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Cuando se cuenta la historia de una Casa de Cultura, lo más importante es, precisamente, lo que anuncia: un hogar que abriga, cuida y abraza con el lazo común del arte.

Es también su esencia, agrupar a una familia integrada por instructores, aficionados y miembros de proyectos artísticos que, a su vez, tienen el objetivo de promover la cultura en la comunidad.

Y la Rubén  López Sabariego, ubicada en el corazón de esta urbe, es  todo eso.

Allí, lo que fuera hasta 1960 el Casino Español, acoge a 119 instructores de arte, más de 200 aficionados y 155 promotores culturales, en un espacio que vivió una reciente remodelación constructiva sin dejar sus funciones institucionales y recuperando su belleza, como apunta Manuel Céspedes Lorente, el director.

En realidad, la familia es mucho más amplia. Comenzó a establecerse como institución cultural el 9 de junio de 1985, y no ha cesado de crecer hasta ahora.

Si de resultados concretos se trata, la formación de conjuntos como los proyectos Cossia y Renacer Cossia, el Garaje, que es un centro metodológico de referencia nacional, y  Diamante Negro, son ejemplos de ello.

Descubrir instructores de danza como Orvis Morgan Thaureax y Ena Márquez Silveira, galardonados en el concurso Olga Alonso 2014, también lo son.

Rafael Pacheco, uno de los fundadores de la Casa, afirma que la institución alcanzó su mayor esplendor en los años 80 y principios de los 90.

Aún así, asegura que muchos de los mejores espectáculos que se disfrutan en las comunidades, las peñas changuiseras, de rumba, son, boleros, danzón, además del fuerte movimiento de artesanos, decoradores, tejedores y constructores de instrumentos musicales, son responsabilidad de la Casa… después de su reinauguración el 30 de diciembre de 2014.

Los instructores, encargados de promover, descubrir, enseñar y reconocer a artistas, se destacan por hacer de los aficionados la estrella que quizás alguien no vio  brillar. Son ejemplo de ello los desaparecidos Haydée Infante, Julio Lobo, Humberto Fernández y Nivio Fernández, cuyos nombres prestigian hoy eventos de danza, música, teatro y plástica, respectivamente.

El mismo legado en el rescate de tradiciones lo mantienen en la actualidad otras generaciones de instructores, entre quienes se destacan, Irene Boulit, Samuel Rivera, Juan Cintra, Rafael Pacheco y Manuel Pastor Céspedes.

Pero también, muchos de los artistas que reciben ahora los aplausos dieron sus primeros pasos en esa institución: Leo Vera, de los cantantes cubanos más versátiles y talentosos con un registro vocal de profundidad que le permite interpretar géneros como el bolero, el son y la salsa; y el grupo Rumores del Guaso, categorizado nacionalmente en el movimiento de aficionados.

La Rubén López Sabariego, festeja sus 30 años como una institución que promueve el arte en las comunidades, pero ella es algo más que una casa, porque se ha convertido en una familia que alienta y desarrolla la cultura.