Bajo el lema Capacitación, educación y formación vial: claves para lograr los objetivos del decenio, se promueve este año, por el Día Mundial de la Seguridad Vial, el conocimiento de las regulaciones y señales del tránsito, así como desarrollar actitudes y prácticas para reducir los accidentes.
En el mundo, cada año mueren por esa causa miles de personas y otras tantas quedan con secuelas irreversibles. En Cuba, la tendencia es al incremento de la accidentalidad, independientemente de las campañas que lideran Salud Pública y la Policía Nacional Revolucionaria, entre otros sectores sociales para, además de instruir y educar al respecto, propiciar la percepción del riesgo y el autocuidado de las personas.
Es por ello que se trabaja para incidir en peatones y choferes. Los primeros, sobre todo, en el caso de los escolares de Primaria que están en constante peligro al cruzar solos las calles cuando van a sus centros de estudio o salen de ellos, y también muchos adolescentes y jóvenes que al trasladarse en ciclos no revisan el estado técnico de la bicicleta ni cumplen, en ocasiones, las leyes del tránsito.
Por su parte, los conductores tienen alta responsabilidad en garantizar la seguridad vial, con mejor control del vehículo, de la velocidad y el respeto a las señales del tránsito. Deben redoblar la precaución en las calles donde más desplazamientos hay de estudiantes y que dan acceso a las escuelas. Y, por supuesto, no ingerir bebidas alcohólicas y cuidar el buen estado técnico del vehículo.
El llamado se hace extensivo a toda la familia cubana, principalmente, a los padres y a personas encargadas de la custodia de los niños, adolescentes y jóvenes en la utilización de las aceras, vigilar porque crucen las calles por los lugares adecuados, y en caso de las vías con semáforo esperar con paciencia la señal indicada para pasar.
Ganar en cultura vial para evitar lamentables accidentes y sus consecuencias y mantener una alta cuota de responsabilidad en el actuar cotidiano, con énfasis en la protección de los escolares, es, sin duda, una garantía de vida y responsabilidad de todos.