carlos urgelles guantanameroCarlitos, como le conocen en el mundo artístico, confiesa que cuando investiga un proceso o fenómeno lo hace para encontrar la verdad y sin olvidar su vocación de servicio.

Cuando el joven baracoeso Carlos Rafael Urgellés Columbié encuentra espacio para el diálogo, quien lo escucha no tarda en descubrir en sus palabras sinceridad y un deseo enorme de lograr ser útil.

Precisamente la búsqueda infinita de la verdad y lograr que su obra resulte beneficiosa para quienes la lean, centran la tarea de este crítico e investigador, graduado de la licenciatura en Historia en 2009, en la santiaguera Universidad de Oriente.

“Aun cuando pueda tener otro propósito por algo particular, cuando descompongo un proceso o fenómeno, lo realizo para encontrar siempre la verdad y sin olvidar la vocación de servicio, de que sirva para revolucionar el pensamiento de un artista o de precedente para otras investigaciones”, afirma Carlos, miembro de la Asociación Hermanos Saíz (AHS), la Unión de Historiadores de Cuba y la Sociedad Cultural José Martí.

De acuerdo a Urgellés Columbié sus motivaciones para buscarle el por qué a las cosas son fruto del paso por la universidad, aunque tuvo desde antes un interés muy ingenuo. En esos años de estudios superiores aprendió herramientas, mañas y metodologías que hoy aplica en cada nuevo proyecto.

“La temática básica que he investigado es la masonería en Baracoa. A ella dediqué y dedico mucho tiempo, porque nunca se acaba. Cuando menos se espera aparecen nuevos detalles, testimonios, textos que te hacen volver a revisar lo ya escrito.

“En mi rol como crítico me he centrado en el audiovisual, algo que debo al vínculo con la AHS, organización donde, desde 2012, conocí a varios realizadores y eso me impulsó a acercarme al cine que se produce en Cuba”, comenta y agrega:

“La primera parte compositiva de mis investigaciones es la motivación. Después llega el momento de utilizar los saberes aprendidos desde la ciencia y aplicarlos. En todo este proceso de búsqueda del conocimiento nunca se debe olvidar el respeto a lo que ya está hecho, saber utilizarlo y darle el reconocimiento que merece.

“Respecto a la crítica lo fundamental es estudiar para tener conocimientos profundos sobre lo que se va a opinar. Hablar con una verdad a medias como base, sin preparación, sería irrespetar a los autores. Tener la mayor cantidad de información te da movilidad para luego poder contraponer y comparar los elementos que integran una obra”.

Indudablemente acercarse al panorama sociocultural artístico e histórico cubano para un joven investigador que vive lejos de los principales centros emisores de arte y de las academias, es un reto, toda vez que se dificulta la consulta especializada, el asesoramiento de un tutor conocedor en la materia, y hay menos posibilidades de acceso a materiales precedentes, aun cuando en los territorios siempre exista alguna documentación y el acceso a internet ande al alcance.

“Laborar desde Baracoa me impone otro desafío, el buscar vías para promover mis textos. En la mayoría de las ocasiones hay que recurrir a la estructura de otras ciudades como Guantánamo y a plataformas digitales.

“Por suerte la faena que realizo ha encontrado medios para su promoción en revistas impresas y online y otros medios de comunicación, así como en eventos. Pienso que los jóvenes investigadores y críticos en Cuba tenemos varios espacios para socializar nuestro trabajo, pero no los aprovechamos bien”.

En la Cuba de hoy, donde estamos llamados a cambiar de mentalidad para poder avanzar, la crítica tiene un papel capital, sobretodo la que se ejerce para ayudar, contribuir y enriquecer.

“Al igual que con la investigación -refiere Carlitos, como le conocen en el sector cultural-, cuando se realiza un acercamiento crítico o una obra, siempre se hace con ansias de creación, de conformación de un nuevo conocimiento, y para ello debe ser más osada, tratar de hacer ver a otros nuevos elementos, porque resulta inefectivo cuando solo dices lo que todos saben.

“En el caso de la relación entre crítica y artista, el desarrollo y desenlace no siempre es provechoso. A veces se ha desestimado la relación que deben tener y ha sido mal vista por parte de la sociedad y los propios creadores. Esa es una mala interpretación del enriquecimiento que le puede aportar al crecimiento de la obra artística. Ahora mismo me da la impresión de que hay cierto convenio y se dialoga más, que es lo mejor y más útil para todos”.

Seguir laborando desde Baracoa para aportar su granito de arena en el desarrollo del entramado sociocultural y artístico cubano, es uno de los horizontes que tiene Carlos por delante, siempre bajo el ímpetu de seguir buscando detalles para pulir la obra intelectual que realiza con apasionamiento y compromiso.

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