Que el tabaco daña la salud—en tanto es uno de los principales factores de riesgo para las enfermedades crónicas no transmisibles, como el cáncer y las cardiovasculares—; que el aborto espontáneo, el parto prematuro, el bajo peso al nacer, la muerte súbita del lactante o las afectaciones al desarrollo del feto, entre otras, conforman la larga lista de perjuicios que trae el consumo del mismo, es información que una y otra vez se reitera. Y aun así, sigue siendo la causa fundamental de defunción prevenible en todo el mundo, pues mata a la mitad de sus consumidores.
Aproximadamente cada una hora mueren dos personas en nuestro país debido a enfermedades atribuibles al consumo del tabaco. Unas 1 500 fallecen cada año por estar expuestas al humo del tabaco ajeno, según estadísticas de la Unidad de Promoción de Salud y Prevención de Enfermedades.
Pero, hay elementos «a flor de piel» de los que muy pocas personas son conscientes, como los problemas dermatológicos que supone tanto el consumo de tabaco activo, como el sufrimiento pasivo del humo del tabaco, apuntó a Granma la especialista en Dermatología, del policlínico Faustino Pérez, de Sancti Spíritus, Elida Rosa Porra, durante el recién celebrado X Congreso cubano de Dermatología, donde expuso sobre esta temática.
La entrevistada afirmó categóricamente que las afecciones que puede provocar esta adicción en la piel son numerosas, y van desde el cáncer hasta daños a la estética de la persona, de lo cual dan cuenta las evidencias científicas.
«En primer lugar no se trata solo de las lesiones cancerígenas que el fumar ocasiona o acelera, como puede ser el carcinoma espinocelular o epidermoide, que es frecuente en nuestro medio, o la rapidez en el proceso de empeoramiento de los melanomas, otro de los tipos de cáncer cutáneo que afecta a nuestra población. Sucede que el tabaquismo, además, trae como consecuencias las afecciones de la estética en la piel, pues las arrugas son más pronunciadas, más profundas. La piel adopta un aspecto con mayor deterioro, demacrado, pierde el lustre, el brillo, y se pone atrófica producto de una disminución de la absorción de vitamina A», ejemplificó la especialista.
La piel de aquellas personas que fuman, agregó, sufre una disminución de la cantidad y calidad de colágeno y elastina, así como una reducción de la oxigenación de los tejidos y por tanto de la nutrición de la piel. A su vez, el tabaco hace que haya una deshidratación y vasoconstricción cutánea importante, que afecta la circulación, la cicatrización, y contribuye al envejecimiento de la piel, explicó Elida Rosa Porra.
«Al fumar, los labios constantemente están en movimiento, lo cual provoca mayor cantidad de arrugas en esa área, así como cerca de los ojos, debido al acto de entrecerrarlos para evitar el humo», dijo.
«Se dice que aquellos que fuman o están expuestos al humo pasivo del tabaco, por ejemplo, si tienen 49 años, presentan la apariencia física de una persona de 69 a 70. A ello se suman los dedos amarillentos, el color grisáceo en la piel, el debilitamiento del cabello, las manchas amarillas también en los dientes debido a la nicotina, además de ser más frecuente la aparición de caries dentales», señaló.
De acuerdo con la entrevistada, se describe también en la literatura que afecciones dermatológicas como es la hidradenitis, (los comúnmente llamados golondrinos, y que constituye una enfermedad dolorosa supurativa, crónica e inflamatoria de las glándulas sudoríparas) son frecuentes en aquellas personas que están expuestos al consumo prolongado del tabaco.
En las mujeres fumadoras, precisó la especialista, la piel sufre más, pues la nicotina también hace que disminuya la cantidad de estrógenos, lo cual provoca que la piel esté más reseca aún. Especialmente golpeada es la cara, pues ello se une a los daños considerables que provocan la exposición prolongada a las radiaciones solares, siendo esta parte del cuerpo una de las más expuestas en el día a día.
La piel no es solo el órgano más extenso de nuestro cuerpo y vital para el ser humano, sino una barrera inestimable que nos protege toda la vida de las agresiones del medio ambiente. Si la debilitas, tabaco en mano, sé consciente de tu elección.
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