“A disfrutar Cuba” llama el verano 2018, con el clima favorable para aprovechar las vacaciones en familia con salidas y entretenimientos al aire libre, que conviertan esta temporada del año en la favorita de grandes y chicos.
Es una época en la que se presentan bruscos cambios de temperatura y aumenta la humedad por la temporada de lluvias.
Con el calor, el intenso sol, los paseos, y el incremento de las ventas de alimentos y bebidas, aumentan las probabilidades de contraer enfermedades.
Dentro de las más frecuentes están las diarreicas agudas (EDA), las arbovirosis (dengue, zika), la leptospirosis, infecciones respiratorias agudas (IRA) y no menos importantes, las de transmisión sexual. A todas hay que mantenerlas bien lejos si deseamos pasar un verano placentero.
La mayoría se propagan en medio de situaciones agravantes como sequías, lluvias, ocurrencia de huracanes, e igualmente al acrecentarse los viajeros nacionales e internacionales.
Arbovirus
Los arbovirus son un conjunto de virus transmitidos por artrópodos (por ejemplo los mosquitos) que pueden causar enfermedades infecciosas como el dengue, zika, la fiebre amarilla; la cuales tienen como agente transmisor al Aedes aegypti, habitante típico de zonas tropicales, y cuya incidencia depende, en gran medida, de las condiciones climáticas.
El verano favorece estos males, y extremar las medidas higiénico sanitarias, es la principal forma de eliminar al peligroso vector y evitar brotes epidémicos.
Cabe señalar como medida más urgente eliminar los criaderos, lo cual es, básicamente, un problema de saneamiento doméstico, pues el insecto pone sus huevos en depósitos de agua que existen dentro o en los alrededores de las viviendas.
Enfermedades diarreicas agudas
Las EDA son infecciones del tracto digestivo ocasionadas por bacterias, virus o parásitos, cuyo principal síntoma es la diarrea.
Esta afección precipita la pérdida aguda de líquidos y electrolitos (sales corporales que ejercen, entre otras funciones, la retención de los líquidos en el organismo), lo que lleva a la deshidratación y, si no se aplica tratamiento inmediato puede llegar a ser letal.
Las diarreas son más frecuentes en verano debido a que el clima favorece la diseminación de las bacterias causantes del malestar. Además con las altas temperaturas, aumenta el riesgo de deshidratación. En caso tener estos síntomas, es importante no automedicarse y acudir rápido al centro asistencial, ya que puede tratarse de algo peor, como el cólera.
Estas enfermedades se transmiten por contaminación de los alimentos o el agua con materia fecal y por contagio de persona a persona, a través de las manos, por no lavárselas adecuadamente y de forma sistemática.
La llegada del verano eleva las probabilidades de padecer EDA, pues no solo la venta de alimentos constituye potencial riesgo, sino que las probabilidades de sequía atentan contra la calidad del agua de consumo.
Infecciones Respiratorias Agudas
El calor es factor que posibilita el desarrollo de bacterias que provocan enfermedades en el sistema respiratorio y dan lugar a las infecciones respiratorias agudas (IRA).
Son padecimientos infecciosos con evolución menor a 15 días, cuya principal complicación es la neumonía o inflamación de los pulmones, causada por un virus, y se caracteriza por la presencia de fiebre alta, escalofríos, dolor intenso en el costado afectado del tórax, tos y expectoración.
Estos cuadros suelen afectar más a los niños menores de cinco años, por lo cual, los especialistas recomiendan prever que las afecciones se compliquen.
La mala ventilación es otro factor desencadenante de IRA, así como los cambios bruscos de temperatura (ejemplo, al entrar y salir de locales climatizados).
El llamado es a extremar los cuidados, no automedicarse, y acudir a los servicios médicos ante la aparición de síntomas. Estas recomendaciones disminuirán las probabilidades de perjuicios a la salud de todos; lo más prudente es cumplirlas sin demora.
Medidas necesarias y efectivas para todo
Hervir el agua de beber de 3 a 5 minutos y tratarla con hipoclorito de sodio al uno por ciento; depositar en recipientes con tapa la basura del hogar para evitar moscas y roedores; lavarse las manos siempre antes de comer o preparar los alimentos y después de ir al baño.
Los frutos a ingerir deben estar frescos y bien conservados, así como prepararse en condiciones higiénicas.
Al estornudar o toser, hay que taparse la boca con pañuelos, servilletas, papel higiénico, o usar el ángulo del codo; no bañarse en charcos o presas; usar medios de protección para limpiar los corrales de puercos y caballos.
Para combatir a los mosquitos es fundamental tapar los tanques de agua, perforar las latas, eliminar el agua de la bandeja del refrigerador y cambiar la de los vasos espirituales en días alternos…
Ante un episodio diarreico es indispensable ingerir el preparado de sales de rehidratación oral y acudir a la unidad de salud más cercana, igual en caso de fiebre.
En fin, si de prevenir se trata la lista de buenas prácticas es larga, sin embargo, todas son medidas razonables y necesarias, que deben convertirse en hábitos de vida; el verano es solo una temporada, pero la salud hay que cuidarla siempre.