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El director del FBI, James B. Comey, solicitó el sábado al Departamento de Justicia que rechazase públicamente la afirmación del presidente Donald Trump, quien dijo que Barack Obama ordenó pinchar su teléfono en la Trump Tower neoyorquina en octubre, antes de ganar las elecciones presidenciales.

Según el diario The New York Times y otros medios confirmaron después citando a “altos cargos estadounidenses”, Comey argumentó que la afirmación de Trump es falsa y que debe ser corregida porque no hay pruebas que la respalden. Además, mostró su preocupación porque considera que la acusación de Trump insinúa que el FBI incumplió la ley. No ha habido ninguna reacción o pronunciamiento desde Justicia.

Comey lanzó la petición después de que Trump denunciara las supuestas escuchas en su cuenta personal en Twitter. “¡Esto es terrible!”, escribió Trump. “Acabo de enterarme de que Obama hizo que me pincharan el teléfono justo antes de la victoria. Y no encontró nada”. “¡Esto es McCarthyismo!”, sentenció el presidente, en referencia a la persecución iniciada por el senador estadounidense durante la época de los 50 en Estados Unidos contra presuntos agentes o simpatizantes de la Unión Soviética. Los portavoces tanto del FBI como del Departamento de Justicia no han querido realizar comentarios en público sobre la noticia.

Por su parte, el presidente Trump, a través de un comunicado de su portavoz Sean Spicer, pidió que sea el Congreso quien investigue estas presuntas escuchas, en el marco del caso sobre la injerencia de Rusia en las elecciones de noviembre pasado, y determine si hubo un potencial abuso de poder por parte del Ejecutivo de Obama. Spicer subrayó que ni la Casa Blanca ni el presidente Trump volverían a realizar más declaraciones sobre estas polémicas revelaciones, de las que el domingo por la noche seguían sin presentarse evidencias.

Un desmentido público del Departamento de Justicia sería un serio revés para un presidente en el cargo, puesto que cuestionaría las afirmaciones del máximo cargo político del país. Además nada apunta a que la Casa Blanca vaya a dar marcha atrás en estas afirmaciones, desmentidas categóricamente por un portavoz de Obama.

Las acusaciones han generado un nuevo revuelo en el agitado primer mes y medio de Gobierno de Trump, apenas días después de que el fiscal general, Jeff Sessions, quien encabeza el Departamento de Justicia, se inhibiese del caso sobre injerencia rusa en los comicios al conocerse que se había reunido el pasado año con el embajador ruso en Washington, Sergéi Kislyak.

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