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amelia manuel tamesAlemia, al centro, con su familia.

“Nos salvamos de milagro, nunca pensé que podría hacer el cuento, parece que Dios repartió suerte, pues la corriente del río crecido me arrastró como a un gajo seco. Pude agarrarme de algo, no sé de qué ni de dónde saqué fuerzas para subir a la placa del baño del vecino”.

 

La testimoniante se llama Alemia Martínez Peralta, residente hasta entonces en la casa número 187 de la calle Camilo Cienfuegos, en el poblado de Manuel Tames. Habla en plural porque con esposo y tres hijos, y una nietica de apenas 15 días de nacida que también estuvo muy cerca de la muerte.

 

En visible estado de shock, narró pormenores de la trágica historia: “Un pedazo de pared me cayó encima, y con una pierna lastimada me era difícil escalar hacia un lugar en busca de protección”.

 

Subidos en el baño de la casa contigua, se desplomó casi sobre ella un poste eléctrico que agravó el drama del cual salieron ilesos por la ayuda de vecinos, que con una soga los sacaron del peligro.

 

“Sentí cerca la muerte, pero ella no era mi mayor preocupación, sino la vida de mis hijos y la nietecita”.

 

En 12 años viviendo en el lugar, Alemia no vió jamás nada igual. “Estábamos alertas porque otras veces el arroyo Seco había crecido, solo de modo insignificante, sin embargo, nos sorprendió, todo pasó en abrir y cerrar de ojos.

casa de ameliaAsí dejó el río la casa de Alemia.

En medio del barrio, con el lodo hasta los tobillos y lágrimas corriendo por sus mejillas, contó que de su casa de mampostería no quedó nada: “Perdió las paredes y el techo; el río se llevó las camas, la cuna de la pequeña, los utensilios de la cocina, ventiladores, lavadora, licuadora.... Apenas pudimos salvar alguna ropa”.

 

Con lo poco que le quedó fue con su familia a la pequeña casa de su padre, a más altura, para acotejarse bajo techo, y protegerse de la noche y la lluvia hasta el siguiente día.

 

Luego vinieron funcionarios de Vivienda, Trabajadores Sociales y asistieron a todos los damnificados. “Tenemos confianza en la Revolución, yo y los moradores de las cerca de 100 viviendas afectadas por la crecida; nadie quedará desatendido y pronto tendrán la solución nuestros problemas.