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1El proyecto Arcoíris de Maisí, ofrece a la comunidad de Chafarinas espacios para la recreación sana y rescata tradiciones como el Festival de la malanga y el baile autóctono de esta región: la puntillita.La cultura guantanamera es un manantial de diversidad, donde convergen bailes y ritmos típicos, prácticas mágico-religiosas, costumbres y un reconocido panorama artístico profesional y aficionado.

El estado cubano se ha encargado de potenciar esa riqueza, además de fomentar el alto grado de apreciación y disfrute de las distintas manifestaciones, tarea que han asumido las Casas de Cultura, como protagonistas principales de la formación sociocultural de la ciudadanía.

Al estar integradas en un sistema basado en los principios de la participación social, estas instituciones contribuyen a que muchas comunidades muestren y protejan hoy sus valores identitarios, resultado del trabajo intencionado desde el arte y la literatura, y las acciones diarias por la salvaguardia del patrimonio inmaterial.

¿Cómo iniciaron?

El año 1978 marca el inicio de la gestión del Sistema de Casas de Cultura en Cuba, por iniciativa del destacado intelectual Armando Hart Dávalos, entonces Ministro de Cultura. En Guantánamo surgen junto a los primeros Instructores de Arte y acompañan el incipiente Movimiento de Artistas Aficionados.

De aquellos días, Lázaro McPherson Williams, director artístico y fundador de la institución, cuenta que se comenzó con 11 proyectos (Educación por el arte, Prevención,...), que permitieron crear todo un movimiento de peñas, clubes y asociaciones de danzón, década prodigiosa, son, chagüi, salsa, música mexicana, la culinaria, los artesanos, los colombófilos.

“El centro parecía un Palacio Cultural, por las dinámicas y la afluencia constante de público para divertirse. Eran largas horas sin descanso, porque el pueblo encontraba acá su círculo social”, agrega McPherson Williams.

De ese tiempo recuerda el entrevistado que aún en medio del periodo especial, se logró hacer de Guantánamo un modelo del activismo comunitario. A ello contribuyeron figuras como el historiador Luis Figueras, Ángel Mancebo (director Casa del Changüí), Yusimí Ramírez (subdirectora provincial de Cultura), Consuelo Duporté, Xiomara Solis (directora de La Colmenita), Feliberto Verdecia y otros que no se encuentran en la institución.

Otras áreas de impacto del programa fueron la Cultura Popular Tradicional, la Apreciación y la Creación Artística, y la capacitación, pues se necesitaba más preparación técnico-metodológica para obrar sobre la base de un sentido más amplio en el significado de cultura.

Luego, tras ajustes y cambios en el trabajo de las Casas, la creación de la dirección central y el crecimiento de la tropa, tanto en número como en profesionalización, esas sedes se diversificaron más para convertirse en eslabones fundamentales de la vida cultural en la provincia.

2Muchos proyectos cuentan con el apoyo de las cooperativas que aportan fondos para el desarrollo local.

Acerca del funcionamiento

En el territorio el Consejo de Casas de Cultura agrupa, además de la dirección territorial, a 9 municipales y 14 comunales; estas últimas ubicadas en poblados o asentamientos de difícil acceso como Bayate, Guaibanó, Puriales de Caujerí, La Tinta, Sabana…

Cada institución está integrada por instructores, promotores, especialistas, metodólogos, directivos y funcionarios, quienes se encargan de asesorar, coordinar o realizar cursos, talleres y seminarios, así como trazar estrategias para preservar las costumbres de cada poblado.

En este sentido Iraida Aurora Arroyo Grau, directora provincial del Consejo, resalta el arduo quehacer para el rescate de Grupos Portadores y el patrimonio cultural vivo, como la Tumba Francesa Santa Catalina de Riccis o Pompadour, Los Cossiá, Estrellas Campesinas, el grupo de teatro Lino de las Mercedes Alvárez y otros.

“Nos hemos convertido en una suerte de paraíso para la gestión de Fiestas tradicionales como El Festival de La Farola, Carnaval Acuático de Caimanera, los Altares o Wemilere, la investigación etnográfica, y para los aficionados reconocidos o anónimos, muchos de los cuales están categorizados: 247 en música, 38 de teatro, 141 de danza y 11 artes plásticas”, significa Arroyo Grau.

Renacer Cossiá, Rumores del Guaso, Claudio Casal, Yaya Son, Los Decamisados de la plástica, La Colmenita, El patio de Rosendo, la Galería Andante de Imías, son algunos ejemplos que cita la directiva, como muestra del gran reservorio que es Guantánamo, considerada cuna del trabajo comunitario.

Eva Susana Sánchez García, jefa del departamento de proyectos socioculturales, llama la atención en el decisivo papel de los miembros la Brigada de Instructores de Arte José Martí, quienes realizan junto a los promotores culturales charlas, talleres y conferencias sobre hábitos sanitarios, cuidado del medio ambiente y otros temas en escuelas, salas de tv...

“Hoy tenemos proyectos en zonas consideradas de silencio y hasta en penitenciarías, donde los aficionados suplen por sí mismos las necesidades culturales, algo a lo que ha contribuido mucho El Garaje, núcleo metodológico y impulsor de ideas desde Guantánamo a Baracoa” subraya Sánchez García.

Wilmer Benítez Sánchez, metodólogo de la Casa de Cultura Rubén López Sabariego, destaca el impacto de eventos y concursos como el Humberto Rodríguez in memoriam, de Teatro; Raquel Balón, de danza; Julio Lobo, de música; y Nivio Fernández, de artes plásticas; la Semana de la Cultura; Feria de artesanía popular, todos los cuales dinamizan la vida en la urbe capital.

“Igualmente llevamos a cabo programas especiales inclusivos sobre las obras de Martí, prevención, atención a la salud, calidad de vida a Comunidades del Segundo Anillo y personas con discapacidad”, apunta Benítez Sánchez.

3Jagüey-La Esperanza, de Argeo Martínez, ha contribuido a revitalizar los ritos afro haitianos, y a la conservación del medio ambiente.

¿Y el porvenir?

Lo cubano, en toda su expresión, constituye constante en el quehacer de las Casas, espacio pensado para que, la familia ocupe de manera útil su tiempo libre, y fomentar valores, el conocimiento de la historia local y propiciar que la gente se integre a la solución de sus problemas.

A ello van dirigidas iniciativas como el Patio de Adela, en la ciudad del Guaso; Arcoíris, en Maisí; Arte flor y el Amor toca a tus Puertas, en Yateras; Changuiceros unidos por una sonrisa, en El Salvador; y otros, laureados en el concurso del Centro de Intercambio y Referencia de Iniciativa Comunitaria (CIERIC).

Como muestra de la alta calificación de los trabajadores del Sistema, tanto artística como metodológicamente, estos han fungido también de jurado, especialistas o conferencistas en eventos como el Festival del Changüí.

Igualmente han sido evaluados de satisfactorios sus resultados en el Plan Turquino, así como en la inserción dentro del Proyecto Nacional del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas (PNUD) “Conectando Paisajes”.

Yarilis Portuondo Ascencio, defiende como nadie la pertinencia y vitalidad de estas entidades, como ejemplos del humanismo de la política cubana. Sin embargo reconoce que aún queda mucho por hacer para alcanzar una programación cultural satisfactoria que contribuya a formar públicos críticos.

“Se requiere mayor alianza entre las Direcciones municipales de Cultura y las Casas, para materializar mejor los sueños de los instructores de arte, los promotores y salvar la deuda con esas personas que muchas veces no se conocen, pero mantienen de generación en generación viva las raíces”, afirma Portuondo Ascencio.

El contexto actual demanda más del bregar de las Casas de la Cultura, de su papel transformador y enriquecedor del alma de los individuos, la familia y la sociedad, pues si hay algo que han demostrado en estos 40 años es que constituyen soporte vital de la cubanía y del crecimiento espiritual del pueblo.