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pipi su grupoEduardo Goulet Lestapier (Pipi), director fundador del grupo de changüí Estrellas Campesinas, de Felicidad de Yateras, ha desparecido a la edad de 75 años. Foto: Leonel Escalona Furones

Alguien hará notar para siempre el piano de Chucho Valdés y el tres de Pancho Amat inspirados como parte de la grabación de un changüí de Pipi, dirigiendo a su inseparable Estrellas Campesinas, de Felicidad de Yateras. O preludiando un concierto con el Charangón de Elito Revé, y uno de sus más recientes discos.

Sin embargo, la contribución de Eduardo Goulet Lestapier (Pipi) a la vocación de trotamundos del sonido más autóctono de los serranos del Alto Oriente tradicional, le precedió con justicia a estos hechos y a su sentida desaparición física este domingo primero de noviembre de 2015, tras 75 años de existencia significativamente vinculados al changüí.

Apenas hace unas semanas la peña La Cubanísima, en la ciudad de Guantánamo reconoció gozosamente esas sus siete décadas y media, en un jolgorio de la comunidad changüisera.

Ahora, también le faltará una estrella al frecuentado Ranchón de Pipi, en Virginia Pecuario, de Felicidad, la Casa del Changüí más autóctona, en el patio de su propia casa, donde el ritmo sincopado de tres, marímbula, guayo, bongó y maracas, el baile, el rumbón y demás convocó tantas veces a gentes de aquí, allá y venidas hasta de acullá.

Dicen que apenas levantaba la cuarta de 10 años del piso, cuando ya marimbuleaba y cantaba con su padre trecero por esas lomas, donde había nacido el 13 de octubre de 1940. Así siguió creciendo hasta la formalización de Estrellas Campesinas en 1971, con una estela brillante de actividades en las que difundieron, con Pipi,su propia música.

Como a su casa llegaron Francisco Repilado (Compay Segundo), en 1999, y otros ilustres antes y después, a las suyas lo invitaron, entre muchas, Cubadisco 2001, poco después de que el Ministerio de Cultura lo señalara con la distinción Por la Cultura Nacional, el 4 de diciembre de 2000, entre otros reconocimientos y homenajes en su terruño y fuera de él, tras ser durante décadas relevante músico aficionado y como de primer nivel desde 1970.

Institución cultural por sí mismo, referente para changüiseros de cualquier parte y destino para no pocos visitantes cubanos y extranjeros, Pipi es de esas estrellas del pueblo que, al desaparecer, quedan rutilando en la memoria inmarcesible de la música popular tradicional que contribuyeron a fabricar y permanecer.