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humbolt daños4El huaracán Matthew causó considerables daños a la flora y la fauna del Parque Nacional Alejandro de Humboldt

Manejos para la regeneración natural figuran entre las primeras acciones recuperativas que, tras Matthew, se acometen en el Parque Nacional Alejandro de Humboldt, que este diciembre celebrará 15 años de haber sido aprobado por la UNESCO como Sitio Natural de Patrimonio Mundial.

 

En la rehabilitación de sus hábitats dañados por el fuerte meteoro intervienen expertos, técnicos y guardaparques, quienes a mediano y largo plazo prevén resarcir los reversibles deterioros evaluados en este valioso paraje del nororiente cubano, de los sitios insulares y tropicales del orbe con mayor biodiversidad.

 

La tala de árboles afectados y extracción de maderas aprovechables, podas de formación, preparación de terrenos para favorecer la regeneración natural de especies vegetales autóctonas, y el monitoreo de la fauna destacan entre las labores potenciadas para devolver a sus ecosistemas el esplendor original.

 

Con ese objetivo hoy se despliegan también en el área saneamientos especializados, despeje de posturas del sotobosque, manejos en fajas hidrorreguladoras, y medidas de conservación de suelos para evitar deslaves, como el acordonamiento -en contra de las pendientes- de brozas generadas por la fuerza de Matthew.

 

En este Olimpo de la naturaleza cubana -de más de 70 mil hectáreas compartidas por las provincias de Guantánamo y Holguín-, se reportó el mayor deterioro en bosques siempreverdes mesófilos, pluvisilvas de baja altitud, pinares jóvenes en sitios vulnerables, y agroecosistemas (cafetales, cacaotales, frutales…).

 

Los trabajos recuperativos tienen lugar en tres de los cuatro Departamentos de Conservación del Parque (Baracoa, La Melva y Ojito de Agua, los agredidos por el huracán), en tanto se subsanan también perjuicios al fondo habitacional en las siete comunidades humanas que conviven dentro de los límites del Parque.

 

Especialmente los ecologistas concentran sus mayores esfuerzos en el sector Baracoa, uno de los principales blancos de Matthew y abarcador de más de 20 mil hectáreas del Humboldt -dos mil 250 de ellas marinas-, y buena parte de la cuenca del Toa, una de las 10 priorizadas en el país para su protección.

 

En la XXV sesión del Comité de Patrimonio Mundial, en diciembre del 2001 en Helsinki, Finlandia, la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura incluyó en su lista de patrimonios naturales al Humboldt, en el mismo año en que fue declarado por Cuba oficialmente Parque Nacional.

 

Pero la historia de este sitio de excepcional belleza –núcleo de mayor biodiversidad y endemismo del Caribe Insular- comenzó mucho antes, cuando en 1960 surgieron las primeras Reservas Naturales creadas en Cuba por la Revolución, para dar estricta conservación a remanentes de alto valor ecológico.

 

Con esa categoría en el macizo Sagua-Baracoa se atesoraron entonces los parajes conocidos como Cupeyal del Norte, Jaguaní, Alto de Iberia y Yamanigüey, y a fines de la década del 80 se sumó Ojito de Agua, en condición de Refugio de Fauna, para proteger al Carpintero Real, en 1987 avistado allí por última vez.

 

Una década después esas áreas se unieron para conformar el Parque Nacional -con el nombre Alejandro de Humboldt-, categoría de manejo que en 2001 fue ratificada legalmente por el acuerdo 4262 del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros de Cuba.