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especialista lenguaje profesoraAracelis Alfonso Almaguer, profesora asistente de Licenciatura en Educación Logopedia en la Universidad de Guantánamo. Foto: Lorenzo Crespo Silveira

Durante toda su vida, la Máster en Ciencias, Aracelis Alfonso Almaguer se ha dedicado a corregir el habla en los demás y ahora, desde su puesto de profesora asistente de la carrera de Licenciatura en Educación Logopedia en la Universidad de Guantánamo, contribuye a la formación de profesionales de esa rama, no siempre lo suficientemente valorada a nivel social.

 

Con ella, Venceremos conversó a propósito de la importancia de la comunicación en la sociedad y sobre las tendencias negativas en el habla de los guantanameros, un asunto que, asegura, es una preocupación constante para ella y un problema que todavía no asumimos, como sociedad, consecuentemente.

¿Cuáles son los trastornos más frecuentes, los que nacen o los que se adquieren?

 

Los trastornos más frecuentes, y que prevalecen son aquellos que se forman, que nosotros llamamos funcionales. En general, estos no se atienden oportunamente, en parte porque no se reconocen, no se detectan como tales. Cuando un niño nace con un defecto del habla, existe un sistema que lo diagnostica y lo trata, pero no pasa lo mismo con los que se adquieren en el proceso formativo.

 

¿Cuáles son las causas sociales que originan estos trastornos?

 

Es multifactorial. En primer lugar, por supuesto, está la familia que desatiende el habla del menor y permite que se exprese inadecuadamente, pero que dentro de ella misma pueden existir, también, personas que no se expresan correctamente y son modelos negativos de lenguaje para el niño.

 

Además, existe una tendencia al interior de la familia de admitir que los niños se pasen muchas horas mirando la televisión o frente a otros equipos electrónicos, lo cual puede provocar aislamiento, falta de comunicación y, por ende, varios trastornos.

 

Influye el sistema educativo, porque no siempre usa los recursos que posee como centro cultural más importante de la comunidad ya sean escuelas de padres, charlas educativas, visitas a los hogares…, para enseñar y orientar a la familia sobre cómo actuar ante un determinado trastorno comunicativo.

 

Los maestros, por otra parte, no siempre poseen la preparación necesaria para enfrentar la diversidad.

 

Profesora, pero también a nivel escolar uno encuentra educadores que son, ellos mismos, modelos negativos en sentido. ¿Por qué ocurre?

 

La educación se encuentra ante un gran dilema, causado por el hecho de que cada vez menos estudiantes quieren graduarse de una carrera pedagógica. Eso, por ejemplo, motivó que se eliminaran las pruebas de aptitud para estas licenciaturas, que exigían varios requerimientos incluida una buena comunicación.

 

Por ende, la calidad del estudiante -su índice académico pero también sus aptitudes- es menor, y se genera una falta de correspondencia entre las exigencias sociales y la formación integral de estos jóvenes.

 

Esto, también, afecta la formación de logopedas.

lenguaje dificultadesExiste una tendencia al interior de la familia de admitir que los niños se pasen muchas horas mirando la televisión o frente a otros equipos electrónicos.

Usted mencionaba los peligros del abuso de las nuevas tecnologías que, por otra parte, muchas veces son vistas socialmente como buenas pues abren posibilidades de conocimiento… ¿Es una cuestión de medida?

 

Las nuevas tecnologías tienen un papel preponderante en la utilización de vocablos ya que son una fuente importante de recepción y ampliación de la cultura general, eso es innegable.

 

El problema es de exceso o mal uso. Cuando pasa, puede ocasionar daños grandes en la interacción social, en las relaciones intrafamiliares y hasta trastornos severos como los retrasos del lenguaje y el autismo, por la falta de socialización y la poca necesidad que estos niños llegan a sentir de intercambiar con los demás.

 

Para mí es preocupante ver a niños menores pasar largos periodos de permanencia frente a la televisión y otros medios tecnológicos (tabletas, celulares, computadoras).

 

Algo que creo tiene su génesis en el desconocimiento familiar sobre la importancia de la interacción con el niño. No digo que debemos privar a nuestros hijos de la televisión o esos otros medios, sino hacerlo con medida, e intercambiar con él sobre lo que ve, entiende, experimenta.

 

Uno siente que la sociedad, en general, subvalora la importancia de un buen uso del lenguaje, de la comunicación. ¿Qué influencia tiene el mal uso de este en la vida de las personas?

 

Tiene una influencia notable en el desarrollo de la personalidad, si se conoce que el lenguaje es la envoltura material del pensamiento tendríamos que admitir que habla bien quien piensa bien. Cuando hay un mal lenguaje es porque ha fallado algo.

 

Hablar mal provoca que se afecte la personalidad del individuo, se aíslan, tienen negativismo oral, por lo tanto generalmente sacan malas calificaciones, no pueden ejercer determinadas profesiones (locutor, periodismo, traductor), se les dificulta encontrar pareja, y pueden padecer depresión y hasta agresión.

 

¿Hasta dónde podemos asociar el acervo cultural con el mal uso del lenguaje?

 

La cultura tiene que ver mucho con la comunicación, con la manera de expresarse, ya sea oral, escrita o gestual. Cuanto mayor sea el nivel cultural del individuo existirá un mayor perfeccionamiento de la lengua y los trastornos funcionales de la comunicación serán mucho menores.

 

De modo que un pueblo más culto, tiene que ser necesariamente un pueblo mejor hablado.

lenguaje dificultades2La educación se encuentra ante un gran dilema: cada vez menos estudiantes quieren la carrera pedagógica.

Guantánamo, como otras regiones del país, tiene su forma de hablar característica, esa tendencia, por ejemplo, a aspirar las “s”, ¿se puede considerar un defecto del habla o es una cuestión de identidad?

 

Ciertamente, tenemos tendencia al mal hablar, y nos hemos acomodado con el tiempo al mal decir. Lo más frecuente, es el cambio de R por L, de modo que parque o formadora, por ejemplo, suenan palque o folmadora.

 

La omisión de la S, fundamentalmente, al final de las palabras y en posición inversa también es significativa, hopital en vez del correcto hospital. Además, en municipios como Baracoa, estudios registraron el trastorno fonético que omite la R al final de los verbos, y la sustitución de la vocal acentuada en varios verbos, un ejemplo es planchá, comé o dormí.

 

No es correcto atribuir esos trastornos a cuestiones identitarias, a fin de cuentas muchas características que nos identifican de manera positiva. Tampoco es bueno generalizar, entre nosotros hay personas que hablan bien y por eso, no son menos orientales, guantanameros.