La Enfermería tiene sello propio, una peculiaridad que va más allá de lo externo; es una profesión de cuidado, alivio y bondad, por eso quienes recorren el camino, lo hacen con entrega y pasión.
Así es Nancy Calzado Mena.
Licenciada en Enfermería con categoría docente y MsC en Atención Primaria, se desempeña, además, como secretaria del Comité del Partido en el pediátrico Pedro Agustín Pérez, donde trabaja desde finales de la década del 70, cuando entonces era hospital general.
Aunque afirma no gustarle las entrevistas, accede con timidez que pronto desaparece para dar paso al orgullo y amor por la profesión y el trabajo, ese que le roba tantas horas de desvelos mientras se preocupa por el bienestar de otros.
“Ser enfermera conlleva mucho sacrificio, humanismo, amor. Trabajamos con los pacientes, la familia; los curamos, los ayudamos psicológicamente y les brindamos educación. Siempre me gustó mucho auxiliar a las personas, por eso voy seguir aquí, en mi puesto laboral, mientras tenga vitalidad”, confiesa quien ya tiene más de 40 años de trabajo y mucha juventud acumulada.
Fundadora de la sala de cuidados intensivos, rememora con nostalgia la primera paciente que transitó por allí, la pequeña Yenia que sufría de difteria (enfermedad infecciosa aguda que afecta a la nariz, la garganta y la laringe, produce fiebre y dificultad para respirar); a este, suma incontables recuerdos de pacientes y momentos que la enamoraron de su profesión.
“A lo largo de mi carrera he vivido grandes experiencias, unas buenas y otras no tanto, pero siempre queda lo aprendido, y por supuesto, la satisfacción de haber entregado todo para que los aquejados se sientan lo mejor posible”.
Las responsabilidades no la agobian, desde joven obtuvo la doble militancia y fue durante 15 años vicedirectora de enfermería del centro, siempre con excelentes resultados.
“Cuando empecé en el mundo laboral todo era diferente, éramos pocos por lo que las tareas se duplicaban, hacíamos tres turnos para poder atender a tantos pacientes, y no teníamos los adelantos tecnológicos de hoy, pero sobraba empeño, ganas de superarse y muchas talento entre el personal”, afirma.
Grandes profesionales de la salud en Guantánamo como los doctores Raúl Gómez Cuervo, Jorge Pérez, Dania Nordet; y otros que todavía trabajan, entre ellos Rafael Ruiz Basulto y sus colegas enfermeras Miguelina Brooks e Irma Cachimaille, la llenan de orgullo como compañeros de trabajo.
Para Nancy lo más importante es garantizar la calidad del servicio que se presta, y se sobrepone a las dificultades y carencias con responsabilidad, dedicación y amor.
“Sentir como propios los problemas de quienes acuden al hospital en busca de ayuda es la clave para ejercer la Enfermería, pues se trabaja con seres humanos que merecen cariño, atención, que se preocupen por ellos, los estimulen… y sobre todo que vengas a trabajar feliz, contenta, motivada por lo que haces, porque los años dan experiencia y habilidades, pero el amor es indispensable.
“Más que una profesión, es una forma de vida, más que hacer algo es simplemente, ser alguien, esa es mi premisa, y lo seguirá siendo mientras tenga energías para trabajar, porque las ganas me sobran”, concluye.