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babul compañia danzaria guantanamoBabul celebra un cuarto de siglo consagrado a la defensa de la tradición afrocubana, franco-haitiana y caribeña.

Visitar la barriada de San Justo es adentrarse en un “reservorio” de cultura popular en la que prima el toque de tambor, que invita a la ceremonia (de santería) o a la diversión, los cánticos yoruba, el sonido de la rumba y de ritmos montunos como el changüí...

 

Precisamente en ese sitio, lleno de costumbres conservadas y transmitidas de generación en generación, desarrolla su vida y quehacer profesional una de las compañías más auténticas del panorama danzario actual: el Ballet Folclórico Babul.

 

Surgido el 12 de abril de 1994, el conjunto dirigido por el maestro Ernesto Llewellyn de la Hera celebra 25 años consagrados a la defensa de la tradición afrocubana, franco-haitiana y caribeña, esa que no se enseña en las escuelas.  

 

Árbol de raíces profundas

 

La creación de Babul, según cuenta el instructor de arte y director de la agrupación, fue fruto de un grupo de soñadores, muchos provenientes de la compañía Danza Libre, pionera de la manifestación en la provincia.

 

En las ruinas del hoy teatro Guiñol nació el proyecto de la mano de maestros como Arquímedes Salas, Isaías Rojas y Luis Valverde.

 

“Queríamos hacer danza para rescatar los valores patrimoniales e inmateriales que los ancestros emigrantes habían legado. Al inicio hubo muchas carencias, porque estábamos en medio del periodo especial, pero teníamos voluntad. Propusimos a Llewellyn como director y comenzamos los castings en el teatro Guaso. Había talento cantidad”, relata el cantante Arquímedes.  

babul compañia danzaria guantanamo2La orquesta Babul BAND Caribe anima los espectáculos con música original en vivo.

Azaroso resultó el camino, porque la mayoría de los integrantes del nuevo grupo folclórico venían de la calle, sin formación académica. De hecho, eso fue algo distintivo de Babul: nutrirse de jóvenes que crecen bajo la impronta del folclor, en San Justo, la Loma del Chivo… esos que tienen en la sangre el amor por lo autóctono y solo necesitan perfeccionar la técnica.

 

Adolfo Castillo Duverger, primer bailarín, profesor y coreógrafo de la compañía, significa el papel de esta como centro formativo en el que confluyeron artistas que hoy dignifican a la provincia. Menciónese nombres de referencia como los creadores Judith Góngora, Wílmer Sanregré, Ariel Daudinot, Juan Carlos Correoso, Naida Rubio…

 

Desde 1998, momento que marca la evaluación profesional del conjunto, numerosos espacios atestiguarían la autenticidad de la estética “babuleña”: en festivales internacionales de Guadalupe, Martinica, Francia e Italia, y en zonas de la geografía venezolana, como parte del Convenio Integral de Colaboración. También participan en eventos nacionales como el Olorum, en Camagüey, y en las festividades del Alto Oriente, diversificando la programación cultural.

 

Durante estos años, el colectivo, además, cultivó excelentes relaciones con países miembros de la Comunidad del Caribe al defender la idiosincrasia y prácticas culturales de la región. En las temporadas y aniversarios varios representantes diplomáticos han visitado la sede situada al este del Guaso.

 

Por el singular aporte a la cultura del país recibieron la Distinción Colectivo Vanguardia Nacional, así como el reconocimiento por su compromiso con el Proyecto Caribeño de Integración Sociocultural y el Premio Internacional Tubal Uriah Butler, ambos concedidos por la embajada de Trinidad y Tobago en Cuba y el Ministerio de Cultura, y los lauros en el Trinifolk, la Fiesta de la Danza en Trinidad.

 

También fueron agasajados en la provincia por el Consejo de las Artes Escénicas, la Dirección de Cultura, el Consejo de la Administración, el Buró del Partido, la Asociación Hermanos Saíz (AHS) y la filial guantanamera de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba. Incluso uno de sus bailarines, Yeseny Díaz Reyes, recibió el Premio nacional de Interpretación Ramiro Guerra, que entrega la AHS.

babaul compañia danzaria guantanamo3Yeseny Díaz Reyes recibió el Premio nacional de interpretación Ramiro Guerra, que entrega la Asociación Hermanos Saíz.

Obra y quehacer comunitario

 

“Lo espectacular” distingue y define la obra de Llewellyn, principal coreógrafo y director general de la compañía, quien trata de imprimirle a cuanto hace una marcada teatralidad; súmese a ello la música original y en vivo a cargo de la orquesta Babul Band Caribe, la visualidad de los vestuarios y la concurrencia de atractivos y exuberantes elementos escenográficos.

 

Vivian Lachey Boloy, productora, significa el aporte de la maquillista Dignora Rojas, de las diseñadoras, las vestuaristas y el pintor Carlos Rafael Rodríguez, así como el equipo de técnicos en general, quienes contribuyen a la belleza y proyección visual de las más de 70 piezas del repertorio actual.

 

Cuarenta y seis hombres y mujeres integran la nómina de Babul, entre bailarines, cantantes y músicos, quienes incursionan en los más diversos géneros y estilos, conducidos por Llewellyn, quien con visión renovadora crea, compone, mezcla, sin perder lo más puro de la tradición, he ahí el secreto para cautivar y atrapar al público, especializado o no.

 

Creaciones como Barón Samedí (1997) que aborda una leyenda vudú, Bandé; Las tres caras de Ercili; Tumba Francesa; interpretaciones de chachachá, mambo, pilón, salsa, changüí, nengón y kiribá, y canciones como Llamado a la rumba, Sebon Dance, Invitación al carnaval, Elé Elé… son pruebas del acertado y coherente discurso músico-danzario de Babul.

 

Pero quizás el mayor legado está en la comunidad, al realizar emblemáticos espacios como Bajo la ceiba, que cada mes en el parque José Martí aglutina a decenas de transeúntes; el Kumbite, que tiene lugar en la sede de Babul, y el itinerante La Kimbámbula en los barrios, sin muchas condiciones, con el fin único de tributar al desarrollo espiritual y a la formación del gusto estético en los espectadores.

babul compañia danzaria guantanamo4Ernesto Llewelyn de la Hera, director de Babul, con casi medio siglo de vida consagrado a la danza.

La primera bailarina, Mariusky Pompa Luis, comenta que La Kimbámbula es de extraordinario valor, porque permite mezclarse con las personas, intercambiar e incluso encontrar nuevos talentos, pues en las actividades los promotores culturales e instructores muestran su arte comunitario.

 

“Cada actuación resulta una fiesta del pueblo, y eso que es a las cinco de la tarde, cuando la gente está cocinando y regresan los niños de la escuela… Apenas tocan los tambores, la población se moviliza, y en un dos por tres estamos bailando y cantando con frenesí. Al final nadie quiere que nos vayamos”, asegura Yudelys Hechavarría Brooks, relacionista público del grupo.

 

Según Hechavarría Brooks, este año han asistido a los Consejos Populares de Los Cocos-Confluente, Sur-Isleta, Sur-Hospital y acudirán a otros, como parte de las celebraciones por el aniversario 25, para llevar la magia del Caribe por doquier, porque en Babul se resume la imagen e identidad viva de muchos pueblos.