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mamita baracoa

Sola vive en su apartamento 16 F, del edificio cinco, del malecón de Baracoa, Aurelia Galano Matos, a quien conocen como Mamita. Sin embargo, estuvo muy y bien acompañada frente a las olas provocadas por el paso cercano del huracán Irma, y las penetraciones del mar.

“Cuando comprendí el peligro del mar, porque avisaron por radio y televisión y pasaron los del gobierno que habría penetraciones, como siempre ocurre en estos casos, me fui primero a una casa segura de amistades, pero después me trasladé y pasé la noche del jueves en el centro de evacuación, en la escuela Rodney Coutín, del barrio de Matachín, donde fui muy bien atendida”.

 

Hace cerca de un año, Matthew, con su mar embravecido rompiendo sobre el malecón y entrando desde abajo y arriba en la vecindad, le dejó la casa sin puertas ni persianas y le afectó el mobiliario. “Lo perdí casi todo, pero salvé la vida”, recuerda.

 

“Ahora he venido hasta aquí, cerca del malecón, pero no me dejan entrar, porque el mar sigue empeorando, y me dicen que hasta nuevo aviso debo seguir protegiéndome en un lugar seguro”, consiente ante los reclamos de las autoridades, a la vez que reconoce buena atención en el centro de evacuación.

 

El centro de evacuados instalado en la escuela primaria Rodney Coutín protegía a 625 personas de la ciudad, la mañana del viernes. Es uno de los varios dispuestos con ese fin en esa localidad, incluidos túneles y cuevas acondicionadas, donde, junto a las casas de familia y amistades más seguras de los vecinos, se refugiaron 33 mil 554 baracoenses hasta ese momento.

 

“Protegerse la vida es lo fundamental”, dice Mamita. “Como yo, creo que el resto de la población ha sido muy disciplinada en general en cumplir las precauciones e indicaciones que el gobierno previó para el caso de Irma”, dice.

 

A la vista del muro lateral del espacio polideportivo, destruido por las penetraciones del mar en el malecón, próximo a su casa, considera que debe hacerse de otro modo, con más condiciones, la delimitación perimetral, que la haga más resistente a los embates marinos en esa zona cerca a su casa, cuando se recuperen los daños.

 

“A la larga también van a tener que tomarse otras medidas con estos edificios y demás construcciones cercanas ante las penetraciones frecuentes del mar por otros fenómenos, porque siempre con huracán y hasta sin él las grandes y poderosas olas producen destrucción material”, concluye.