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enis magda atletismoCuando corro, lo único que tengo en mente es llegar rápido a la meta y, por supuesto, pasarle a todo el mundo. Foto: Lorenzo Crespo Silveira

Para lograr el éxito, asegura la velocista de 14 años Enis Magda Pérez Verdecia, es necesario trabajar duro y con dedicación desde edades tempranas y sin importar las condiciones del terreno…

 

Sus primeras carreras competitivas las realizó en una prueba de Educación Física cuando cursaba el tercer grado en la escuela primaria Frank País, “le ganaba a todos los niños y, al mostrar potencialidades para el deporte, los profesores hablaron con mis padres para apuntarme en Atletismo”, rememora esta muchacha mulata, de pelo oscuro y rizo, de alta estatura, complexión delgada, tímida, pero agradable.

 

Aunque desinteresada con el tema, los profes continuaron insistiendo y dos años más tarde lograron convencerla de practicar el deporte rey. “En quinto grado comencé a prepararme con Francisco, uno de mis profesores, quien me entrenaba por su cuenta en varios lugares: combinados deportivos, pista y hasta en la calle.

 

“Sin importar el imponente sol o la pesada llovizna, todos los días corría, pues teníamos como meta que ingresara en la Escuela de Iniciación Deportiva (EIDE), por ello, cada vez que se enteraba de algún evento municipal o provincial íbamos, porque decía que era bueno para mi preparatoria”, cuenta con tono alegre.

 

Llegó la prueba, logró resultados satisfactorios e ingresó en la EIDE, donde estuvo dos cursos.

 

Cada paso: sueños y esperanzas

 

Magda, en la EIDE, hacía múltiples, o sea, corría 600 metros y 80 con vallas, lanzaba bala, realizaba el salto de altura y de longitud, y otras modalidades del atletismo hasta que finalmente se inclinó por la velocidad en 200 y 400 metros (m).

 

“Cuando debuté en los Juegos Escolares, que realizaron en Las Tunas, cogí dos medallas de oro y una de plata en las pruebas de velocidad y así sucesivamente en cada evento me colaba en el podio, lo que posibilitó mi llegada al equipo nacional en septiembre de 2016 y con lo cual materializaba uno de mis tantos sueños.  

“Ahora, en La Habana, vivo y entreno en el Estadio Panamericano. Fue fácil hacer nuevos amigos, pues ya había guantanameros y me presentaron a otros compañeros y así fui relacionándome.

 

“Adaptarme a la vida en la capital y estar lejos de la familia fue un poco más difícil, siempre se extraña lo de uno, por muy sencillo y humilde que sea. Los primeros días no me separaba del teléfono, pero con el apoyo de esos nuevos conocidos superé, aunque lentamente, la nostalgia.

 

“Para dejar de pensar en Guantánamo me aferré a las pistas y comencé a priorizar los 400 m, pues ya en los 200 poseía record nacional”, comenta mientras agradece también el apoyo de su actual entrenador Juan Gualberto Valdés Carmona.

 

“Él dice que si multiplico mi esfuerzo y sacrifico llegaré lejos, porque tengo madera para ser campeona, y esas palabras me comprometen a ser mejor, pues no quiero decepcionarlo”, afirma Magda.

 

De la rutina como atleta de alto rendimiento precisó que “el de pie es a las seis de la mañana, luego desayunamos, reposamos y seguido vamos para la pista, que nos queda cerca del dormitorio.

 

“Iniciamos con el calentamiento y en dependencia del cronograma de ejercicios hacemos pesas, abdominales y otros elementos de fuerza, resistencia o velocidad, además de las carreras de tramos, para mí lo más difícil por lo agotador que resulta ser, pero corro y trato de olvidarme del cansancio, porque al igual que el cuerpo, debemos fortalecer la mente y concentrarnos.

 

“Terminada la “prepa” nos duchamos, almorzamos y vamos para el docente a recibir las diferentes materias académicas de un estudiante de secundaria”, explica Magda mientras reconoce lo vital de llevar de la mano el conocimiento y el deporte.

 

“Soy jefa del aula, la cual integramos seis varones de boxeo y dos hembras de Atletismo. Aunque esté cansada, por las noches hago mi autoestudio para garantizar buenos resultados en los trabajos de controles, ya que, como dice mi mamá -Mileydis Verdecia Verdecia-, el conocimiento nunca ocupa espacio y hay que ser alguien en la vida.

 

“Además, de acuerdo con tus notas puedes solicitar carreras universitarias, valoré la idea de estudiar Medicina Deportiva, pero mi amor por las pistas es mucho mayor. Puedo decir, que si no fuese corredora, hubiese sido médico”, amplía esta lozana deportista que atesora varios galardones, entre ellos, dos platas en la IV Copa Internacional de Atletismo Escolar celebrada en República Dominicana, y un metal plateado y uno bronceado, en los Juegos Escolares Nacionales”.

 

Magda, inspirada en Ana Fidelia Quirot, ejemplo de valor y abnegación al deporte, anhela ser un día campeona olímpica y mundial, “dicen que debemos llevar en el corazón esperanza y en la cabeza sueños, por ello todo lo que te propongas es posible”, expresa optimista con una sonrisa. 

 

Más allá de la línea de meta

 

Dos veces al año los deportistas de alto rendimiento visitan a las familias. En el caso de Magda llevaba cuatro meses sin ver a sus padres y hermanos, “los pases son por 15 días para el tiempo de vacaciones y fin de año. Cuando llego al terruño lo primero es abrazar a mi mamá y ponernos al día, luego ver a mi papá, quien vive en otra casa y sin pausa salir a ver los amigos, que dejé muchos.

 

“Aunque estés en casa, nunca estas de vacaciones. El profesor de La Habana te deja por escrito en un cuaderno los ejercicios que debes realizar para mantener la fuerza, y cuando retornas te examina a ver si cumpliste con las rutinas”, comenta y agrega que el deportista debe ser consciente y disciplinado con los entrenamientos.

 

“Yo, hago lo normal de una adolescente, pero siempre con medida, en las fiestas evito ingerir bebidas alcohólicas, comparto sanamente para evitar problemas o lesiones, que me imposibiliten desarrollar en óptimas condiciones el Atletismo, del cual los deportistas se retiran muy jóvenes”, señala.

 

“También dedico tiempo a mis mascotas, al gato de mi hermano y en especial a Niña, mi perrita de más de 10 años y a la que tengo desde pequeñita.

 

“Comienza la cuenta regresiva de los días que me quedan aquí, ya asoma la tristeza nuevamente, calmaré la aflicción en la pista donde me prepararé fuerte, aunque sin la proximidad de ningún evento de envergadura nacional ni internacional.

 

“Soy joven y quedan muchos kilómetros por recorrer y obstáculos que sortear de los cuales sé que ganaré en experiencia. Con el tiempo aprenderé a convertir mis debilidades en fortalezas, perfeccionaré la técnica y controlaré los nervios porque como dicen los grandes deportistas: hoy haré lo que nadie hace para conseguir mañana lo que otros no pueden”, y concluye mientras se preparaba pausadamente para su cotidiana rutina deportiva.