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1pista Rogelio PalaciosLos atletas carecen también de algunos instrumentos deportivos.

 

Zurcida una y otra vez, hilvanada a retazos, corroída, la rojiza capa que reviste la pista de atletismo Rogelio Palacios Planche, en la ciudad deportiva guantanamera, deja ver casi en la totalidad de sus 400 metros el pavimento interior, combinado con parches asfálticos dispersos por el terreno.

El material sintético (Regopol), importado desde la desaparecida Unión Soviética, da señales claras de un avanzado deterioro, producto de la falta de mantenimiento desde 1991, fecha de su fundación.

En similar estado las pistillas de impulso que conducen a los cajones de saltos horizontales -longitud y triple-, uno de ellos inhabilitado por falta de arena y contaminación.

Para los verticales -altura y pértiga-, sencillamente no hay espacios creados, ni colchones, ni instrumentos, cuya carencia dificulta el entrenamiento de las modalidades que las utilizan. Mientras, se resquebraja el piso de las jaulas de lanzamiento del martillo y los círculos para la impulsión de la bala y el disco.

Allí, a fuerza de pasos de los corredores, un trillo exterior al óvalo sirve de carril, exponiendo a los descalzos atletas a sortear piedras, vidrios u otro obstáculo causante de trauma físico o lesión, como ya ha sucedido, debido a irregularidades e inconsistencia de las sendas al uso, según argumentan médicos deportivos.

Consecuencias, afirman especialistas del deporte, dificultades en los entrenamientos y, por tanto, en los rendimientos que pudiesen experimentar prometedores atletas de una región con históricos resultados en ese apartado.

Como triste colofón, el estiércol de animales, producto del pastoreo de ganado, satura el campo de fútbol y llega hasta el único cajón de salto habilitado, consecuencia de la indisciplina social, pero, sobre todo, del deterioro de la cerca perimetral -inexistente en algunos tramos-, la ausencia de custodios u operarios de mantenimiento que velen por la instalación, única de su tipo en la ciudad.

La Rogelio Palacios pide a gritos una restauración, capital, diría yo.

Es el reclamo unísono de deportistas y entrenadores, desde el derecho que les conceden los resultados integrales alcanzados durante años, que sitúan a la provincia en el tercer lugar nacional, solo por detrás de La Habana y Santiago de Cuba.

Lo hacen desde el ejemplo de quienes, a pesar de las malas condiciones, se consagran al deporte revolucionario, para poner en alto el nombre de Cuba y, especialmente de Guantánamo.

Es, también, la exigencia de los aficionados, partícipes de las cuantiosas alegrías y lauros que han tributado a la tierra del Guaso campeones como Dayron Robles, Yusmisleydis Cumbá, Yargelis Savigne, Julia Duporté, Idalmis Bonne, Lázaro Martínez, Ernesto Revé y Yorgelis Rodríguez, junto a otras glorias del paralimpismo como Liudis Massó y Omar Turro, Jorge Jay Massó, Freddy Durruty, Noralvis de la Hera y Leinier Savón, todos formados en esas áreas.

Según José Lispier Benítez, especialista de inversiones de la Dirección provincial de Deportes, para la reparación de la pista serán destinados 72 mil pesos en moneda nacional el venidero 2018. Un presupuesto exiguo, si se tiene en cuenta el grado de deterioro de la instalación deportiva y los altos costos de centros e instrumentos deportivos, pero que por lo menos intentará suturar heridas provocadas por el tiempo y el descuido.

Esperemos que el Índer ejecute bien ese proceso, una promesa repetida hace años que, por lo menos esta vez, parece tener respaldo presupuestario.

La reanimación del óvalo, como todas las instalaciones deportivas de la provincia, demanda una inversión que le devuelva las condiciones necesarias para que los 92 atletas en formación, y los consagrados, mejoren entrenamientos y resultados que pongan en merecido escaño al rey de los deportes del mundo.