Escrito por Roxana Romero Rodríguez y Edelman Henriquez Pons // Fotos: R.R.R. y E.H.P.
En tierras limítrofes entre Maisíy Baracoa, capturamos imágenes del nuevo vial que enlaza a ambos territorios, como desvío del peligroso viaducto La Boruga.
Es esta una suerte de pasarela donde ojos curiosos quedan deslumbrados ante la belleza natural de montañas y formaciones rocosas costeras, por donde transita la carretera hasta encontrarse con el puente sobre el río Yumurí, que divide ambos municipios, punto de encuentro entre el río y el mar.
La carretera Jobo Claro- Yumurí tiene 4,5 kilómetros de longitud y ocho metros de ancho. Es esa una alternativa más rápida y segura para evitar el paso por La Boruga y permitir el acceso a Maisí por el litoral norte, de rastras, ómnibus y otros medios de transporte de gran porte.
Para abrir la ruta Jobo Claro-Yumurí fue necesario mover alrededor de 800 mil metros cúbicos de tierra y roca, excavar tramos de montañas conformadas por piedra caliza y trabajar con buldózeres y otros medios pesados al filo del abismo.
En el Alto Punta del Silencio se construyó un mirador, donde los transeúntes pueden visualizar el espectacular paisaje del extremo oriente cubano y acceder a ofertas gastronómicas.
El Yunque de Baracoa, visto desde el mirador Alto Punta del Silencio, en Maisí.
El río Yumurí, uno de los más conocidos de Cuba por su biodiversidad y endemismo, atraviesa el cañón natural de igual nombre, donde formaciones rocosas de hasta 200 metros de altura, cubren poco más de 4 kilómetros de ese afluente.
Las profundas aguas son navegables en unos 250 metros, por lo que el paseo en bote destaca entre los principales atractivos turístico del lugar.