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nuñez

El pasado viernes, una brigada de la empresa de Acueductos y Alcantarillados que, al parecer, buscaba un registro para solucionar una tupición, movió la escultura de El Trovador, ubicado en La Avenida y Beneficencia, y le rompió, de cuajo, el brazo y parte de la guitarra a esa pieza del artista (ya fallecido) Ángel Íñigo Blanco de Anaya, creador del mítico Zoológico de Piedras.

Inquieta, por muchas razones. La primera es de fondo, y está relacionada con la lucha contra las indisciplinas en la que insiste el Estado cubano y que no debe ser vista sola desde el ámbito del individuo, sino también de las instituciones que actúan al margen de la Ley y el orden.

No cuestiono la pertinencia de esos trabajos en las redes, ni si era necesario o no trasladar la escultura. Pero un acto de esta magnitud no puede hacerse al margen de su dueño, que en este caso son los herederos de Íñigo, de los responsables de salvaguardarla, que es Servicios Comunales, y de los especialistas, sobre todo del Consejo de las Artes Plásticas, el cual, por demás dispone de un Consejo Asesor para el Desarrollo de la Escultura Monumentaria, con suficiente experiencia.

De hecho, en 2008, El Trovador fue cambiado de sitio, con la anuencia de su autor, y la participación de los especialistas de la UNEAC y el Consejo de marras, con todo el cuidado con que debe tratarse una obra de arte. El resultado, que todo transcurrió sin problemas.

A estas alturas, cabe preguntarse qué hará Comunales ante esta falta, y si algo hará, pues luego de ser denunciado el problema, el propio domingo en la radio provincial, todavía no se ha pronunciado al respecto, como tampoco lo ha hecho Acueductos.

Los últimos, para colmo, dicen conservar el pedazo de piedra quebrado y tener la intención de repararlo, como si fuera un bloque y, de nuevo, totalmente al margen de las instituciones y sus legítimos dueños, pues la propiedad intelectual no caduca.

Pero sobre todo, preocupa el irrespeto de una entidad que debe cumplir la política oficial hacia las rúbricas del Estado al que pertenece, hacia el patrimonio, hacia la cultura, el espacio público.

Tampoco es la primera vez que El Trovador sufre por indisciplinas de otros. Esta es la tercera, ojalá sea la vencida.

Jorge Núñez Motes

Presidente de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en Guantánamo

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