cultivos valleLas 650 hectáreas de tomate constituye la mayor área bajo riego sembrada en el Valle de Caujerí, al decir del director técnico y de desarrollo de la Empresa Agropecuaria de San Antonio del Sur. Fotos: Leonel Escalona Furones

La vista se pierde en las llanuras del Valle de Caujerí que reverdece. La mayoría de las mil 875 hectáreas de tierra dedicadas a cultivos varios están sembradas, fundamentalmente de tomate y granos, por lo que se vislumbra una buena cosecha de esos renglones que complementan el plato hogareño y sustituyen importaciones

En busca de información sobre el comportamiento de la campaña de siembra de frío en la zona hortícola, cuyo desarrollo agrícola, económico y social impulsó el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, conversamos con Egueny Rodríguez Martínez, director técnico y de desarrollo de la Empresa Agropecuaria de San Antonio del Sur.

El ingeniero agrónomo subrayó que en la actual etapa el énfasis se puso en la siembra de la referida hortaliza, de la que deberán plantarse 650 hectáreas hasta el 24 de diciembre, 65 más que en la anterior, meta que cumplirán sin dificultades.

En esa área, la mayor sembrada bajo riego en el Valle de Caujerí, las 11 formas productivas que intervienen en ella deberán obtener nueve mil 400 toneladas de tomate, con un rendimiento promedio de 15 toneladas por hectárea, aunque algunas pueden lograr hasta 22.

De esa cantidad se plantaron 636 hectáreas hasta el 7 de diciembre, que representan el 98 por ciento, y deben obtenerse, en la contienda por comenzar, volúmenes superiores a los planificados en cosechas precedentes.

“Si todo transcurre normalmente  y se logra lo planificado, nuestra empresa deberá funcionar como un reloj, es decir, ser eficiente, sobre todo, en la comercialización para garantizar en tiempo y con calidad las cifras contratadas con la industria del Valle de Caujerí, la Guaso, de Guantánamo, y la población, nuestros principales destinos”, puntualizó.

Y precisó: “A la primera se deben entregar seis mil toneladas, mil 800 a la segunda y el resto se venderá a la población, a través de la Unidad Empresarial de Base de Acopio, que se encargará de distribuirlas por toda la provincia”.

La decisión del Ministerio de la Agricultura fue disminuir el cultivo de frijol y dedicar más espacio al tomate, toda vez que a las industrias guantanameras les corresponde abastecer parte de la demanda del mercado nacional y del Turismo, que tiende a crecer.

Desde el punto de vista fitosanitario y agrotécnico, el cultivo se comportaba sin dificultades hasta el día de la visita de Lomerío, pero comenzaba la floración y con ella a aparecer enfermedades, por lo que debe aumentar el seguimiento y rigor en la observación de técnicos de la empresa y especialistas de Sanidad Vegetal para mantener el cultivo en óptimas condiciones.

“Para ello -precisó el directivo- se cuenta con los productos químicos de acción curativa, que Sanidad Vegetal indicó tener a mano para cuando se requiera usarlos, y los biológicos obtenidos en el Centro de Reproducción de Entomófagos y Endopatógenos, los cuales cubren la demanda del territorio”.

Garantizados por el paquete, también llegaron en tiempo semillas de calidad certificada, en su mayoría de la variedad Bitojón, demandadas por los propios productores, atendiendo a su elevado rendimiento y resistencia a plagas y enfermedades, y fertilizante para que no falte.

Aseguró que, además, en la cosecha incidió favorablemente el clima (temperatura, humedad relativa y precipitaciones), cuyo comportamiento se ha mantenido dentro de los rangos que exige el cultivo.

Como elemento relevante, Rodríguez Martínez significó la disponibilidad de más de 12 millones de metros cúbicos de agua en la presa Pozo Azul, los cuales deben garantizar que, por primera vez desde que se echó a andar, funcione eficientemente el sistema de riego, encargado de llevar el líquido hasta los sembradíos.

La cosecha debe iniciar a finales de diciembre para distribuir a la población (con un precio de hasta cuatro pesos con 20 centavos la libra, según establece la Resolución 157 del Ministerio de Finanzas y Precios), de manera que los guantanameros dispongan de la hortaliza para la cena de fin de año, pero la entrega a la industria comenzará a partir del 10 de enero.

Tal como se planificó, igualmente se sembraron 197.9 hectáreas de frijol fhasiolo negro y conservador, para cuyo cultivo se aseguró un paquete tecnológico con semillas de calidad, fertilizante y productos químicos para combatir las plagas y enfermedades.

La cosecha de las 158 toneladas que deben alcanzarse de este producto, a razón de 0.8 toneladas por hectárea por debajo aún del rendimiento óptimo (1.02 toneladas por hectárea), comenzará, escalonadamente, en el primer trimestre del próximo año.

Como propósito de rescatar el garbanzo, grano muy gustado por los cubanos, fueron cultivadas además 24 hectáreas, también protegidas con el paquete tecnológico, las cuales podrán aportar unas 16 toneladas, a razón de 0.8 o una tonelada por hectárea, tras cosecharse en marzo de 2017.

cultivos valle2La disponibilidad de más de 12 millones de metros cúbicos de agua en la presa Pozo Azul, debe garantizar que, por primera vez desde que se echó a andar, funcione eficientemente el sistema de riego, encargado de llevar el líquido hasta los sembradíos. Fotos: Leonel Escalona Furones

Programa emergente

A la par de la campaña de frío que incluye los mencionados renglones, la Empresa Agropecuaria de San Antonio del Sur debe cumplir el Programa emergente de siembra de productos de ciclo corto para paliar la escasez de alimentos en los cinco municipios afectados por el huracán Matthew.

“La estrategia incluye 48 hectáreas de boniato, 10.5 de maíz, 7.5 de calabaza, 13.5 de pimiento, 17 de cebolla, seis de pepino, tres de remolacha y 2.5 de berenjena, cuyos primeros frutos podrán recogerse a partir de enero”, aseguró el director técnico y de desarrollo de la referida entidad.

Según explicó ya se sembraron 61.8 hectáreas de las 109 dedicadas a esos cultivos y cuentan con los medios y recursos necesarios para cumplir con ese programa, entre ellos productos químicos para proteger las áreas de boniato.

Los daños más significativos provocados por Matthew a la Agricultura en San Antonio del Sur estuvieron en las instalaciones fundamentalmente, entre ellas dos naves de Acopio y el centro de beneficio de la Finca de Semillas, todas en el Valle de Caujerí, las cuales ya fueron recuperadas.

Al decir de Rodríguez Martínez el atraso de unos 10 días provocado por el fenómeno climatológico en la campaña de siembra de tomate, lejos de crear dificultades favoreció ese programa, cuya rigidez pudo atentar contra la cosecha por causa de los picos de maduración.

La mayor preocupación del directivo es la máquina de termofusión para garantizar el mantenimiento al moderno sistema de riego recién instalado en el Valle de Caujerí. “Se terminó la inversión, pero no hemos recibido ese equipo, y, por tanto, debemos pedirlo prestado al Ministerio de la Construcción cuando se necesita reparar salideros o roturas”.

La voz productora

Un recorrido por fincas del productivo emporio permitió constatar in situ lo contado por el directivo empresarial. En la Cooperativa de Producción Agropecuaria (CPA) 17 de Mayo, su presidente, Misael Hernández Rodríguez, aseguró que este sí debe ser el año del tomate, tras mostrar parte de las 33 hectáreas sembradas de la fruta.

“Aunque el clima es favorable, apareció tempranamente el Agente 549 que afecta la planta, pero estamos aplicando productos biológicos y químicos que estuvieron disponibles a tiempo, incluso con fumigadoras mecanizadas, para controlar esa y otras plagas”, explicó.

Dijo que sembró, además, boniato, calabaza, maíz, cebolla y pepino, que ya entregó, que forman parte del mencionado programa emergente con destino a la zona afectada por Matthew.

A Lidia Gamboa Estévez, campesina de la Cooperativa de Créditos y Servicios (CCS) Constantino Lores, la encontramos atendiendo su parcela, actividad que alterna con su labor en la Asociación de Agricultores Pequeños, y los quehaceres domésticos.

Desde el surco en su media hectárea, ahora sembrada de tomate, cuenta que con la ayuda intermitente de uno de sus hijos, cultiva también maíz, boniato, pimiento, con muy buenos rendimientos.

“Lo más importante es estar conscientes de la importancia que tienen los alimentos que producimos para la población, más aún después de los destrozos causados por el huracán, y aportar todo lo que uno pueda”, comentó la infatigable mujer.

Opiniones similares a la de Lidia, se escucharon, durante el periplo, de Leovigildo Frómeta Castro, su socio de cooperativa, así como de Francisco Reyes Guilarte, vicepresidente de la Junta directiva de la CPA Domingo Hernández del Corojo, Aracelio Calderín y Efraín Díaz Leyva, de la CCS Elis Rodríguez, entre otros muchos consagrados campesinos.

cultivo valle3Los campesinos cumplen con el encargo fundamental en el tomate, el frijol, y el garbanzo y lo planificado para el programa emergente del Valle de Caujerí. Fotos: Leonel Escalona Furones

Aprovechar las potencialidades

El Valle de Caujerí es uno de los polos productivos de la provincia más favorecidos con inversiones y tecnologías. Nuevos tractores, modernas maquinarias y numerosos recursos asigna el estado para multiplicar en esa zona la producción de vegetales, viandas, frutas y la ganadería, sin embargo, todavía los resultados distan de lo que debería lograrse.

El cultivo del fríjol, por ejemplo, se realiza de manera mecanizada al disponer de los medios y maquinarias necesarias para preparar la tierra, sembrar, fertilizar, regar, cosechar y trasladar las producciones.

A esas potencialidades, que deben aprovecharse al máximo, hay que sumar la aplicación de las mejores tecnologías, utilizar semillas de calidad, variedades resistentes, rotar y sellar eficientemente las áreas, intercalar los cultivos, de manera que los rendimientos se eleven, aumente la oferta, se reduzca la especulación, bajen los precios y se beneficie la población.

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