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maricel doctora universidadMarisel Salles Fonseca, presidenta de la Cátedra de Estudios Ernesto Che Guevara, escribe los “Cuadernos guevarianos”, texto para orientar a los jóvenes en las lecturas sobre el Che

A cincuenta años de su asesinato, Ernesto Guevara sigue siendo símbolo de juventudes, imagen en la que toman forman las ideas de libertad y justicia social, mito del siglo XXI, revolucionario cuya doctrina política y accionar definen el modelo de hombre al que aspira la sociedad cubana.

Su impronta deviene norte para enrumbar el reto siempre latente de construir el socialismo, de ahí la necesidad de acudir, una y otra vez, a su pensamiento.

 

Al respecto, Venceremos dialogó con la Doctora en Ciencias Marisel Salles Fonseca, presidenta de la Cátedra de Estudios Ernesto Guevara, de la Universidad de Guantánamo (UG) que desde 1994 aglutina a estudiantes, profesores, trovadores, arquitectos, ingenieros y otros profesionales que investigan, promueven y divulgan la obra del Guerrillero Heroico.

 

El hombre nuevo

 

“No creo que el Che se haya propuesto teorizar un esquema de hombre o revolucionario, sin embargo, él es el hombre nuevo que soñó”.

 

Esa condición –precisa la Doctora- “no es un estadío que se alcanza, sino la capacidad de aprehender valores para crecer espiritualmente y hacer que los demás crezcan, para trabajar en función de la colectividad y transformar todo lo que debe ser cambiado.

 

“En este sentido, en el cual converge con muchas de las ideas de Fidel, resalta del Che su condición de revolucionario antidogmático por excelencia, con una sorprendente capacidad de trabajo, compromiso y una fidelidad al proceso político cubano.

 

“Fue un hombre que educó constantemente, en temas tan diversos como la necesidad de que los jóvenes se preparen para dirigir, la productividad del trabajo, la importancia de la planificación socialista e incluso, lo positivo de tomar del capitalismo las cosas buenas”.

 

Grandes sentimientos de amor

 

El revolucionario verdadero –decía él- está guiado por grandes sentimientos de amor.

 

Ernesto Guevara –detalla Salles Fonseca- “amó todo lo que hizo, la pareja, los hijos, la Revolución. Quizás por ello asumió con tamaña entereza las tareas que le dio el Comandante en Jefe, por eso las realizó con un sentido de compromiso y lealtad extraordinario.

 

“Estudió Álgebra Lineal, Matemática, Computación…, de todo para preparase como presidente del Banco Nacional de Cuba, ministro de Industria, Economía.

 

“Quizás para algunos parezca un hombre solo de la batalla, pero también dedicaba libros a sus amistades, no olvidaba los cumpleaños de sus subordinados y sentía la pérdida de sus soldados. Fue una persona saturada de amor, a pesar de que vivió solo 39 años”.

 

Preservar su obra

 

Con esa misma vocación humanista hay que estudiar su pensamiento, con ese mismo sentido del amor y el compromiso.

 

En Cuba, los Ministerios de Educación y Cultura, el Partido y otras instituciones asociadas a la formación ideológica de la ciudadanía lideran las acciones para mantener vigente su legado.

 

“Son loables los esfuerzos, mas no basta –señala la profesora-, debemos interiorizar sus ideas, desprovistos de esquematismos que lastran lo que verdaderamente fue el Guerrillero”.

 

En la Educación Primaria es donde más sistematicidad existe en la enseñanza de su pensamiento, pero luego se va perdiendo, y a veces el joven llega a la Universidad sin conocerlo a profundidad”.

 

Para ayudar a difundir los ideales del hombre que tanto hizo por Cuba, la investigadora se enfrasca en escribir los “Cuadernos guevarianos”, un instrumento para enseñar a los jóvenes qué textos pueden leer, y además ha pensado en una suerte de cuaderno de trabajo dedicado a los niños, “para que se acerquen al Che en la medida que aprenden las asignaturas”.

 

Además, sobre la formación de los dirigentes y administrativos en el contexto de actualización del modelo socioeconómico cubano, la Doctora en Ciencias recalcó que “si queremos construir un socialismo renovado, antidogmático, unitario, creativo, necesariamente hay que acudir a su pensamiento, y lo que nos aportó en materia de dirección científica, planificación, eficiencia, eficacia”.

 

Eso deben de asumirlo estudiantes, cuadros de dirección, profesionales y la sociedad toda, que debe convertirse en una gigantesca escuela.