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educadores diaMás de 10 mil 800 maestros y profesores de la provincia celebran su día.

Por estas fechas y como cada año, diciembre aparta para sí un pedazo del calendario gregoriano con la justificada excusa de corresponder con el agradecimiento eterno a quienes profesan el sublime arte de enseñar.

Precisamente a nuestros maestros y profesores, que tienen por encima de cualquier dicha la gloria de ser cubanos y profundamente humanistas, irán a parar el día de hoy todas las flores que no quepan en las manos de sus alumnos, convertidos en hijos adoptivos al calor de la costumbre.

La proclama de Cuba, primer territorio libre de Analfabetismo en América Latina, resuena todavía desde la Plaza de la Revolución desde que hace 53 años Fidel anunciara al mundo el fin de la Campaña de Alfabetización, que sacó de la ignorancia a los miles de cubanos que no sabían leer ni escribir, como mi abuela.

Numerosas fueron las piedras impuestas por el imperialismo y la contrarrevolución a la noble tarea que asumió nuestra juventud, y por la que no pocos de sus más fieles retoños dieron la vida, como Conrado Benítez y Manuel Ascunce, adolescentes que sellaron con la muerte el compromiso de los miles que cargarían luego el quinqué y la mochila de campaña, con más armas que los lápices, cuadernos y libretas.

Es por ello y por ellos, que la nación toda, y en especial los más de 90 mil 500 colegiales guantanameros atrincherados en las 736 escuelas de este territorio, se levantaron hoy más temprano que nunca para homenajear a los cerca de 10 mil 800 evangelios vivos que hacen suyas tizas y pizarras para convertirlas en surtidoras de conocimientos, la base de la vida.

A todos ellos, el merecido y sentido homenaje que no termina este 22 de diciembre, sino que continúa en cada espacio donde haya lugar para enseñar y aprender, ya sea en Cuba, Venezuela o cualquier parte del mundo que albergue aunque sea a uno de nuestros pedagogos, dispuestos, como soldados, a vencer en la batalla contra la ignominioso analfabetismo.