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cambio climáticoComenzó el año que pudiera ser definitorio en el enfrentamiento al trastorno del clima mundial, una amenaza para la vida en la Tierra solo equiparable con el estallido de una guerra nuclear.

Las expectativas giran en torno a la Cumbre sobre el Cambio Climático, convocada por el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, para el mes de septiembre en la sede de la organización en Nueva York, cuando el máximo organismo internacional inicia su habitual período anual de sesiones.

“La Cumbre se centrará en tres cuestiones claves: elevar la ambición, adoptar medidas que transformen la economía real y movilizar a los ciudadanos de una forma sin precedentes”, dijo Guterres en conferencia de prensa durante la celebración este diciembre en Katowice, Polonia, de la vigésimocuarta Conferencia anual de la ONU sobre el Cambio Climático (COP 24).

Según lo divulgado por Naciones Unidas, se pretende que la Cumbre esté enfocada en impulsar las medidas en seis áreas concretas: la transición hacia las energías renovables; la financiación de la lucha contra el cambio climático y la fijación de los precios al carbono; la reducción de las emisiones por parte de la industria; el uso de la naturaleza como solución; la promoción de ciudades sostenibles; y la adaptación al cambio climático.

Durante la conferencia de prensa, el titular de la ONU enfatizó que ha invitado a “todos los Gobiernos, las empresas, fuentes de financiación públicas y privadas, y a la sociedad civil a unirse a los procesos preparatorios”, y fue preguntado si su organización proyectaba plantear un diálogo con los productores de combustibles fósiles, como el petróleo, el gas y el carbón.

En su respuesta dijo que han empezado algunas interacciones, y que estas empresas reconocen cada vez más la necesidad de cambiar y desarrollar fuentes de energía alternativas, aunque hizo la observación de que “(…) el diálogo con la industria es a veces difícil y complejo”.

Con toda certeza, lo conflictivo del diálogo con los productores de combustibles fósiles —principal energía utilizada hoy en el orbe—, reside en que se resisten a disminuir las cuantiosas ganancias que genera ese sector, a pesar de que, según es válido interpretar de lo dicho por Guterres, reconocen que el calentamiento global y el cambio climático que sufre el planeta se originan esencialmente por los gases que produce la quema de petróleo, carbón y gas.

La alarma general sobre las perturbaciones a la naturaleza planetaria comenzó a darse al menos en el 1972, cuando se realizó en Estocolmo, Suecia, la primera gran reunión mundial sobre cuestiones medioambientales: la Conferencia Internacional de la ONU sobre Medio Ambiente Humano.

Lento ha sido el avance de la comunidad internacional en el enfrentamiento a la grave problemática que gravita sobre toda la humanidad, si tenemos en cuenta que a pesar del casi medio siglo transcurrido desde aquella cita en Estocolmo, lo acordado durante la reciente reunión en Katowice resulta aún insuficiente para la adecuada preservación de la vida en el planeta.

Naciones Unidas también informó que tiene entre sus prioridades para los próximos meses lograr un compromiso “sólido y profundo” de cada uno de los Estados signatarios de la Convención sobre el Cambio Climático, así como de otras partes interesadas, para aumentar la ambición en la lucha contra este fenómeno, lo cual incluye una sesión especial de la Asamblea General en marzo, “para allanar el camino” hacia la Cumbre.

Ciertamente, transitar con éxito ese camino trazado por la ONU implica necesariamente multiplicar la velocidad alcanzada desde Estocolmo.

Tomado de Trabajadores