Hacer de la ciudad de Guantánamo un espacio armónico, reflejo de los valores patrimoniales arquitectónicos, tradiciones culturales e identidad de sus habitantes, ha sido desde 2006, el propósito del Programa de Desarrollo Local en la provincia más oriental de Cuba; bajo el cual han sido reparadas y/o edificadas cuantiosas obras económicas y sociales, sobre todo en el centro histórico de la Villa.
Sin embargo, el mejoramiento constructivo y estético no ha estado acompañado por el necesario cambio cultural que implica un comportamiento cívico respetuoso hacia el entorno social, el medio ambiente y quienes conviven en él.
Por el contrario, proliferan conductas inadecuadas e indisciplinas sociales que afectan la imagen citadina, y traen consigo pérdida de valores urbanos.
Basta una mirada para detectar, por ejemplo, personas acostadas en los bancos, sentadas sobre los espaldares o con los pies encima de los asientos en lugares tan céntricos como el parque José Martí; o agrediendo obras artísticas como fuentes, esculturas y pinturas murales.
Todo eso, ante el silencio cómplice de quienes ven y no requieren lo mal hecho, ni enfrentan conductas inadecuadas como transitar por la calle sin camisa, portar equipos de sonido a volumen estruendoso, pisar el césped, colocar los pies en la pared, botar basura fuera de los cestos…
Por otra parte, a menudo pueden verse en comercios e instituciones de servicio, carteles deslucidos y con faltas de ortografía; áreas de espera y corredores sucios, aguas de la limpieza de los locales que van a parar a la calle, y alrededores churrosos por el vertimiento de papeles o desechos a la vía pública.
Los elementos señalados ensombrecen el entorno, asegura Zulma Ojeda, directora del Grupo para el desarrollo integral de la Ciudad, quien suma a esas dificultades la aparición de hábitos rurales como tender ropas de cara a las arterias principales, crianza de animales (cerdos, pollos o caballos) dentro de viviendas en zonas urbanas y, en días de lluvias, derrames de agua provenientes de tubos colocados en las placas de las casas que van a parar a las aceras dificultando el paso por las mismas.
En fin, la lista de violaciones puede resultar interminable, todas en contravención con las Ordenanzas para la ciudad de Guantánamo, aprobadas por la Asamblea Municipal del Poder Popular.
Algunas infracciones son cometidas por las propias instituciones estatales: modificaciones constructivas a edificios de valor patrimonial, y apropiación indebida de espacios públicos que favorecen el desorden y dan margen, por ejemplo, a la ocupación por revendedores, de aceras y portales de entidades de los servicios.
Para eliminar estas problemáticas deben actuar de manera armónica y coordinada los cuerpos de inspectores, Comunales, Planificación Física y el Consejo de la Administración Municipal, máximos responsables de la fiscalización y control de proyectos constructivos y el orden colectivo.
Urge usar mecanismos coercitivos cuando las regulaciones urbanísticas sean violentadas, a fin de erradicar prácticas desacertadas e indisciplinas sociales.
Con el objetivo de contribuir al conocimiento de lo legislado en la urbe sobre el comportamiento ciudadano, la arquitectura, la jardinería, la vialidad, la imagen y su funcionalidad, sería conveniente la publicación de las Ordenanzas, y a su vez, la divulgación de las mismas desde los medios de comunicación masiva e institucionales, acción ya realizada por Venceremos en el 2015.
Pensar y asumir la ciudad cívicamente equivale a una formación ciudadana desde edades tempranas, empeño en el que se insertan la escuela, la familia y la comunidad.
Hacer de nuestra villa un sitio más hermoso y ordenado es y debe ser un propósito que nos incluye a todos.