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guantanamo

Su surgimiento es resultado de la división político- administrativa aprobada por la primera legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular, cuentan los historiadores. Mas prefiero la versión de los románticos: Guantánamo es el fruto del amor entre una tierra y su gente, una unión de siglos tan fuerte, que esperó hasta 1976 para ser reconocida.

Campechana y cosmopolita, rebelde y clandestina, prometida y negada, cristiana y yoruba. Ocupada por los yanquis en una porción de sus territorio pero firme. A unos mil kilómetros de la capital, se extiende la provincia más oriental de Cuba, una simbiosis única de zonas casi desérticas y exuberante vegetación de montañas, donde colones franceses hicieron nacer cacaotales, áreas de frutales y grandes cafetales, en tanto los migrantes españoles ocuparon valles y fluviales para desarrollar el comercio.

De aquí y allá aprendimos: la agricultura, la cocina, las formas de asentamiento… y fue llegando gente y con ella costumbres, y se coció un ajiaco de indio, español, haitiano, africano, al que se sumaron habitantes de otras tierras caribeñas, chinos, árabes… 

A finales del siglo XIX e inicios del XX llegó el capital norteamericano, fundamentalmente en la industria azucarera, los servicios y empleos que generaba el enclave militar de la Base Naval de Guantánamo, todavía presente, todavía ilegal.

Fuimos entonces zona de descanso y burdel, villa aparentemente apacible, en realidad escenario de combates mambises, seno de patriotas mambises y jóvenes luchadores clandestinos que, en el año del Centenario del Apóstol, rescataron los ideales independentistas que un día llamaron a sus ancestros “al machete”.

Al Triunfo de enero contribuyeron sus hombres y mujeres, que encontraron en el proceso revolucionario profundas transformaciones sociales, manifiestas en la desaparición de los grandes latifundios mediante la Reforma Agraria, el desarrollo de la salud pública y la educación, así como en la diversificación de actividades económicas.

Desde entonces mucho ha sucedido. Trescientos núcleos poblacionales abrigan hoy más de quinientos mil habitantes, en una realidad también marcada por el éxodo, los movimientos internos y el deseo de urbanidad a toda costa, pero que no abandona las esencias de ser la primera trinchera cubana frente al imperialismo.

No obstante –indican las estadísticas-  la agricultura que de antaño legamos sigue siendo la base económica fundamental en la provincia, pues aporta el  26,0 por ciento del producto interno bruto y da empleo al 23 por ciento del total de trabajadores.

Le sigue la industria, aun de limitado desarrollo y tecnología atrasada, pero que esperamos que al calor del perfeccionamiento empresarial y la actualización del modelo cubano en algún momento hará mejores herramientas de mano, muebles, textiles, válvulas; y diversificará las otras de la ramas alimentarias en sus combinados Cárnico, Pesquero, Lácteos, de Bebidas y Licores, la fábrica de Chocolate, beneficio de café, la producción de sal común y las pequeñas industrias locales.

A ritmo de Changüí, Nengón y Kiribá hemos avanzado, con la misma filosofía humanista y solidaria de los grupos portadores, con la sabiduría de la Reina de la Tumba Francesa, con el patriotismo y la belleza en los versos de Boti.

No alcanzan unas pocas líneas para definir la alianza entre esta tierra y su gente. Intentamos y no podemos definir ese algo, pero lo sentimos porque está: en el patrimonio, en las calles, en la Canción Política, en el puño de Félix Savón y el empuje de María Caridad Colón, en San Joaquín y Santa Catalina de Ricci, en La Farola, en El Yunque…

La Guantanamera recorre el mundo en sus más de seiscientas versiones y arreglos musicales.  Algo de nosotros va con ella, algo se queda siempre en el Zoológico de Piedra de Ángel Íñigo.

La isla le saluda orgullosa, con la seguridad de que cumplirá muchos más, camino al desarrollo y el bienestar su gente; convencida de que, como hace algunos años dijera en esta misma tierra Raúl Castro: “en Guantánamo sí se puede”.