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amante del diseño

Como todo buen diseñador Víctor Enrique Sánchez Silveira vive con los ojos bien abiertos, siempre pendiente a su entorno para tratar de descubrir tras un simple gesto o acto de la cotidianidad, la musa que le permita despertar las ideas para una nueva creación.

 

“Sin ser curioso e imaginativo no puedes dedicarte a esta profesión, por lo menos para hacerlo bien”, define Víctor Enrique, a quien distinguen la alta estatura, pocas palabras y buen sentido del humor.

Diseñador de la guantanamera editorial El Mar y la Montaña atesora múltiples reconocimientos en sus más de 30 años de labor con la comunicación visual, entre ellos el reciente Premio Espacio por la Obra de la Vida 2015, que otorga la Asociación Nacional de Comunicadores Sociales.

“Desde niño sentí atracción por el dibujo y los colores. Tomaba lápiz y trazaba muchos garabatos tratando de representar algo que me llamara la atención, y si no quedaba bien volvía a intentarlo. Dicen que esta afición la heredé de mi abuelo, único de la familia con inclinación por las líneas y los matices”, recuerda sonriente.

“Cuando ingresé al preuniversitario tenía en mente solicitar Arquitectura, pero con mi lugar en el escalafón estudiantil no alcancé ninguna de las tres plazas que llegaron a la provincia. Entonces comencé Dibujo Cartográfico, y al terminar los estudios ocupé una plaza de proyectista en Planificación Física.

“Allí incursioné y gané experiencia en el diseño de reanimación urbana. Dos décadas después pasé a laborar en Geocuba con el grupo publicitario.

“Mucho tengo que agradecerle a esa institución. Allí aprendí a trabajar con las técnicas informáticas, que dominaba poco; hasta entonces solo había trazado con lápiz, regla, cartabones y compás”, recuenta preciso.

“Además, mejoré mi técnica porque pude diseñar gigantografías de diversas escalas y temáticas, almanaques, plegables, logotipos, carteles y otros productos publicitarios demandados por los clientes.

“Cuando decidieron cerrar el departamento de publicidad en Geocuba, buscando otra ubicación me entero de que necesitaban un diseñador en la Editorial el Mar y la Montaña, en proceso de formación entonces, solicité la plaza y al cabo de un tiempo me llamaron a ocuparla”.

De este modo, Sánchez Silveira se convirtió en uno de los fundadores de la editora territorial, que en agosto de 2015 cumplió su aniversario 15.

“Inicialmente me encargaron el diseño de cubiertas e interior de libros, y en menor medida realicé dibujos artísticos para ilustraciones de revistas”, comenta este creador, quien cuenta más de 200 libros diseñados para el sello guantanamero.

“La primera cubierta que hice la considero mi patito feo, comparándola con las que vinieron luego; sin embargo, es por la que siento más cariño. Cada trabajo es como un hijo; le entrego amor en muchas horas de concentración y empeño, con tal de concebirlo lo más completo posible”.

Darse de esa forma le ha proporcionado a Víctor Enrique satisfacciones como ganar el Premio de diseño “La Puerta de Papel” (2010, 2013 y 2014), que otorga el Instituto Cubano del Libro, en ocasión de las Ferias Internacionales, a los mejores títulos publicados por el Sistema de Editoriales Territoriales.

¿Qué significa para usted el Premio Espacio?

“Este premio me compromete a exigirme más como diseñador y a dar más por mi ciudad, a la que le dedico todo mi trabajo. También es una forma de agradecerle a mi familia y en especial a mi hijo, estudiante universitario, y a mi esposa Gisela, graduada de Arquitectura, quien evalúa mis trabajos con mucha exigencia”.

Para los diseñadores más jóvenes…

“Hay que tener claro que esta profesión, como las demás, revoluciona constantemente y nosotros debemos hacerlo con ella, para ser capaces de satisfacer los gustos más exigentes del público.

“En el ámbito profesional el diseñador, como cualquier otro especialista, debe reconocer sus errores para no repetirlos. Es cierto que hay mucho que estudiar para superarse, es saludable tener paradigmas y tomar algunas influencias, pero sin perder la autenticidad.

“Los diseñadores más jóvenes deben dejar volar su imaginación sin obstáculos, solo de esa forma lograrán diseños frescos y atractivos, y eso se consigue siendo osados. Es necesario innovar, siempre innovar, sin perder de vista las leyes del diseño, premisa para conseguir una buena obra.”