Imprimir

lucha femenina problemasLa lucha en la categoría femenina es uno de las disciplinas que se afecta con la falta de organización y atanción.

La práctica del deporte organizado y la actividad física como derecho del pueblo, plasmado en la Constitución de la República de Cuba, se ha cumplido durante los casi sesenta años de la Revolución Cubana.

Una de las más nobles conquistas del proceso revolucionario cubano constituye la instrucción masiva a la sociedad en materia de cultura física, aspecto que aportó significativamente a la elevación de los estilos de vida de la población, sobre todo en el adulto mayor.

En Guantánamo, valiosos son los resultados del alto rendimiento. Nombres como María Caridad Colón, Norka Latamblet, Félix Savón y Driulis González se abrieron paso en el orden internacional e hicieron a esta provincia tierra de campeones en tiempos de escasez material y de trascendentales definiciones políticas.

Más allá de las limitaciones causadas por el cerco económico impuesto por el gobierno de los Estados Unidos a Cuba, persisten desconciertos organizativos que, de erradicarse, propiciarían una mayor y más eficiente formación y promoción de nuestros atletas.

A raíz del seguimiento a la fase preliminar de disímiles disciplinas deportivas antes de asistir a eventos competitivos y a los resultados de los mismos, no es difícil detectar que, en Guantánamo, existen lagunas en el cumplimento de los planes para el aseguramiento a los atletas, lo que hace mella en las motivaciones y dificulta el rendimiento de los mismos, aspectos fundamentales para el crecimiento de un deportista.

El equipo femenino de lucha del Guaso, deporte priorizado en el país por sus aportes internacionales –escogido como mejor deporte individual del 2018 en Cuba-, durante el período de entrenamiento previo al último Campeonato Nacional de la especialidad con sede en Sancti Spíritus, sólo pudo asistir con cuatro atletas por deficiencias en la preparación, lo que devino noveno lugar para esta selección en esa lid, cuando anteriormente los resultados eran mejores.

Estas chicas quedaron a la espera de una base de entrenamiento que debió iniciar el 22 de septiembre pasado y nunca les fue concedida. Llegado el 22 de octubre, un mes después, sólo se les suministró la alimentación. Al hospedaje, en el Centro Provincial de Alojamiento para Atletas, pudieron acceder el 29 de octubre, justamente cuatro días antes de iniciado el certamen nacional, para ser más exactos el 5 de noviembre. A ello se suma la falta de uniformes que identificaran dignamente a las guantanameras en esa competencia. ¿Cuatro días eran suficientes para limar las asperezas y lograr los resultados que se les exige? ¿Acaso los dividendos de una competencia dependen no sólo de los planes técnico-tácticos, la forma física y la disposición, sino también de los aseguramientos?

Lamentablemente, pocas disciplinas deportivas escapan de esa triste realidad. Conozco de padres que con su esfuerzo costean el transporte y las atenciones de sus hijos en la búsqueda de conquistar el sueño de llegar al alto rendimiento. Este accionar indica que a pesar de las desavenencias persiste el amor de alumnos, entrenadores y familiares hacia el deporte.

Otro ejemplo de la falta de organización en la planificación de los eventos deportivos y de su fase preparatoria, que es igual de importante que dichos certámenes programados, es la selección de fútbol del terruño, que por el momento continúa aguardando su entrada a la base de entrenamiento, prevista para el domingo pasado, y que a casi un mes del inicio de su lid nacional, que se adelanta para enero de 2019, amerita el cumplimiento estricto e inmediato. ¿Con qué moral se les requerirá a esos chicos más adelante que traigan a casa el mejor fruto de su esfuerzo?

No se trata de otorgar indiscriminadamente los escasos recursos con los que se cuenta, pero sí de distribuirlos mejor y con mayor planificación en función de las necesidades básicas y de lo que más puede aportar.

Si a esos talentos que existen en cada una de las áreas deportivas de nuestra provincia se les ofrece la adecuada atención básica, tanto en la parte primaria de su formación como en la etapa previa a cada evento competitivo, ¿con cuántos resultados nos premiarán al final de los mismos?

Si no se les hiciera tan larga la espera a nuestros deportistas al recibir las condiciones mínimas para garantizar su rendimiento, ¿con cuántos atletas más y mejor preparados contaríamos?

Indudablemente serían muchos más deportistas comprometidos, competitivos y sobre todo, agradecidos.