba con otro.

 

Las madrugadas para él eran interminables y eso te da la medida de que, desde lo moral, tampoco tenías derecho a cansarte. Él no era capaz de exigir algo que no fuera a cumplir él mismo, y entendía que ser líder no es solo tener poder de convocatoria, es tener moral también.

 

Y esa moral es la que le ha ganado el respeto de amigos y enemigos dignos. Hasta quienes hoy celebran, indignamente, su muerte, son una muestra de la gran personalidad que fue. Una persona ante la cual nadie quedaba indiferente.

 

Cuando como cubano hablas de Cuba, y desde afuera reconocen nuestro valor, tiene que ver también con su sueño y su convicción de que podíamos tener un país mejor. Fidel era militante de la idea martiana de siempre tener la opción del pobre, como una vez me dijo Jose Maria Vitier, citando a su padre Cintio.

 

Es mirar la Patria como ara y no como pedestal. Era un incansable, siempre estaba trabajando. Fidel además sabía escuchar, contrario a lo que mucha gente puede creer. Uno podía ir con la idea más descabellada, desde la acción siempre te la respetaba, claro que uno tenía que tener el valor de decirle esa idea.

 

Esa característica la corroboré hablando con Miguel Barnet, Eusebio Leal, Abel Prieto. Ellos tienen esa imagen, en su día a día, del Fidel asequible, del hombre al que se le respeta, pero se siente como parte de la familia.

 

¿Cuál es el reto de Cuba?

 

No olvidarlo. No hablo de idealizarlo, sino de tenerlo como al Fidel imperfecto que, desde su humanidad fue capaz de lanzarse a buscar un sueño, de mantenerse cuando en los noventa todo se derrumbó a su alrededor y muchos le dijeron que era hora de rendirse.

 

Esa resistencia, nos hizo grandes y es la que provoca que hoy muchos nos miren con respeto, porque logró, frente al imperio más grande del mundo, defender la soberanía de Cuba. Eso, que puede parecer un discurso, y muchas veces es una palabra que no llegamos a comprender del todo, se lo debemos a él.