En Caimanera, pequeño municipio de sol, mar y sal, desde el 2011 los “héroes y heroínas” de bata blanca han tenido un resultado que muestra, a las claras, su empeño de velar por la vida de quienes Martí dijo son la esperanza del mundo: cuatro años consecutivos con cero en la mortalidad infantil en menores de un año.
En ese costero territorio, con un promedio de 130 nacimientos anuales, y que reporta 73 embarazadas en lo que va del 2015, el personal de Salud, repartidos en un policlínico y 12 consultorios médicos, se proponen agregar otro cero.
Sobre lo hecho para lograr tal resultado, las fortalezas y debilidades, y los retos vecinos, nos cuenta el doctor Javier Savón Fuentes, especialista en primer grado en Medicina General Integral (MGI) y director municipal de Salud.
¿Cómo han logrado mantener en cero ese indicador?
Lo principal es conservar completo el equipo de especialistas. Durante un tiempo el territorio no contó con obstetra y se suplió con un Médico General Integral bien preparado que realizó un gran trabajo y no se presentaron complicaciones, pero, por suerte, en la actualidad ya no tenemos esa carencia.
Se ha logrado también tener estabilidad con el pediatra, que ya lleva 16 años en el municipio, y en los médicos de la familia, que a pesar de las colaboraciones internacionales, hemos conseguido tener en todos los consultorios a un doctor y una licenciada en enfermería.
Otro elemento es la evolución semanal que se hace a cada una de las gestantes, lo cual permite delimitar las que tienen dificultades y adoptar las medidas pertinentes para cada caso.
¿Qué papel tienen el Programa Materno Infantil (PAMI) y el médico de la familia en ese proceso?
Desempeñan un rol imprescindible. El médico de la familia es el encargado de realizar la captación a la embarazada en edad temprana, y es prácticamente el responsable directo de la futura mamá y su bebé. Debe velar por que la paciente asista a todas sus consultas e interconsultas, y que cumpla con los tratamientos y procedimientos que se le asignan.
Mientras que al Programa Materno-Infantil le corresponde llevar a cabo un seguimiento minucioso de todas las cuestiones referentes a las gestantes, madres y recién nacidos del municipio.
¿Cuáles son las fortalezas del territorio en ese sentido?
Aparte de contar con un equipo básico de salud que tiene a todos los especialistas requeridos, se llevan a cabo estrategias semanales con la participación de los factores de la localidad, dígase Gobierno, Partido, FMC y CDR, entre otros. Y se realizan evaluaciones quincenales en el Consejo de Administración Municipal, y al PAMI una vez al mes.
¿Y las debilidades?
La fundamental es el riesgo reproductivo pre-concepcional, pero se ha logrado que mejore la calidad en las gestantes. En este caso, la sepsis vaginal ha dado bastante trabajo, así como los problemas nutricionales, porque hemos tenido embarazadas complicadas que no se cuidan y no cumplen con las indicaciones que se les dan.
Sin embargo, en los últimos dos años logramos disminuir el índice de bajo peso al nacer, cuestión que anteriormente era la principal causa de muerte infantil, preescolar y escolar en el municipio.
No debe ser tarea fácil mantener ese resultado
Es difícil, pero no imposible. El resultado está en la calidad del trabajo a nivel de consultorio, en la evaluación que hacen los especialistas en la interconsulta y en la consulta multidisciplinaria, y en el análisis que hacemos semanalmente de la estrategia del PAMI, de conjunto con el Gobierno y otras instituciones. En fin, Caimanera mantiene la mortalidad infantil en cero gracias a la excelente labor de todas las partes involucradas en ese proceso.
¿Qué pronósticos tiene para este año?
Tenemos el compromiso moral y social de mantener la tasa de mortalidad infantil en cero. Otra meta es mantener en igual número la mortalidad preescolar, escolar y la materna. Y, por supuesto, mantener nuestra premisa: continuar trabajando en disminuir el riesgo materno pre-concepcional, para lograr que nuestras mujeres lleven un embarazo sano y feliz.