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carro llora si te duele Pudiera parecer intrascendente el tema del comentario de hoy: la propaganda comercial extranjerizante.

 

Sin embargo, es necesario frente a la proliferación de vehículos de todo tipo, de empresas, organismos e instituciones del Estado cubano, que circulan con pegatinas o rótulos promotores de marcas, equipos deportivos, productos o cualquier cosa extranjera, que nada tienen que ver con las entidades a las que pertenecen.

 

La empresa japonesa de tecnología Pioneer Corporation, por ejemplo, debe estar de plácemes porque transportes estatales en Cuba, además de usar sus equipos electrónicos, promueven “de a gratis” el slogan The Art of the Entertainment.

 

Tras ello está la desidia o ignorancia de los jefes, quienes permiten a los choferes sentirse “dueños”, en la peor de las acepciones, de los vehículos asignados para el trabajo y mezclar, en este ejemplo, la foránea pegatina Pioneer con la imagen corporativa de las entidades nacionales que representan.

 

Es insólito que los conductores de esos vehículos gocen de la aprobación explícita o tácita de sus superiores, quienes comparten con “ignorante orgullo” la satisfacción de regalar promoción a la empresa japonesa, incoherencia incompatible con la visión y misión de las entidades del Estado.

 

Pioneer no es la única favorecida. También lo son las transnacionales italiana Sparco y la alemana Adidas, o los clubes de fútbol Real Madrid y Barcelona, por solo mencionar algunos beneficiarios.

 

Fernando Martínez Heredia, destacado historiador, abogado, filósofo y ensayista cubano, definió este actuar, del que con toda seguridad no son conscientes los promotores de marras, como recursos “suaves” e “inteligentes” de la guerra del siglo XXI, caracterizada por una gran pelea de símbolos.

 

Así definió uno de los aspectos de la actual estrategia de Estados Unidos contra Cuba, en la que Washington mantiene relaciones diplomáticas con La Habana, pero sin dejar de aspirar a derrotar y dominar a la nación que añoran poseer desde las mismas horas fundacionales del Imperio.

 

Lo cierto es que las pegatinas o rótulos foráneos entran también en esa categoría de modernos “cazabobos” encaminados a difundir confusiones y esperanzas basadas en las mercaderías de nuestros adversarios ideológicos.

 

El uso de tales comerciales es práctica que viola, incluso, principios de la estrategia de comunicación institucional de la Asamblea provincial del Poder Popular y de su Consejo de la Administración.

 

Al respecto, el primer vicepresidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Miguel Mario Díaz-Canel Bermúdez, ha valorado que las estrategias comunicacionales de los territorios son componentes fundamentales en el esfuerzo colectivo del país de fomentar una verdadera cultura de la comunicación social.

 

El también miembro del Buró Político del Partido ha hecho hincapié en la necesidad de darle a esas estrategias un enfoque de lucha contra la vulgaridad y la seudocultura.

 

Usar símbolos ajenos en vehículos del Estado socialista cubano es una indisciplina tras la cual hay ignorancia e irresponsabilidad, constituye una violación a la que por desgracia, a fuerza de cotidiana, nos acostumbramos y permitimos, sin detenernos a pensar, un instante, en que así también hacemos el juego al oponente.

 

Recordemos a Obama: “Cambiamos los métodos, pero los fines son los mismos”. La batalla de ideas no termina, por el contrario, se recrudece.