Aunque había nacido en Zacatecas, México, en 1930, más de una vez el poeta y pintor Fayad Jamís encontró razones para declarar a Guayos, Cabaiguán, Sancti Spíritus, como su lugar de origen: allí descubrió su pasión por el dibujo, publicó el poemario Brújula, organizó a finales de los 40 del siglo pasado su primera exposición personal y cultivó muchas de sus amistades más entrañables.
Quienes conocieron al Moro o al Mexicano, como acostumbraban a llamarlo, lo recuerdan lo mismo en el taller de artes plásticas de Mario Félix Bernal que en la casa de su amigo, el escritor y periodista Tomás Álvarez de los Ríos, o en las tertulias que organizaba junto a la poetisa Crucelia Hernández.
Por decisión familiar, hasta Guayos llegaron este jueves los restos de Fayad, tras un azaroso proceso de búsqueda e identificación en la necrópolis de Colón, donde reposaban desde su fallecimiento el 13 de noviembre de 1988.
El suceso reunió a familiares, personalidades de la cultura espirituana, vecinos de la localidad, invitados a la jornada de la poesía espirituana y autoridades locales, que se sumaron al homenaje póstumo en el parque y en el cementerio del pueblo. Además de Zacatecas y Guayos, Fayad radicó en la región oriental del país, en La Habana y en París, donde hacia 1954 consigue su primera exposición personal, patrocinada por el poeta André Breton, ícono del movimiento surrealista; escribe el poema Vagabundo del alba, dedicado a Nicolás Guillén, y desarrolla una prolífera agenda cultural.
Tras el triunfo de 1959, regresa a La Habana, se vincula a la naciente Revolución, es merecedor en 1962 del Premio Casa de las Américas por su poemario Por esta libertad y labora como diplomático, editor y profesor de la Escuela Nacional de Arte hasta su muerte.
Fuente: Periódico Granma