Los medidas que aplicadas por Macri en febrero repercutieron en el Congreso y caldearon los ánimos en la nación. Foto: DyN.
El presidente de Argentina, Mauricio Macri, abrió este miércoles las sesiones ordinarias del Congreso Nacional en el peor momento de su gestión como presidente, cuando las encuestas demuestran el grave deterioro de su Gobierno y en medio de diversos escándalos.
Mauricio Macri sostuvo que su gestión es “transparente”, precisamente a horas de ser imputado por la concesión de rutas aéreas a Avian (empresa ligada a su familia), y anunció que firmará dos decretos sobre casos de conflictos de intereses, como en el que claramente se planteó cuando el Gobierno intentó una quita del 98,87 por ciento de la deuda que el Grupo Macri mantiene con el Estado.
Dijo que impulsará “una revolución educativa” para tener “maestros sin frustraciones”, pero no anunció la convocatoria a una paritaria docente federal y cuestionó a los dirigentes gremiales en la figura del titular de Suteba, Roberto Baradel.
Llamó a “defender los derechos humanos de hoy” y pidió que se trate “un nuevo régimen penal juvenil” para bajar la edad de imputabilidad. Insistió con el tratamiento de una reforma política y otra tributaria, y pidió la aprobación de una ley de responsabilidad empresaria, para que “haya más inversiones” en el país. “No hay más lugar para cinismo, señores”, dijo a los diputados, mirando a los de la oposición, además de defender su política energética.
Luego de llegar en helicóptero desde la Quinta de Olivos, Macri se subió a un auto y fue hasta el Congreso custodiado por un fuerte operativo policial que impidió que se acercaran las manifestaciones. Los maestros lograron sortear las vallas y llevaron a la puerta del Parlamento su reclamo de que se convoque a una paritaria federal, como cada año desde 2008.
El mandatario ingresó al parlamento antecedido por la vicepresidenta Gabriela Michetti y ladeado por el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo. Luego entró al recinto, donde fue recibido con el aplauso de legisladores propios y ajenos, y del ex presidente Eduardo Duhalde, ubicado en los palcos de ministros. En esa área también se ubicaron los gobernadores y ministros de la Corte Suprema.
Enfrente, el palco en el que durante las aperturas de sesiones ordinarias hechas por Cristina Kirchner se ubicaban la titular de Abuelas de Plaza de Mayo, Estela de Carlotto, y la de Madres de Plaza de Mayo, Hebe de Bonafini, fue utilizado esta vez por el titular de la Sociedad Rural, Luis Etchevehere.
En la calle, la antesala del discurso presidencial fue una serie de cortes con que la Policía Federal cerró los alrededores del Congreso para que no se acercaran las movilizaciones anunciadas por científicos, organizaciones sociales y gremiales. Sin embargo, hasta el acceso por la calle Rivadavia llegaron cientos de maestros que exigieron el llamado a una paritaria docente federal, que el gobierno nacional –hasta ahora– se niega a convocar.
Además, desde las 7, los frentes en Lucha (FOL) y Arde Rojo (FAR), Popular Darío Santillán , MTD Aníbal Verón, y otros se movilizaron desde Corrientes y Callao hasta el Obelisco para exigirle al Poder Ejecutivo que implemente la ley de emergencia social y aumente la cantidad de programas de empleo, tal como lo prometió el año pasado. Pidieron, además, respuestas “urgentes” del gobierno nacional a “las demandas de miles de familias que se encuentran en situación económica y social que cada vez se agrava más”.
Adentro del Congreso, el presidente provisional del Senado, Federico Pinedo, volvió a criticar a “algunos sectores de la política que son menos responsables” y que anunciaron “una manifestación o expresión algo agresivas” durante el discurso del Presidente. Se refirió al bloque del Frente para la Victoria (FpV-PJ), algunos de cuyos miembros desplegaron en sus bancas fotos con la imagen de la dirigente social detenida en Jujuy, Milagro Salas, y carteles con las inscripciones “No al ajuste en ciencia y técnica”, “Yo te vi bajar las jubilaciones”, entre algunas.
