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derechos humanos niños

Cuba fue el país más votado, hace poco más de un mes, para integrar el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas en el período 2017-2019. Con ello se confirmó el reconocimiento de la comunidad internacional a la práctica efectiva por la Revolución de los derechos humanos fundamentales de la población cubana.

Digno de admiración universal es, sin duda, el hecho de que la justicia histórica se mantenga triunfante, desde los primeros días tras la toma del poder por los revolucionarios dirigidos por Fidel, para el pueblo de Cuba, e incluso para otros del mundo, con un estado nacional pequeño, sin grandes recursos naturales, bloqueado y acosado por la mayor potencia del mundo, ya durante más de medio siglo.

Ha sido el supremo sentido de la dignidad humana, característico de la política social cubana, el que ha garantizado, precisamente, esos derechos vividos y disfrutados cotidianamente por varias generaciones de compatriotas para el desarrollo de los ciudadanos.

Tales derechos establecidos y ejercidos plenamente en la sociedad cubana pueden sintetizarse en parte de las definiciones, fruto del pensamiento de Fidel, contenidas en el concepto de Revolución: “Es igualdad y libertad plenas; es ser tratado y tratar a los demás como seres humanos”.    

Es la Revolución Cubana y con el financiamiento estatal el que ofrece la educación universal gratuita a todas las personas para que puedan llegar a los niveles académicos y profesionales más altos, con similares oportunidades- posibilidades reales de empleo, política que, como otras, toma en cuenta también a los grupos y a las personas con necesidades educativas especiales y atenciones diferenciadas.

Cuba puede exhibir altos niveles de educación e instrucción, salud y seguridad social, incluso similares a algunas sociedades de países industrializados, gracias a que son garantizados esos derechos humanos fundamentales, que no son material para el discurso político, sino palpables realidades de cada día para millones de habitantes que pueden así vivir una vida más digna.

Eso es lo que los cubanos y, en particular, los guantanameros pueden mostrar al mundo como una práctica sostenida, cuando este 10 de diciembre se conmemora en el mundo el Día de los Derechos Humanos.

En ese sentido, los compatriotas son maestros, y podrían impartir clases prácticas en muchos lugares del mundo, de la experiencia concreta de lo que es nacer libres e iguales en dignidad, tener derecho a la vida sin discriminación de sexo, color y religión, la igualdad ante la ley, tener acceso a contraer matrimonio y fundar una familia, a la escolaridad plena, a la salud, a un trabajo y a un salario…, entre otras cuestiones que se codifican como Derechos Humanos.

Una investigación internacional realizada en 2013 por el Programa de Juventud del Commonwealth -y solo es un ejemplo de muchos que pudieran citarse, en este caso referida a los jóvenes- detalla que Cuba ocupa el lugar 11, de 178 países, en Índice de Desarrollo Juvenil.

En ese índice, estructurado en torno a cinco dominios: educación, salud y bienestar, empleo, participación política y participación cívica, la juventud cubana compite excepcionalmente con economías geopolíticamente más poderosas del mundo, como las cinco emergentes (los países del grupo BRICS: Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), Francia, Italia, España y Portugal, entre otras, y se colocó por encima de ellas.

La pertinencia y efectividad de las políticas juveniles de la sociedad cubana también es examinada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe y el Organismo Internacional de Juventud para Iberoamérica (OIJ), que en 2014 indicaron que el gasto público en juventud de Cuba coloca a la nación antillana al frente del grupo de 19 países latinoamericanos, España y Portugal y que esta inversión es superior al peso numérico que tiene la población joven en el escenario social cubano.

Aunque podría abundarse en datos, la mayor connotación es la vivencia permanente que tienen los isleños de que la persona es el centro de la agenda de las autoridades públicas y la sociedad, para cuyo desarrollo pleno se proyectan las políticas sociales de derechos humanos en el acceso a la educación, la salud, al deporte y a la participación política que permite a los ciudadanos apreciarse venerados como parte del proyecto social.

Cuando se habla de Derechos Humanos en Cuba hay que poner en las bocas de la gente su efectiva realización diaria para todos, permanente, garantizada por el proyecto socialista, no meras palabrerías sobre ficciones alejadas del mundo real, donde en muchas partes son inexistentes o pasto de manipulación con fines políticos.