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embalses san antonio

El 4 de octubre de 2016 el huracán Matthew entró por un punto cercano a Punta Caleta, en Maisí, con vientos de categoría cuatro en la escala Saffir Simpson y bandas de nublados que, no obstante su magnitud, vinieron a sentirse un día después.

A los más viejos, y los jóvenes amantes de los detalles no se les escapó la coincidencia. El mismo día de 1963 había entrado por la costa sur de Guantánamo el ciclón Flora, el más letal de todos los organismos tropicales en la historia del país, que causó más de mil muertes y 100 mil damnificados por las inundaciones.

Pero no solo la tragedia los une. Al Flora se le atribuye ser el parto final de lo que hoy se conoce como la Voluntad Hidráulica, impulsada por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, aunque la creación del Instituto de Recursos Hidráulicos el 5 de agosto de 1962 fue el punto de partida institucional de esa política.

La preparación ante la inminencia de Matthew, que incluyó el desembalse de varios millones de metros cúbicos de agua de la presa Faustino Pérez y la derivación de otros hacia La Clotilde para evitar inundaciones en la ciudad, y su saldo final de cero muertes y pérdidas millonarias pero muy inferiores a las que ocurrirían sin la infraestructura actual, es el resultado práctico de esa Voluntad singular.

El Comandante en Jefe Fidel Castro, así lo había previsto, tras los desastres del Flora: “Libraremos una verdadera batalla con la naturaleza, protegeremos el país de estas miserias y dolores, y convertiremos lo que hoy es centro de devastación y muerte en centro de incalculables riquezas para el país”.

Lo planteado, básicamente, consistía en un primer momento según sus propias palabras en “represar todos los ríos y no volverá a haber inundaciones. Cuando llueva mucho en vez de ocurrir una desgracia para el país, será una suerte, porque entonces llenaremos todas las represas y tendremos agua abundante, una agricultura segura, sobre la base del regadío”.

Como resultado, el país elaboró un amplio plan expresado hoy en una infraestructura hidráulica conformada por 241 presas, 730 embalses menores de 3 millones de metros cúbicos de agua, 60 derivadoras, 780 km de canales magistrales y ocho grandes estaciones de bombeo para el trasvase, mil 300 km de diques y mil 10 km de canales.

Guantánamo, que ya tenía como antecedentes el Proyecto de Uso Múltiple del ingeniero José Lecticio Salcines, y los sistemas creados por los norteamericanos en tiempos de la llamada República Neocolonial, no estuvo excluida de ese impulso constructivo.

Actualmente, la provincia dispone de una infraestructura hidráulica integrada por media docena de embalses, minipresas, derivadoras, canales, trasvases, además de decenas de estaciones de bombeo, pozos habilitados para abastecer grupos humanos, acueductos, plantas potabilizadoras, sistemas para el tratamiento de aguas albañales y la cloración extendida del agua que se sirve a las personas.

“El principal valor de la Voluntad Hidráulica es que significó para Guantánamo y para todo el país la creación de un sistema que nos permitió enfrentar los periodos secos -ahora mismo aplicamos medidas de recorte para optimizar el agua de la presa La Yaya, muy deprimida en sus niveles-, evitar grandes inundaciones, garantizar el desarrollo agropecuario territorial y el abasto a la población”, asegura Juan Carlos González Dalmau, subdelegado de Recursos Hidráulicos en la provincia.

“Mientras el resto del mundo trabajaba a nivel de demanda, en Cuba se instauró la planificación de ese recurso, a través de balances de agua para cada destino, que implicó un uso más racional, y su cuidado. Esa visión ambientalista y de planeación a futuro, de no despilfarrar, también es un mérito de Fidel”.

A 55 años del inicio de esa política, Venceremos acopió algunos de los datos más representativos de lo que significó la Voluntad Hidráulica para la provincia más oriental de Cuba.

infoInfografía: Roxana Romero Rodríguez