Aquella mañana de luz y brillante resplandor fue domingo 24 de febrero de 1895.

Los caminos de Guantánamo, todavía entonces sin país, conducían las almas de los amantes del sueño batallado de independencia nacional, desde el terruño al parto de la Patria.

Los buenos cubanos del Alto Oriente acudieron a riesgo de sus vidas a la cita con la historia en la finca La Confianza y otros barrios rurales de la región, con Periquito Pérez al frente, en respuesta al llamado de José Martí del alzamiento simultáneo contra el colonialismo.

Sus esperanzas de conquistar una Patria y República en que la ley primera, su Constitución, estuviera presidida por el anhelo martiano del culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre, fueron frustradas por la intervención norteamericana en la soberanía nacional y sus secuelas.

Las siguientes generaciones de guantanameros y cubanos debieron luchar todavía durante decenios contra esas deformaciones, hasta conquistar, en enero de 1959, el triunfo de la Revolución, una sola y la misma iniciada por Céspedes y culminada por Fidel.

Este domingo 24 de febrero de 2019, cuando se cumplen 124 años del alzamiento independentista en La Confianza, los guantanameros tienen otra cita con la Patria, y será también de luz y brillante resplandor.

En este día muy simbólico, la actual generación de patriotas, comprometida con su historia, acude a los colegios electorales para confirmar con su voto la nueva y moderna Constitución de la República.

Porque es nuestra, cubana, nacida del respeto y la lealtad a las entrañas de nuestra rica historia de luchas.

Porque dignifica por los derechos que concede a cada guantanamero y cubano elector del presente y a los que vivirán en el futuro.

Porque nos la dimos después del mayor proceso participativo popular, de la más amplia democracia, con propuestas que enriquecieron el texto definitivo de la Ley de Leyes.

Porque votamos conscientes de ser el pueblo cubano que lleva adelante con su Constitución la garantía del poder revolucionario, sus transformaciones de justicia social, la plena independencia nacional y la construcción de un socialismo próspero y sostenible con todos y para el bien de todos.

Porque apreciamos que la unidad en el voto confirmatorio es lo que le conviene al país, frente a las maniobras divisionistas de los enemigos de siempre de la Patria y de la Revolución.

Porque el voto que le conviene al país, a la patria, a la Revolución, en el referendo confirmatorio de la Constitución de la República este domingo 24 de febrero, es el voto por el Sí.

“Confiamos en el espíritu patriótico y revolucionario de nuestro pueblo, y en que actuará a la altura de las circunstancias en este combate, en esta batalla (…)” dijo Fidel, en vísperas de unas votaciones populares en críticos momentos del período especial.

Ahora, cuando el imperialismo y sus acólitos alientan nuevas aventuras agresivas, guerreristas, contra la paz y el derecho a la vida, por la intervención militar de Estados Unidos en América Latina, en esta votación cubana se lucha por la Revolución, el socialismo, la patria, la existencia de la nación, igual que alertó entonces el Líder de la Revolución.

“Lo que se está jugando es muy sagrado, demasiado sagrado para que se pueda actuar irreflexiblemente, para que se pueda actuar irresponsablemente”, decía.

Las penetrantes advertencias de Fidel, permanente guía en las más difíciles y complejas situaciones vividas en estos más de 60 años de Revolución invicta, hacen sentir la seguridad de que el pueblo guantanamero saldrá victorioso en la batalla del referendo constitucional.

Son principios los que se defienden en esta batalla: “el honor de nuestra patria, el honor de nuestro pueblo, el honor de nuestras generaciones, el honor de los revolucionarios, ¡y somos bastantes revolucionarios, somos abrumadoramente muchos más revolucionarios que contrarrevolucionarios en este país!”

Para que Martí y Fidel se sientan orgullosos de los guantanameros y los cubanos de hoy, votemos Sí en el referendo confirmatorio de la Constitución de la República este 24 de febrero.