campana ingenio azucareroLa campana que se muestra hoy en la plaza 24 de febrero fue la primera de su tipo en la provincia, ubicada en el primer ingenio azucarero que se construyó en el Valle de Guantánamo, el primero de la región en utilizar la máquina de vapor y modernizar la producción de azúcar, y que perteneció al mismo propietario del primer piano que llegó a estas tierras y hoy, descansa en la que fue la primera plaza pública de la Villa del Guaso.

En la Plaza 24 de febrero, otrora Isabel II y primer establecimiento cívico militar de este tipo en la Villa de Guantánamo, habitan hechos memorables de la historia de la ciudad.

Allí, una pieza de singular valor histórico, rememora lo que fue el primer coloso azucarero de los 28 ubicados en el valle de Guantánamo: la campana del Ingenio San Ildefonso, que fue traída al sitio fundacional de la ciudad, como representación del surgimiento y progreso de la urbe actual.

Primicias

La campana del San Ildefonso tiene trescientos años de existencia…

Según el historiador José Sánchez Guerra, todo comenzó con la llegada de los franceses a estas tierras del extremo oriente a principios del siglo XIX, y con ello, el inicio de un sistema de plantaciones de café y azúcar en una región hasta entonces muy despoblada y poco productiva, que tenía apenas una economía de autoconsumo.

Pronto, el crecimiento comercial generó la necesidad de construir establecimientos y en consecuencia, el paulatino asentamiento y crecimiento de la población.

Ese auge plantacionista atrajo también numerosos inversores, entre ellos el austriaco Andrés Yaromir de Hadfeg, que construyó entre 1815 y 1816 el ingenio San Ildefonso, ubicado en el kilómetro 3 ½ de la actual carretera hacia el municipio El Salvador.

Movido por la fuerza de las aguas del río Bano –detalla Sánchez Guerra- la instalación contaba con canal y túnel, una construcción hermosísima que, desgraciadamente, arrasó el torrente durante una gran crecida en la década del noventa. Fue tanto su impulso productivo, que llegó a demandar el trabajo de 164 esclavos.

La documentación de la época, evidencia que el austriaco propietario del central azucarero, poseía además el primer piano que existió en Guantánamo, lo que para los historiadores conduce a pensar que se desarrollaban allí tertulias culturales y literarias; ideas refrendadas por la existencia de una biblioteca, joyas y pinturas, incluidas las del techo y las paredes.

En 1821, Yaromir de Hadfeg vendió el ingenio a los franceses Pedro Francisco Moreaux y Bernardo Thomas.

Todo indica –a decir del historiador de la ciudad- que fueron ellos quienes construyeron la mansión, una casa de sólida estructura de madera de caigüirán cubano y mampostería, la cual estaba ubicada en una de las mejores áreas, con magníficos visuales al resto del conjunto.

Lo sugiere no solo la modernidad de las técnicas arquitectónicas, sino que el testamento del primer dueño refería a una construcción de cedro, sin embargo, cuando se conoció la casa, las evidencias encontradas no correspondieron con la descripción.

En su diseño, la casa tenía tres niveles rectangulares y simétricos. Se dice que el segundo resultaba el de mayor esplendor y en él se utilizaron las finas maderas cubanas para entrepisos y falsos techos. Destacaba la cristalería de colores traída del exterior y el tamizar la luz solar a través de las lucetas de los arcos de mediopunto.

Los dos primeros niveles poseían corredores y balcones techados para las zonas de mejores visuales, mientras que el tercero o buhardilla, se dedicaba para almacenaje.

El historiador Eusebio Leal, cuando visitó el sitio en 1990, aseveró que “no hay una construcción semejante del sistema plantacionista en todo el Caribe”.

Para mediados del siglo XIX, San Ildefonso perteneció al Capitán General de Cuba José Gutiérrez de la Concha e Irigoyen, gobernador colonial español unido en matrimonio con una guantanamera.

Sucesos

No son escasos los hechos históricos que acontecieron en la casona del Ingenio. En 1859, el central fue testigo de la arrancada de la primera máquina de vapor que llegó a la región, época en la que alcanza sus mejores resultados económicos. Veinticinco años después, quedó establecida comunicación telefónica con la ciudad.

El 2 de junio de 1880, en momentos en que concluye la Guerra Chiquita, recibió la visita de los generales Guillermón Moncada y José Maceo; en tanto el Lugarteniente General Antonio Maceo, fue acogido en mayo de 1895, según confirma una carta del jefe mambí.

Pero fue la presencia del Mayor General Pedro Agustín Pérez en San Ildefonso, uno de los acontecimientos más relevantes, según el historiador guantanamero.

“El 25 de julio de 1898, cuando el regimiento de infantería norteamericano ocupó la ciudad de Guantánamo, le fue negada la entrada a Periquito Pérez y el ejército mambí, tal como ocurrió con Calixto García en Santiago de Cuba.

Indignado, se retiró y estableció en la casa, al lado de la campana, su Cuartel general”.

Desde allí mandó comunicaciones a Calixto García protestando por los sucesos, y el 8 de agosto de 1898, aceptó las entrevistas de corresponsales de guerra norteamericanos del diario The Herald de Nueva York”, rememoró Sánchez Guerra.

Las declaraciones del General independentista, fueron publicadas en la prensa norteamericana y reproducidas en el periódico Patria, órgano del Partido Revolucionario Cubano:

“Si nuestra independencia no queda asegurada ahora es mi deseo continuar luchando por ella 30 años más, si fuera necesario. El ejército cubano no ha estado peleando por la anexión, ni por el dominio y control de los Estados Unidos. Nuestra lucha ha sido por la independencia y el ejército cubano no se satisface con ninguna otra cosa que no sea la verdadera independencia. Creo además que si hubiéramos seguido luchando un año más, hubiéramos derrotado a España”.

Esas palabras, ubican a Periquito Pérez en la vanguardia junto a otros generales cubanos y lo confirman como el mayor nacionalista y antiimperialista de Guantánamo, según Sánchez Guerra.

Posterior al Triunfo revolucionario de 1959, la casa y sus inmediaciones se convirtieron en el Estado Mayor de la Unidad Militar 2545, sitio de acampamiento que jugó un importante papel en la defensa de la soberanía nacional.

Eventos

De la historia contada hasta aquí, de lo que fue una joya arquitectónica y símbolo de progreso, solo la campana ha logrado sobrevivir en el tiempo, testigo de los hechos y sucesos recogidos en la documentación histórica que obra en los archivos de la ciudad.

Esa campana llamó a trabajar a los esclavos de brazos fuertes que soportaron faenas forzosas, y en cuyos hombros llevaron a cuestas la construcción de Guantánamo.

Del conjunto San Ildefonso, abandonado hace años, hoy solo quedan ruinas de muros y parte del piso. El tiempo, pero sobre todo el olvido, sepultaron la mejor muestra de la industria azucarera de la región y con ello, enterraron también parte de su historia.

A decir de Zulma Ojeda, jefa del Grupo para el Desarrollo de la ciudad, esa reliquia fundida en bronce, es la mejor manera de representar el surgimiento de la Villa, en una plaza que precisamente recoge los inicios del poblado:

“Junto a la representación del primer ferrocarril en 1856, decisivo para el desarrollo, la casa más antigua y otros establecimientos que hoy nombramos El Bodegón y el León de Oriente, así como la casa principal de los Brauet y compañía, detalló la arquitecta .

Con mucha historia acumulada, habrá que pensar en hacerla sonar en fechas trascendentes y no solo al inicio de la Asamblea Solemne del Poder Popular Municipal cada 1ro de Diciembre.

Escucharla, sería como vivir cada uno de los pasajes trascendentales que ella encierra, testigo de una vasta historia digna de ser inmortalizada en cada toque.

Escribir un comentario


Código de seguridad
Refescar

feed-image RSS