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1 año nuevoUn largo período llegó a su fin el pasado 31 de diciembre. Ese día la Tierra culminó su traslación entorno al Sol, astronómicamente hablando, finalizó un ciclo durante el cual se sucedieron las cuatro estaciones y-por ser bisiesto-, tuvo 366 días. De este modo inició el planeta su siguiente etapa de vida.

Al igual que la naturaleza, los humanos participamos de ese curso, que tradicionalmente vemos como la terminación de un año y la necesaria celebración del próximo. Dicha festividad se registra desde hace unos 4 mil años en la Antigua Babilonia. Sin embargo, para entonces, la fecha no coincidía con el 1 de enero como en la actualidad.

La decisión de comenzar en este mes tiene su origen en la Antigua Roma, siglo II a.C cuando Julio César encargó al astrónomo griego Sosígenes, transformar el calendario lunar a solar, denominándose juliano en memoria del emperador.

Esta reforma permaneció válida durante más de 16 siglos, hasta que en el año 1582, el Papa Gregorio XIII modificó el almanaque por el que está vigente hasta nuestros días, con 365 días. No obstante, no todos los países adoptaron esta reforma, razón por la cual naciones como China u otras del Medio Oriente, conmemoran el inicio del año en otras fechas.

En Latinoamérica la costumbre resulta de la colonización española, proceso cultural del cual no escapa la Mayor de las Antillas. Los cubanos agasajamos esta celebración de carácter universal, la cual coincide además con el Triunfo de la Revolución en 1959.

Es así que recibimos 2017 como otro momento para recomenzar, para dejar “lo malo” acontecido, todo lo negativo y renovarse, tomando lo mejor del pasado. He ahí la tendencia del desarrollo del mundo, tal cual lo indican la Ley de la negación de la negación de la dialéctica marxista, y la Letra del Año o Predicciones de Ifá, anunciada por la Asociación Yoruba de Cuba.

Los hechos no mienten, 2016 fue espinoso y difícil para los guantanameros, tal vez por ser bisiesto, según indican las supersticiones. Lo cierto es que albergó muchas afectaciones: grandes sequías, accidentes de tránsito, intensas lluvias hacia la zona Este de la provincia, el paso del huracán Matthew (fenómeno sin precedentes para los guantanameros).Y cuando creíamos que todo tomaba su curso en medio de la recuperación por los daños, llegó la irreparable pérdida física del líder de la Revolución Cubana Fidel Castro Ruz, aquella inolvidable noche del 25 de noviembre, en medio de las celebraciones por sus 90 años.

Estos sucesos marcaron el transcurso de nuestras vidas, pusieron de cabeza la cotidianeidad, de la cual no escapan los fallecimientos, incidentes y otro enjambre de males. Sin embargo no podemos dejarnos amilanar.

La vida sigue y en lo adelante grandes batallas nos quedan por librar. Continúa el proceso de recuperación de los perjuicios ocasionados por el huracán, la búsqueda de alternativas que permitan aumentar los niveles de producción y eficiencia en todos los sectores sociales, a la vez que contribuyamos con esfuerzo y sentido de pertenencia, a preservar el proyecto político cubano.

Para los guantanameros, este año implica grandes retos: continuar siendo defensores de los principios de la obra revolucionaria, ahora con la ausencia física de su máximo dirigente, seguir preparando a todos los niveles las fuerzas para el enfrentamiento de fenómenos meteorológicos y continuar fortaleciendo los programas que permitan el desarrollo local.

En la nueva etapa les digo a todos: amen, demos las “gracias” por lo bueno y lo malo, dirijamos la mirada hacia aspectos positivos de la vida como historias humanas de superación; dejemos atrás aquello a lo que nos aferramos y no nos deja continuar, establezcamos metas, luchemos, superémonos y crezcámonos ante la vida sin perder la fe.

El nuevo año, como todo lo nuevo ha de recibirse con alegría, no importa cuánto demande de nosotros, hay que adaptarse, la vida no se detiene, el sol sigue alumbrando.