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maximo gomez portGeneral en Jefe Máximo Gómez, durante la Guerra de 1895. Fotos: Tomadas de Internet

Aunque no se sabe con exactitud su fecha de nacimiento, cada 18 de noviembre se conmemora el natalicio del Generalísimo Máximo Gómez Báez, dominicano de nacimiento y cubano de honor, líder en las luchas de independencia, disciplinado militar que respondió al llamado de una patria hermana, con victorias militares y morales, que le hicieron merecedor del cariño del pueblo.

Guantánamo conoció su temeridad de soldado, su audacia de líder militar, su humildad a pesar de ser uno de los más victoriosos jefes mambises. En agosto de 1871 La Indiana, Sagua de Tánamo, Monte Líbano, Monte Rus, Monte Septiembre Toro y El Oasis cayeron ante sus tropas, para luego en 1872 asaltar, tomar e incendiar el poblado fortificado de Tiguabos.

Los independentistas aclamaron la sagacidad de esta Invasión que puso “en jaque” a las fuerzas españolas de la región más oriental, y perturbó la comodidad acostumbrada de los colonos de la zona, que hasta a ese momento ignoraban lo que a todas luces fue Máximo Gómez Báez, un temible estratega cuya honradez a toda prueba, le puso al servicio del Ejército Libertador.

Este dominicano llegó a Cuba a bordo del vapor Pizzarro en 1866, como Alférez del Ejército colonial procedente de La Española. Tras pedir su baja como militar, estableció su domicilio cerca de Bayamo. Allí lo sorprendió el estallido de la Guerra de los Diez Años, a la que se incorporó el 14 de octubre de 1868.

Desde entonces cabalgó por la manigua frente a hombres leales, dispuestos a morir por Cuba y por su General, grado que alcanzara poco antes de su designación en enero de 1871 como Jefe del Departamento de Oriente.

Sin embargo, las desavenencias con el Gobierno establecido en Guáimaro, provocaron que el 8 de junio de 1872, Carlos Manuel de Céspedes lo destituyera de este cargo.

No fue su reacción igual a la de regionalistas y caudillos. Máximo Gómez marchó disciplinadamente a cumplir la orden; trasladándose a la Sierra con doce de sus leales hombres, para continuar la lucha. La guerra y la vida demostraron, tiempo después, que tenía razón: solo el mando militar podía concentrar -en los primeros años de la contienda- a un grupo de hombres con concepciones dicotómicas en torno a cómo dirigir la República en Armas.

Tras la temprana caída de Ignacio Agramonte, Gómez fue designado para la Jefatura del Camagüey, puesto donde cautivó, a golpe de victorias y demostraciones de valor, la reverencia de una legión completa que al principio, por extranjero, no le quiso.

Así que demostró con hechos lo que por derecho había ganado: su grado, su liderazgo y el respeto a su trayectoria militar. Las llanuras del Camagüey terminaron por ceder ante sus contraataques y emboscadas. Las cargas al machete, táctica que trajo desde dominicana y perfeccionó en Cuba, le proporcionaron victorias en La Sacra, Palo Seco, Naranjo, Mojacasabe, Las Guásimas y algunos territorios pertenecientes a Las Villas.

maximo gomez desembarcoBoceto al óleo de Juan E. Hernández Giró, que representa el desembarco en 1895 de Martí, Máximo Gómez y otros expedicionarios por Playita de Cajobabo, en la costa sur de Guantánamo. Fotos: Tomadas de Internet

Pero los males nacidos con el Gobierno de la República y engrosados durante una década, las intrigas y falta de unidad, le hicieron presentar su renuncia en 1877. El primero de octubre, en su Diario de Campaña, Gómez escribió: “La Cámara se reúne; quita al Presidente el mando del Ejército y me nombra General Jefe... rehúso yo hacerme cargo del destino mientras no se normalice la situación política del país… por consiguiente, hago mi renuncia.”

El Generalísimo se despedía de la Guerra grande, en sus propias palabras, “despreciado y zaherido, por decirlo así, por los cubanos... para ir a buscar a otro país, un rincón donde tranquilo pueda acabar mis días”.

En el exilio, luego de pasar grandes necesidades, le sonrió la vida y en 1879, tras un periodo en Honduras, se reunió con la familia en Jamaica, donde conspiró junto a Antonio Maceo para el reinicio de la Guerra de Independencia en Cuba.

El llamado Plan Gómez-Maceo se frustró antes de emprenderlo, como consecuencia de la hostilidad de las autoridades norteamericanas, la vigilancia de la seguridad española y la traición, una vez más, de algunos cubanos que lejos de sumarse al plan, enviaron expediciones condenadas al fracaso.

Por dicha conspiración Máximo Gómez fue a prisión, y a su salida, recibió el llamado que José Martí, desde Santiago de los Caballeros, le hizo para proponerle el mando del Ejército Libertador de Cuba.

"El Partido Revolucionario Cubano viene hoy a rogar a usted que, repitiendo su sacrificio, ayude a la Revolución (...) Yo ofrezco a usted, sin temor de negativa, este nuevo trabajo hoy que no tengo más remuneración que brindarle que el placer de su sacrificio y la ingratitud probable de los hombres..."

El 15 de septiembre le contesta: "Desde ahora puede usted contar con mis servicios."

Finalmente, en abril de 1895, Máximo Gómez, José Martí y otros expedicionarios, tocaron suelo cubano por Playita de Cajobabo, en la costa sur de Guantánamo.

gomez martiJunto a José Martí, en la preparación de la Guerra Necesaria. Fotos: Tomadas de Internet

Una entrañable respetuosa amistad -cuentan los historiadores- surgió entre el Delegado del Partido Revolucionario Cubano y el General en Jefe, a punto de que Gómez siguió las orientaciones políticas pactadas en Montecristi, después de la caída de Martí en Dos Ríos.

Durante la Guerra Necesaria el Generalísimo protagonizó la Invasión a Occidente, una colosal gesta militar que lideró junto a Antonio Maceo y Quintín Banderas, donde pusieron a prueba ingentes estrategias que dejaron sin fuerzas a la metrópoli a lo largo de la Isla.

La Campaña Circular, en Camagüey, la campaña en Las Villas, que esta vez sí fue exitosa y el célebre "lazo de la invasión", cuando destruyó las líneas férreas hacia el oriente y cortó todas las comunicaciones por el oeste, dieron a Gómez la gloria de diezmar una legión entera de soldados, superior en número y parque militar.

Por otra parte, en La Habana llevó a cabo una eficaz estrategia de movimientos para eludir el combate abierto: se movía en cuadriláteros de dos o tres kilómetros de lado, dejando atónitos a los expertos generales españoles, veteranos de guerras en Europa y África.

En diciembre de 1896, a pesar del dolor que le provocó la caída de Antonio Maceo y su hijo Panchito Gómez Toro, el Viejo Chino –como le llamaban sus amigos- partió hacia Las Villas y Tunas para continuar operaciones, donde se hizo célebre por la disciplina implacable que imprimió a sus tropas y los castigos a la corrupción y la degradación humana, que llegaron incluso al fusilamiento.

Pero Cuba volvió a fallarle al aceptar las condiciones norteamericanas tras su entrada a la Guerra en 1898. No era cubano y, según él mismo expresara, no tenía derechos como tal. Por tanto solo pudo denunciar el nacimiento de una República endeudada, pero no tomar acciones.

maximo gomez foto familiarJunto a Manana, su esposa, y sus hijos, todos vinculados a la actividad política por la independencia de Cuba. Fotos: Tomadas de Internet

Aunque formaba parte de la Asamblea del Cerro, Máximo Gómez pronto entró en contradicciones con sus miembros que, el 12 de marzo de 1899, acordaron su destitución como General en Jefe del Ejército Libertador, y la eliminación definitiva de ese cargo.

Gómez, mediante un manifiesto a la nación, expresó:

"...Extranjero como soy, no he venido a servir a este pueblo, ayudándole a defender su causa de justicia, como un soldado mercenario; y por eso desde que el poder opresor abandonó esta tierra y dejó libre al cubano, volví la espada a la vaina, creyendo desde entonces terminada la misión que voluntariamente me impuse. Nada se me debe y me retiro contento y satisfecho de haber hecho cuanto he podido en beneficio de mis hermanos. Prometo a los cubanos que, donde quiera que plante mi tienda, siempre podrían contar con un amigo.”

En manifestación de cariño el pueblo se expresó en contra de la decisión de la Asamblea, mas no fue suficiente. Una vez más agraviado por el país al que entregó sus mejores años, escribió el eterno General el 2 de abril, en carta abierta a Bernarda Toro:

"Los que esperan, están desesperados. Como no espero nada, estoy muy tranquilo con mi inesperada situación, descargado de toda responsabilidad y gozando del cariño de este pueblo que ahora más que nunca, me lo ha demostrado, comprometiendo, por modo tan elevado y sentido, mi gratitud eterna."

El 17 de junio de 1905, sin fortuna personal, falleció en su villa habanera El Generalísimo Máximo Gómez Báez, a la edad de 69 años.

maximo gomez parque gtmoEl parque Máximo Gómez, en el reparto Caribe de la ciudad de Guantánamo, inmortaliza el homenaje guantanamero a Gómez. Fotos: Tomadas de Internet