1 la suerte de los rarosLa aspiración es poder repartir entre los trabajadores hasta el 90 por ciento de las ganancias del café y el 95 por ciento de las producciones auxiliares, asegura Alberto. Alberto Fernández Marzo, presidente de la Unidad Básica de Producción Cooperativa (UBPC) Iraelda Marzo, de Casimba, en Maisí, es categórico cuando dice que el secreto del éxito está en la preparación de la junta directiva y la discusión consciente de los problemas.

Eso, que en otras circunstancias podría sonar a cliché, es una verdad del tamaño de los logros económicos de esa forma productiva, que son muchos y tangibles, tanto para la economía municipal, como para el bolsillo de los hombres que la integran.

Porque si algo la distingue, es que a golpe de ganancias y buen manejo de los recursos, desde hace cinco años esa UBPC es una de las pocas en la provincia -incluyendo Cooperativas de Créditos y Servicios y de Producción Agropecuaria- que trabaja sin créditos bancarios.

"Es una cuestión de economía, me dice Alberto, quien además es Licenciado en Contabilidad y Finanzas. Uno pide un crédito y luego paga, pero con intereses altísimos, y eso no da la cuenta".

Tengo una fórmula...

Tienen los hombres y la tierra. Cincuenta y un cooperativistas y 164 hectáreas de terreno luego de que en 2005 y 2008 asimilaran dos UBPC en descomposición y con enormes pérdidas económicas.

Los afecta, si acaso, el clima seco y que aunque pudieran mañana adquirir los mejores sistemas de riego, no tendrían río ni pozo de dónde sacar agua. Cultivan gracias a la lluvia que, en esa zona más cercana al mar y donde el diente de perro se asoma a lo lejos, es más bien escasa.

Pero producen. Café, sobre todo, al punto de que del grano proviene el 90 por ciento de sus ingresos, pero también cultivos varios, ganado menor y, en los últimos tiempos, miel de abejas, gracias en buena parte a la reciente incorporación de 11 campesinos dedicados a ese rubro exportable.

Y lo hacen bien. Los rendimientos del café, por ejemplo, rondan los 100 quintales oro por caballería, y en la recién2 la suerte de los rarosLa diversificación, a partir de los subprogramas de la Agricultura urbana y suburbana es otra de las claves para la eficiencia de la Iraelda, que produce desde posturas hasta miel. finalizada zafra recolectaron 13 mil latas del cerezo de un plan de 12 mil, la mayoría de primera y segunda calidad.

Mientras, con el resto de la tierra que no se dedica al grano y a veces intercalando la vianda en las plantaciones, lograron aportar el año pasado 55 toneladas de cultivos varios, 30  de cerdos y cuatro de ovejos; levantar una cría de conejos, y lograr ganancias -una vez cumplidos el impuesto del cinco por ciento sobre las ventas y el 14 por ciento de aporte a la seguridad social- superiores a los 750 mil pesos.

De ese dinero, por acuerdo de la cooperativa, se distribuyeron entre los hombres 500 mil pesos -el 80 por ciento de la ganancia del café y el 90 por ciento de las producciones auxiliares-, "lo que significa que un obrero recibe, en el año, pagos similares a los campesinos que son propietarios de su tierra, y a veces más".

El resto, subraya, pasa a los fondos. "No tenemos deudas, y eso nos permite distribuir la gran mayoría de los ingresos e incluso pagarle a los obreros sus adelantos en cuanto hacen sus entregas, antes de que Acopio nos pague. Eso también estimula".

Pago suficiente y a tiempo que determina, y lo dice sin sombra de duda, la férrea permanencia de los obreros a la forma productiva que dirige desde el 2003, y donde trabajó antes, durante tres años, como económico. El obrero más "nuevo", remarca, ya lleva casi una década en la Iraelda.

Aunque también ayuda la garantía a los obreros de los aseguramientos para cada producción. "A los insumos les llegamos fácil. Compramos con el Grupo Empresarial de Logística del Ministerio de la Agricultura, Gelma, pero también con cuanta empresa pueda vendernos".

Con el tiempo, también enriquecen su patrimonio. "Transformamos el campamento para recolectores externos con excelentes condiciones de vida, ordenado por habitaciones, y adquirimos dos camiones y un tractor, que humanizan el trabajo y permiten que les lleguemos al ciento por ciento de las producciones".

Nada se pierde. Nada se desvía. Eso me dice. Sabe que es difícil de creer y se explica: "Si se tiene un buen control de las producciones en todas sus fases, y eso se logra caminando las áreas, no hay irregularidad posible". ¿Tan seguro? "Tan seguro".

"Creo -me dice finalmente- que lo más importante es la preparación de la junta directiva, que estemos aptos para asimilar los cambios y usar nuestras facultades. Trabajamos con el reglamento de las UBPC, y aplicamos desde el año pasado, las 17 medidas aprobadas para este tipo de formas productivas en el país, que nos dan más libertades.

"Y creo también que la cooperativa es la mejor forma de gestión de la tierra, y se ha ido perfeccionando. El asunto está en la selección de las personas que la dirigen, de la vinculación del hombre al área y la calidad de los trabajadores, que uno también cultiva formándolos, pero también dándoles una vida digna, por eso además de buenos adelantos, de ganancias, estamos fabricando casas para los que no tienen".

Todo lo explica el hombre, que parece más joven, pero ya ronda los 40 años, y tiene a su cargo además del funcionamiento de la Iraelda, la casa estable, la esposa y los hijos.

3 la suerte de los rarosEste joven ganó, además de adelantos que por mes se acercaban a los dos mil pesos durante el año pasado, unos 30 mil pesos a inicios de enero, cuando se repartieron las utilidades resultantes entre los 51 trabajadores.Los otros hombres de la Iraelda

Yordanis Pelier Noa parece un niño, aunque no lo es. Tiene la piel cobriza y el cuerpo formado por el trabajo. El cuello ancho y las piernas fuertes. Y la sonrisa fácil del hombre que vive de la tierra.

Es, a sus 28 años, el más nuevo en esa forma productiva. "Siete años. Y no pienso irme de aquí para ninguna parte". Ganancias, al menos, recibe suficientes y bien sustentadas por su trabajo.

A su cargo tiene 2.75 hectáreas de café, que le dieron en la última zafra casi 700 latas del grano. También ceba cerdos, renglones que a la hora de repartir utilidades, le permitieron unos 30 mil pesos.

"Yo me levanto todos los días de madrugada y me da tiempo para todo. Cerdos y sembrados ya los tengo listos antes de las tres de la tarde. El asunto es no dejar las cosas para el otro día".

Se ufana de los plantíos limpios, a golpe de los cuidados que exige la agrotecnia del café -poda, deshije, saneamiento en general-, y de una crianza de animales sanos y que suben bien.

Para Iroel Matos Marzo, secretario de la sección sindical de la UBPC y otro cafetalero que se ganó más de 20 mil pesos a inicios de año, el sindicato también tiene la llave.

"Las reuniones lo analizan todo y fuerte. Cada situación, cada falla, cada proyección. Y eso nos hace más fuertes, como nos ayuda la formación constante de nuestros trabajadores en las cuestiones técnicas, en buscar las mejores prácticas en nuestras diferentes producciones", argumenta.

Que el trabajador se sienta bien, asegura, es la clave. "Nosotros vemos el resultado de nuestro esfuerzo, laboramos el campo, pero tenemos los medios, estamos construyendo casas para que las personas tengan su hogar y puedan laborar tranquilos, nos beneficiamos de todo lo que produce la cooperativa, sentimos que crecemos, tenemos ambiciones, nos diversificamos. Por eso, de aquí la gente solo se va jubilada".

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