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1calvo ospinaFoto: Leonel Escalona Furones

No hay equívocos en los perfiles y las enciclopedias. Hernando Calvo Ospina nació, exactamente, el 6 de junio de 1961 en Cali, una de las ciudades más antiguas y turísticas de Colombia, pero no es tan simple.

 

Tiene, en la sangre, manía de ser incómodo, de rebuscar en los cambios políticos y las amistades regionales, de hurgar en las esencias del terrorismo de estado, del narcotráfico y las contrarrevoluciones.Ha sido non grato en Colombia, Perú, Ecuador los Estados Unidos, y Francia, el país donde vive hace 30 años y hace menos de un mes le negó definitivamente la nacionalidad.

 

No vive en Cuba, pero de nuestro país ha escrito y filmado mucho. “Cómo no la voy a querer si aquí se formó mi hija mayor como doctora, y sé cuánto cuestan las papas y los tomates”, dice en la presentación del documental Todo Guantánamo es nuestro, hace más de una semana.

 

El precio que ha pagado por esa falta de etiquetas hija de la coherencia militante es alto…, pero ahora mismo, no podría, ni quisiera, imaginarse diferente.

 

¿Cuándo, y de qué manera empieza su vinculación con Cuba?

 

Quienes vivimos en América Latina y somos de izquierda tenemos una vinculación con Cuba, que siempre ha estado presente en nuestro continente sobre todo después del Triunfo de la Revolución.

 

Mi militancia política comenzó a los 15 años y en la misma medida que aumentaba crecían mis vínculos con este país. Pero luego, cuando por motivos políticos en 1985 me apresaron y me expulsaron de Ecuador, y luego de Perú, y necesitaba asilo, la Revolución Cubana estuvo dispuesta a recibirme.

 

Si no vine para acá fue porque recibimos el correo de la embajada un día después de llegar a Francia, que nos había aceptado a petición de Naciones Unidas, y ya no podíamos movernos de allí.

 

A mediados de los noventa, hubo un tiempo en que cada día nos despertábamos con el miedo de encontrarnos con la noticia de que la Revolución se había hundido en el mar Caribe.

 

Fue en esos años, en medio de la propaganda contra Cuba, de toda esa gente esperando que se cayera para caer como buitres, que decido junto a una amiga belga irme a Miami, a encontrar con las personas que supuestamente iban a encabezar el nuevo gobierno cuando la Revolución quedara atrás.

 

Me entrevisté con lo más duro de la contrarrevolución, con la Fundación Cubano Americana, con Alpha 66, Hermanos al rescate…, y de ahí nació ¿Disidentes o mercenarios?

 

Se publicó aquí, lo que desmonta esa idea del miedo y la falta de libertad de expresión en Cuba, y lo presenté en La Cabaña, con gran acogida: era la primera vez que se le daba voz a la contrarrevolución en un texto impreso.

 

Ese acercamiento al tema de la disidencia me convenció de que detrás de todo había una gran empresa, fuertes intereses económicos.

 

¿Significa que la contrarrevolución está montada realmente sobre el dinero?

 

Así es. Descubrí que uno de los más grandes financistas de la contrarrevolución desde Los Estados Unidos, y muy vinculado a la Ley Helms Burton, era la empresa del ron Bacardí, y ahí nació una segunda investigación, y a la larga, un nuevo libro que también se publicó aquí e inspiró cuatro documentales.

 

¿Cuánto le cuesta a un periodista, a un escritor…, hablar de una Cuba diferente a la del discurso que por lo general se tiene de nuestro país en el extranjero?

 

Lo primero que pasa, cuando nos resistimos al discurso contrarrevolucionario de los grandes medios, es la marginalidad al punto de que si tienes que vivir de tu pluma, estás mal. Pero uno se arriesga a pagar ese precio por el derecho a mostrar lo que cree es la verdad sobre Cuba.

 

Sentí mucha presión de los otros medios, y de los Estados Unidos que además de negarme la visa, me incluyó en la lista de terroristas por supuestos vínculos con las FARC-EP, algo que supe en abril de 2009, cuando desviaron un vuelo en el que viajaba rumbo a México pues atravesaba buena parte del territorio norteamericano.

 

Otra muestra es que, hace solo unas semanas, volvieron a negarme, esta vez definitivamente, la ciudadanía de Francia, país donde vivo hace tres décadas y donde he fundado una familia con una mujer francesa, e hijos franceses. Todo, por ser amigo de Cuba.

 

¿Cree que su trabajo, y el de otros como usted, ha cambiado un poco la visión sobre la Revolución Cubana desde el exterior?

 

No somos muchos, pero sí algunos que hemos ayudado a desmontar toda esta maquinaria contra Cuba, pero es que es que muy poderosa, terriblemente poderosa.

 

¿Cuán largos son los brazos de esa maquinaria?

 

Uno sabe ya dónde no te reciben, que son los principales canales, los principales periódicos del mundo, como sé que si mañana digo me equivoqué, hago un mea culpa, y afirmo que cuanto dije sobre Cuba es mentira, te aseguro que sale en todas las portadas. El problema es que no tengo nada de qué arrepentirme.

 

Más de una vez, grandes editoriales han condicionado la publicación de mis libros a que incluya declaraciones contra Fidel Castro, o a favor de una persona en la que no creo. Yo por supuesto, me he ido con mis originales a otra parte.

 

En virtud de la transparencia y con tanta propaganda en contra, ¿de qué vive?

 

Vivo de artículos que escribo para periódicos, dentro de ellos Le Monde Diplomatique, de mis libros que se publican en varios idiomas, y de los documentales, pero sobre todo vivo muy modestamente, aunque somos felices.

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Y llegamos a Todo Guantánamo es nuestro… ¿Qué lo motivó a realizarlo?

 

Yo lo había propuesto desde antes del 17 de diciembre del 2014, y había solicitado ayuda a varias asociaciones de solidaridad, pero entonces se anunció el reestablecimiento de las relaciones con Estados Unidos, la llegada de los Cinco, y la convicción de muchos amigos de que el bloqueo se iba a acabar y que ya no era necesario nuestro apoyo.

 

Pero yo sabía que no iba a ser tan fácil, luego me di cuenta de que nada había cambiado, y propuse un documental sobre la permanencia del bloqueo, que todavía sigue vigente, por desgracia.

 

Eso atrasó el de la base naval, y nos dejó con muy poco dinero. Fue cuando el periódico alternativo Resumen Latinoamericano propuso asumir partes de la producción, junto a la Asociación Internacional por la Paz, la Justicia y la Dignidad de los Pueblos.

 

Trabajamos a lo pobre, con un equipo de producción que contaba con lo estrictamente necesario, y la edición la hicimos con franceses solidarios que nos cobraron si acaso una tercera parte de lo que valía ese trabajo.

 

Cada comité de solidaridad que conozco, y yo soy presidente de la asociación Francia-Cuba, vive de a poquito, haciendo ferias y vendiendo mojitos, artesanías, fruto de un trabajo realmente militante. No recibimos ayuda de gobiernos.

 

¿Usted vino con una idea, cuán fuerte fue el choque con Guantánamo, con la realidad de la Base?

 

Lo más importante es cuando uno viene y se da cuenta de que realmente hay una Base aquí, y sobre todo por lo que significan los Estados Unidos. Cuando vi aterrizar un avión Hércules lo primero que me vino a la memoria fueron las invasiones a nuestros países.

 

Sentir que están ahí, invadiendo el territorio más libre de América Latina, no es nada normal. Escuchar detonaciones, entrenamientos y ver esa cárcel que, al final, es la principal razón de que el nombre de Guantánamo se volviera conocido.

 

Fue muy impresionante cuando empecé a trabajar los gráficos y encontré, en los mapas, la palabra “frontera”, puesto así “frontera de Cuba con los Estados Unidos”, y pensé que era un error, pero no. Es una situación muy atípica.

 

¿Como ha sido la acogida del documental hasta ahora?

 

Inesperada. La premier mundial fue en Francia el 19 de mayo, en un teatro comercial con más de 200 personas, luego se presentó en Argentina, Suiza, Luxemburgo, Turquía, Estambul, España, y en el Parlamento Europeo. Los derechos de difusión los han adquirido Telesur y una cadena árabe, hasta ahora.

 

Espero que pase lo mismo en Cuba, aunque me he dado cuenta de que mucha gente no conoce exactamente qué hay en la Base. Es, en resumen, un documental contado por las personas comunes, con algunos académicos abordando la parte más histórica, pero es el pueblo quien habla.

2todoGtmoesnuestroPresentación del documental Todo Guantánamo es nuestro en la más oriental de las provincias cubanas. Foto: Leonel Escalona Furones

Ha ido saldando, cada vez, temas pendientes con Cuba, al punto de que al parecer cada trabajo da paso a otro más. ¿Qué podemos esperar, después de este documental, qué otra espina se le queda clavada?

 

Es un misterio, lo sé, pero lo que yo quisiera escribir es cómo los cubanos hacen para mantener tan locos a los gringos y cómo es posible que no los hayan podido invadir. Un día inventan un método para acabar con la Revolución, y al otro día no funciona, y tienen que empezar de nuevo.