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Convencido de que sus colegas deben alejarse de los clichés e imitaciones foráneas, el reconocido comediante Víctor Rojas representa a un jocoso personaje que a base de ingenio e imaginario popular, ha ganado terreno en la escena humorística nacional.  

el primo humorista“El humor es forma inmediata de expresarme. No es simplemente hacer reír a las personas; si aparte de lograrlo, también puedo dejar un mensaje o alguna inquietud, mejor”.- El Primo. Foto: Leonel Escalona Furones

Las primeras imágenes que conservo en mi memoria de Víctor José Rojas Hernández…sí…El Primo de Guisa -siempre ataviado de amarillo y sombrero de yarey-, están relacionadas con aquellos estelares de fin de semana que se transmitían por la Televisión cubana, allá por el año 2000.

 

Desde entonces, mucho ha llovido; y quizá las propias circunstancias itinerantes de su carrera humorística, lo han apartado de sus apariciones en la pequeña pantalla (Y tú de que te ríes, 2000; Para no salir de casa, 2002, 2003 y 2004; La descarga del sábado, 2011 y 2012 etc.). Sin embargo, para el hijo de la oriental provincia de Granma, a pesar del reconocimiento y la proximidad inmediata que facilita el medio audiovisual con el público televidente, pararse frente a las cámaras, resulta un gran encargo.

 

“No critico a quienes hacen televisión a diario, pero a mí me cuesta. Solo acepto el trabajo cuando habrá una repercusión, por eso soy un poco más cuidadoso cuando elijo hacer televisión”, asegura el actor devenido comediante, e invitado recientemente a la tierra del Guaso para animar los festejos carnavalescos.

 

No imaginaba esta reportera que los vínculos del histrión con nuestra provincia, iban más allá de sus participaciones en fiestas populares, o los lazos afectivos y de trabajo que lo unen a los muchachones del grupo Komotú.

 

Sabe de sobra la calidez del guantanamero de ciudad y del montuno arraigado en estas lomas orientales; porque sus inicios como profesional se consolidaron al fundar, en 1991, junto a otros recién egresados de la Escuela Nacional del Instructores de Teatro (ENIT), de la Habana, la hoy reconocida agrupación Teatro Andante, de Granma, pionera en el periplo de la Cruzada Teatral Guantánamo-Baracoa; y un poco más adelante la Guerrilla de Teatreros, también de ese territorio.

 

¿Si es graduado de actuación, porqué escoge el humor para realizarse profesional y artísticamente?

 

“Toco guitarra de oído desde que tenía cinco años, y desde que era pequeñito comencé a cantar las canciones de Faustino Oramas “El Guayabero”. Su doble sentido, y esa forma de jaranear y bromear con la realidad, siempre la asumí, desde que era aficionado”.

 

“Con mi grupo de teatro hacía algunas escenas humorísticas en los espectáculos que presentábamos; pero en el año 1994, por mis propias necesidades artísticas y de superación, abandono el trabajo con la Guerrilla y me lanzo a trabajar en solitario. Luego estuve trabajando un tiempo con Nelson Gudín (El Bacán de la Vida), empezaron a llegar los premios Aquelarre, pude ingresar en 1996 al Centro Promotor del Humor (CPH); y de esta forma he ido enriqueciendo mi manera de hacer humor, siempre teniendo en cuenta a José Martí cuando expresó que la sátira y el humor llevan dos cascabeles en la punta”.

 

“Siempre he dicho que el humor es una forma inmediata de expresarme. No es simplemente hacer reír a las personas; si aparte de lograrlo, también puedo dejar un mensaje o alguna inquietud, pues mucho mejor”, sentenció el intérprete del criollo y simpático personaje.

 

¿Cómo trabaja los temas que le interesan, cuáles son sus referentes más cercanos?

 

“Ahora mismo me preocupa mucho el contenido de las letras musicales y la historia de nuestro país. La mayoría de los jóvenes olvidan la cronología de fechas y sucesos que nos marcaron como cubanos.

 

“Igualmente uno va observando lo que no está bien encauzado en nuestra sociedad, y eso también lo planteo en mis diálogos para ver qué solución pudiera tener”, apunta el comediante, también miembro de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba desde 2010.

 

A lo que agregó, “Soy un admirador del trabajo del grupo argentino Les Luthiers; pero más todavía de la obra de nuestro desaparecido Carlos Luis de la Tejera, con quien tuve la oportunidad de compartir escenario; su forma de realizar la sátira…era única.”

 

“Y todavía bebo mucho de los libros y los escritos de Samuel Feijoo y Onelio Jorge Cardoso”, afirmó.

 

¿Cómo ve la salud del humor cubano?

 

“El humor cubano hoy día está viviendo un momento muy bueno, pero difícil a la vez, porque hay mucho intrusismo profesional.

 

“Ha habido muchas personas en nuestra empresa, las cuales por evaluaciones, hemos tenido que sacar, porque no cumplen los requisitos y no poseen un proyecto que realmente valga la pena representar; sin embargo, otras empresas los contratan, entonces siguen trabajando, pero con una obra mediocre”.

 

“Pero que goza de una salud increíblemente buena, te lo aseguro. Y empecemos por Guantánamo y su emblemático Komotú. Sino es el más premiado en los Festivales Aquelarre, estoy diciendo mentiras…y han sabido mantener un trabajo consecuente, con un sello y una forma de decir; no han dejado de ser simpáticos ni de poner a pensar a su público”.

 

Y continúa el artista granmense asentado hace algún tiempo en La Habana: “Te hablo de los holguineros de Caricare…para mí son fenomenales. Y a esa lista agrego a los espirituanos de Blanco y Negro; Bacallao, Luisito Silva, la Oveja Negra…

 

“Lo que ocurre es que hay quien se deja llevar por lo que algún tipo de público pide, y nosotros estamos para ofrecerle a ese auditorio lo que nosotros necesitamos para que nuestra cultura se mantenga a un nivel”, declaró.

 

Entonces, ¿cuánto ha hecho el CPH para rescatar esos verdaderos valores que el humor nacional necesita?

 

“Desde sus inicios como empresa en 1994, con Osvaldo Doimeadiós al frente, tuvo un momento esplendoroso, el cual supo mantener bastante bien el destacado humorista Iván Camejo cuando tomó sus riendas en el 2003.

 

“Luego entró Kike (Kike Quiñones) con bastante fuerza…pero ahora mismo, no estamos dándole el lugar que merecen esos artistas que están concibiendo buen humor. Y ahí están Komotú, Caricare, Blanco y Negro…, son agrupaciones que ameritan más giras nacionales y temporadas de espectáculos en grandes teatros como el Karl Marx o el Yara, en La Habana, u otros en el resto del país”.

 

“La dirección del CPH tendrá que pensar un poquito más…, no solo en los que estamos en la capital cerca del edificio. Habrá que concebir otras estrategias con nuestro Ministerio de Cultura y el Consejo nacional de Artes Escénicas para mover mucho más todo el talento con que contamos”.