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guantanamo la isla derrota a matanzasLos pineros desataron una fuerte ofensiva para conseguir el triunfo  Foto: Ricardo López Hevia

MATANZAS.—Otra vez pregunto ¿quién dijo que no están los grandes en esta postemporada? ¿O es que no vemos cómo se agiganta este David isleño ante un Goliat transformado en un estadio repleto con sus gargantas cual columnas resistentes del equipo de casa, las que enmudecieron en el octavo cuando se lanzó al abordaje para producir una más y pegarse en el marcador para irse arriba en la novena escena y, finalmente, definir en el tercer extrainning.

Señores y señoras, por primera vez la Isla de la Juventud está en una final de la pelota cubana.

Una vez más Yoalkis Cruz mantuvo el jue­go cerrado, con escasa ventaja de dos carreras, y ese fue el eje donde se montaron los insulares para su zarpazo letal. No hizo más que dejar la lomita Jonder Martínez, nuevamente inmenso y por segunda ocasión consecutiva merecedor de una victoria que se le escapa ante la combatividad rival, y los dirigidos por Rodríguez Pantoja le aguaron el rescate a Yas­mani Insua, que naufragó en la tormenta pinera, al aceptar la tercera de los visitantes, quienes no tomaron el botín porque las rectas hu­meantes de Cionel Pérez, de 93 y 94 millas, poncharon a Yusniel Ibáñez y Luis Abel Castro.

Sin embargo, lo que tenían guardado los insulares para la novena, cuando les quedaba solo una oportunidad, no se lo esperaba nadie. Un emergente, Jorge Luis Barcelán, congeló la recta de Cionel y la envió hasta lo profundo del jardín izquierdo para hacerse de un tubey y desde allí iba a entrar el empate por wild. En­tonces vino la obra maestra de los que usan parches negros en sus ojos derechos: les dieron a los rojos el tratamiento con su misma medicina, Julio Pablo Martínez robó tercera provocando el error del receptor para meterse en tercera, y la estocada mortal llegó con un squeeze play suicida de Danier Galvéz. El factor sorpresa, el arma letal del contrario, fue tan expresivo que la jugada quedó bella y se fueron arriba por la mínima.

La Isla había atacado desde el inicio con tres imparables, uno de ellos triple de Julio Pablo Martínez para hacer dos en la apertura, pero los rojos le igualaron el choque en el segundo porque un inofensivo elevado de Onel Vega que debió ser el tercer out, se convirtió en do­ble impulsor de una carrera, mientras otro biangular, este sí contra la barda del jardín izquierdo, trajo la igualada escarlata, que se fue arriba por dos en el siguiente por el descontrol del tenaz Yoalkis y una defensa que hizo aguas cuando parecía controlada la amenaza oponente.

Lo que ocurrió a partir del octavo fue la apoteosis de una serie semifinal que ha hecho vibrar a toda la geografía nacional con dos novenas que han hecho de su duelo una de las porfías que pasará a la historia como una de las más recordadas por nuestra afición, porque no hacen falta los grandes en un play off, cuando son gigantes los que la animan.

En el noveno vino Matanzas a no dejar escapar lo que ha defendido en más de 87 juegos de temporada. Escalante pegó sencillo al centro frente al invencible Danny Aguilera y el juego demandó la presencia del supersónico Héctor Mendoza para tranquilizar a una Ma­rea Roja que no dejaba de respaldar a sus Cocodrilos y que se convirtió en un verdadero décimo jugador. Pero el héroe de la Serie del Caribe lanzó un wild y luego, otro de estatura hasta el cielo, Luis Yander la O, le dio jit al derecho para llevar a Escalante hasta la antesala, desde donde registró con elevado de sacrificio a lo profundo del jardín central, de Leandro Turiño. Pero se las arregló con su velocidad y mandó el choque a extrainning con abrazo a cinco.

Los dos bandos atacaron en el décimo, pero ninguno pasó del susto y entraron a la oncena, y tras el doble de Danier Galvez, el boleto a Michel y el sacrificio de Luis Felipe Rivera, el alto mando hizo lo recomendado, bolear in­tencionalmente a Rigoberto Gómez para en­frentar con los ángulos repletos de piratas a Ronnie Proenza.

Y como los grandes también son seres humanos, lo cual no los hace perfectos, pues la rolata por el torpedero, fácil para doble play y el cero en esa entrada, hizo fallar al que nunca se equivoca, a Luis Yander La O. La marfilada no solo abrió las puertas de home a la ventaja, sino que desató el abordaje.

Trece bateadores, con ocho jits, incluyendo el primer jonrón pinero en postemporada, dos boletos y dos errores para diez carreras fue el botín de la toma de Matanzas por los Piratas pineros y el fin de la historia para unos Co­codrilos que defendieron como fieras su fortaleza, pero que cayeron presas de los insólitos, pero aguerridos cazadores, liderados por su capitán Michel Enríquez, el súper 12.

El cierre de nuestro periódico apenas nos permitió llegar hasta Michel. “Estoy muy emocionado, te había dicho que éramos un equipo sin complejos, muy unido. Ir por más significa pelear cada lanzamiento, no dejar de luchar cualquiera sea el marcador.

Seguiremos pe­leando, sabemos que el pueblo está en la calle, nos lo han dicho, que no duerman que allá vamos. Para ellos es este triunfo, ellos siempre lo creyeron y nosotros lo hicimos realidad”.