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jose-alfredo“Fidel tenía el don de encantar y comprometer a las personas con la tarea que fuera, no solo con palabras hermosas sino también con el ejemplo personal”, comenta el vicedirector de Urgencia en el Hospital General Docente Doctor Agostinho Neto. Foto: Leonel Escalona Furones

“Son muchas las dimensiones de nuestro Comandante en Jefe, pero en medio del dolor que nos embarga, prefiero narrar una anécdota que ilustra su altura afectiva combinada con su firmeza y rectitud”, nos cuenta José Alfredo Estevan Soto, vicedirector de Urgencia en el Hospital General Docente Doctor Agostinho Neto, inaugurado por Fidel Castro Ruz, el 26 de julio de 1985.

 

Recuerda que en una reunión de trabajo con dirigentes del Ministerio de Salud Pública en la capital del país, en la que participó formando parte de un grupo asesor para el diseño de las áreas intensivas municipales, una persona que debía rendir cuenta evidenció algunos incumplimientos en el cronograma de realización.

 

“Dichas fisuras provocaron un señalamiento por el Comandante en Jefe, quien al término de la reunión se le acercó al aludido, le puso la mano en el hombro y con afecto le aseguró que confiaba en que él y en el resto de los compañeros cumplirían la impostergable tarea, pero le reiteró que conseguir los objetivos que uno se propone requiere rigor y control.

 

“Mi compañero entendió y siempre agradeció aquella enseñanza de Fidel, la cual dice mucho de su constante exigencia y desvelo por el cumplimiento, con calidad y en el tiempo establecido, de cualquier tarea, máxime si tiene relación con la salud del pueblo”, relata el médico internista e intensivista.

 

“La prueba de su inequívoca conducta, son los avances de la Revolución y en particular de la Salud Pública que instaló las áreas intensivas en cada municipio, un sueño de él, para garantizar asistencia médica de calidad a todo nuestro pueblo”, subraya el doctor.

 

Fruto de la Revolución, José Alfredo quien reconoce que todavía falta mucho por hacer y mejorar en los servicios, asegura que Cuba constituye una potencia médica capaz de garantizar salud de todos los cubanos gratuitamente y de millones de personas en otras latitudes.

 

“Para probarlo baste mencionar la cooperación médica que se extiende por más de 70 países, en los cuales, más de 131 mil 933 profesionales han brindado su colaboración desde que, en 1963, partió hacia Argelia la primera brigada cubana con misión internacionalista. Ese es el ejemplo más ilustrativo de la enorme dimensión humanista e internacionalista de Fidel.

 

“Por ello, cuando se habla de ayuda y solidaridad, no se puede dejar de mencionar la cooperación médica, que es fruto además del pensamiento y la acción del Comandante en Jefe y la mejor forma de sintetizar lo hecho por él en ese particular.

 

Respecto a la desaparición de Fidel el pasado 25 de noviembre, asegura que la única forma de quedar bien con él y de mantenerlo vivo entre nosotros es multiplicando su ejemplo y su acción, o sea hacer bien lo que le toca a cada guantanamero, partiendo de sus esperanzadoras enseñanzas.

 

José Alfredo, que en otras oportunidades también por cuestiones de trabajo estuvo cerca de Fidel, confiesa que es un hombre extraordinario, increíble, que de verlo uno se impresionaba. “Cuando hablaba era muy difícil no atenderlo, porque su verbo cautivaba y seducía.

 

“Resultaba muy difícil que estuvieras en una reunión con Fidel y no salieras queriendo comerte el mundo, como decimos los cubanos, es decir lleno de renovadoras ideas y el ímpetu necesario para materializarlas en el menor tiempo posible y con la calidad requerida.

 

“Fidel tenía el don de encantar y comprometer a las personas con la tarea que fuera, no solo con palabras hermosas sino también con el ejemplo personal. Él era y será siempre, sin dudas, el principal inspirador de la Revolución”.

 

“El mejor y obligado homenaje perenne que podemos hacer a nuestro inmortal Comandante en Jefe es seguir su modelo para materializar los Lineamientos de la Política Económica y Social del país y construir el socialismo próspero que deseamos los cubanos.

 

“En lo particular, a los trabajadores de la Salud nos corresponde conseguir muchas cosas que él ambicionó y que aún no hemos logrado en relación con la calidad y mejor organización de los servicios y la asistencia médica, el cuidado de la tecnología, la superación técnico-profesional y el cultivo de valores que permitan elevar los índices de satisfacción de la población”.