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pan felicidadContar con un colectivo laborioso, unido y disciplinado, que practica el multioficio y cumple con la carta tecnológica, es el principal logro de la panadería. Fotos: Lorenzo Crespo Silveira

“Posiblemente el pan de Felicidad de Yateras sea el mejor de la provincia de Guantánamo”, dice Arminda Colón Torriente, con la experiencia que respaldan 19 años detrás del mostrador en la panadería de esa montañosa comunidad, perteneciente al Plan Turquino.

“Aquí viene a comprar gente de todas partes, los choferes paran sus carros y se los llevan por cantidad. La demanda es alta y se vende mucho”, afirma.

Y la población confirma su criterio:Francisco Hernández González, vecino de Felicidad desde que nació, hace 68 años, reconoce que tiene buena aceptación porque es suave, con buen sabor, color, tamaño y no se desmorona como el de otras panaderías.

“Pueden hacer una encuesta y se darán cuenta de que la mayoría de los pobladores opinan lo mismo. Se lo digo porque me crié comiendo ese pan y todos los días compro el normado y, siempre que puedo, el liberado. “Además la atención es excelente”, comenta.

Manuel Alexis Preval, con medio siglo de vivir en Felicidad, asegura que es un orgullo de la comunidad. “No lo digo por pasión sino porque todo el que lo compra tiene que elogiar su calidad, fundamentalmente del liberado de seis pesos.

“He probado el de Guantánamo, por ejemplo, y ni siquiera se asemeja al nuestro. Aquí se esmeran. Yo lo velo, porque lo sacan y se vuela”, refiere.

Desde su posición de presidente, hace dos décadas, del Consejo Popular de Felicidad de Yateras y delegado de la circunscripción donde está enclavada la unidad, Sergio Rojas Pérez confiesa que a la panadería la distingue la calidad y estabilidad de sus ofertas, pero todo no es color de rosa.

“El colectivo pone empeño y talento, pero en ocasiones la materia prima es mala o se incurre en violaciones y la población se queja. Por eso permanecemos atentos y seguimos el proceso desde la elaboración del producto hasta que llega a manos de los consumidores.

“Gracias a ello y a la seriedad del colectivo no hubo ningún planteamiento adverso sobre la calidad del pan en los dos últimos procesos de rendición de cuentas del delegado a sus electores”, destaca.

pan felicidad2El pan especial de seis pesos es uno de los más demandados por la población. Fotos: Lorenzo Crespo Silveira

Variedad y sabor

Enclavada en una populosa esquina del poblado, la panadería goza de singular visibilidad y atractivo para lugareños y forasteros por la reconocida calidad y variedad de sus ofertas y la higiene de la instalación que asegura la inocuidad del alimento.

Osmel Samón Fournier, el administrador, cuenta que antes del triunfo de la Revolución la unidad era de madera y se construyó de mampostería en 2005, año en que además se instaló tecnología china moderna que mejoró las condiciones laborales y los servicios.

“Desde entonces contamos con un horno eléctrico con capacidad para 480 panes, nueve carros de 16 sartenes cada uno, estufa para dilatar la masa y una mezcladora espiral, que la mistura y la soba.

Dice que, pasados casi 10 años de explotación, esos equipos se mantienen funcionando por el cuidado de los trabajadores y el ingenio de los mecánicos de la Unidad Empresarial de Base de la Empresa de Industrias Alimentarias.

Sin embargo, con 20 años en el cargo, reconoce que el principal logro es contar con un colectivo de experiencia, que además de ser laborioso, unido y disciplinado, practica el multioficio.

Esos atributos –aseguró- facilitan el trabajo y favorecen el cumplimiento de los planes mensuales. En mayo la unidad sobrecumplió los 39 mil pesos pactados y para julio y agosto, augura que la cifra se elevará a 40 mil, porque aumenta la demanda.

Samón Fournier se enorgullece, además, de la variedad de surtidos, aunque no está conforme aún. “Producimos diariamente panes de diferentes formatos para consumidores normados, organismos y la venta liberada, pero pudiéramos hacer más si las materias primas fueran suficientes”, precisa.

Según informó una parte de la producción va a las bodegas de la montaña, otra se distribuye en el poblado y el resto se vende por el mostrador.

pan felicidad3Francisco Hernández González, vecino de Felicidad desde que nació, hace 68 años, reconoce que el pan tiene buena aceptación. Fotos: Lorenzo Crespo Silveira

¿Cómo lo hacen?

“Para producir pan de calidad hay que echarle lo que lleva y cumplir al pie de la letra la carta tecnológica”, apunta el maestro panadero Yuleiky Caraballo Matos, quien no descuidaba ni un instante el proceso de preparación de la masa.

“Primero se hace un mogollón con la mitad de la sal, la misma cantidad de harina y el cincuenta por ciento de la grasa; luego este se disuelve en agua y en la mezcladora se adiciona el resto de la harina, azúcar, levadura y el núcleo.

“Después esa masa se pone a reposar en una artesa por espacio de 45 a 60 minutos, se soba en el cilindro donde se le agrega la otra parte de la grasa, se lleva a la estufa para que dilate entre dos y tres horas y finalmente se deposita en el horno”, explica.

Tras enumerar los ingredientes que debe llevar el pan y precisar el momento en que se agrega cada uno de ellos, Yuleiky remarca que también son determinantes la responsabilidad y disciplina de los panaderos en el proceso tecnológico, porque la más mínima violación tiene consecuencias perjudiciales en el producto final.

“Por eso, no descuidamos la exigencia y supervisión en todo momento, que junto al respeto de los ocho trabajadores por el pueblo, nos permiten tales resultados”, tercia el administrador.

Aún así, Giorbis Portuondo Odelín, panadero desde hace 14 años, advierte que la mejor receta para que las cosas salgan bien es ajustarse a la fórmula establecida para un carro de 400 panes.

No obstante, considera que cuando la calidad de la materia prima no es óptima, algo que ocurre con bastante frecuencia, el esfuerzo y empeño de ellos tiene que ser mayor.

Y aunque esa dificultad repercute negativamente en la calidad, la mayor preocupación es la llegada tardía y en escasas cantidades de la harina, que los pone contra la pared.

El colectivo obtuvo la condición de Mejor Unidad del municipio en 2014 y pugna por repetirla este año, luchando contra los inconvenientes y poniendo el extra para que su producto continúe siendo el pan de la felicidad.