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0 nueva escuelaÁngela García Griñón escribiendo sobre el cuaderno de notas de nuestra periodista.Ángela García Griñón escribe despacio sobre mi cuaderno de notas. Pronuncia cada sílaba para no equivocarse. Quizás, por timidez, no ha querido decirme su nombre al principio, pero luego va ganando confianza y esboza, además del propio, los de su hermana, mamá y papá…

Eso, a sus ocho años, es una gran victoria, pues es una niña con necesidades especiales de aprendizaje, al igual que los cinco pequeños que le acompañan en el aula del Seminternado Antonio Maceo, en el poblado de La Máquina, Maisí, que les sirve de cobijo provisional mientras dura la reparación de su escuela, ubicada justo al lado.

Como resultado del proceso constructivo, pronto quedará como nuevo el único centro de ese territorio dedicado a la enseñanza de infantes y adolescentes con retraso mental, un año después de que lo destrozara el huracán Matthew.

Rebatir el golpe

El ruido de la construcción apenas permite conversar. En medio del vaivén de carretones cargados con mezcla de cemento y los martillazos para fijar puertas y ventanas metálicas, nos recibe Mailín Crespo Domínguez, directora de la institución.

“¿Parecen una sola tropa verdad? –dice- y a estas alturas ya lo son, pero en realidad aquí hay 31 obreros de tres brigadas, una de la Empresa de Aseguramientos y Servicios para la Educación (EASE), otra de la Agricultura y una de trabajadores por cuenta propia; apoyados por personal de la escuela, quienes se sumaron a la reparación desde los inicios”.

2 nueva escuelaLas brigadas que aquí laboran contribuyeron anteriormente a la recuperación de centros docentes en el municipio de Baracoa, también afectado por el meteoro de octubre de 2016.

La meta es, al finalizar octubre, tener lista la entidad docente, que contará con seis aulas, un laboratorio de computación, biblioteca, dormitorios, enfermería y un área de juegos deportivos.

Mejores condiciones de vida significa, a decir de la Jefa de Ciclo Blanca Nieves Montero Rodríguez, un proceso docente de mayor calidad, en espacios donde los estudiantes se sientan cómodos y los maestros puedan poner murales, imágenes, juegos didácticos o cualquier otro recurso de la base material de estudio, renovada también como parte de la recuperación, al igual que los uniformes, el mobiliario escolar y de los dormitorios.

“Antes –recapitula- la escuela estaba prácticamente en ruinas, lo que suponía un peligro para la vida de los alumnos. El ciclón solo asestó el golpe definitivo”.

“La parte que quedó en pie ha quedado como nueva, imagínese usted la que fue demolida, hubo que levantarla desde los cerramentos”, asegura Yolvis Tito Mesa, de la EASE, que llega desde Guantánamo para apoyar en la construcción.

“Tuvimos que fundir las columnas –describe- levantar muros de bloques, montar la cubierta ligera, poner carpintería metálica y, por último, se completan las instalaciones hidrosanitarias y eléctricas”.

Preocupa, no obstante, la calidad de las ejecuciones, por la que debe velar Educación, entidad garante de los 605 mil pesos invertidos aquí.

Sonrisas

Pese a las dificultades con el suministro de áridos que días atrás demoraron la obra, el impulso de la última semana parece indicar que pronto, la Escuela Especial de la Máquina dejará de ser albergue temporal de los propios constructores que la restauran, y su improvisada cocina de leña, garantizará los alimentos de 53 estudiantes que, se prevé, reciba la entidad docente.

1 nueva escuelaEn el pequeño grupo de seis niños, la maestra Dailet Dallet Guzmán y Lydia Cantillo Silva, asistente, imparten tres niveles distintos de enseñanza, según las necesidades de cada uno de ellos.

Cuando quede remozada la otrora secundaria, construida en 1977 y convertida en escuela especial en 1994, volverán a las labores habituales sus 56 trabajadores, entre ellos 29 docentes, que desde noviembre de 2016 apoyan en la construcción.

“Menos batir mezcla –dice la auxiliar Maritza Noa Fernández- hemos contribuido limpiando, organizando materiales, raspando y pintando paredes, pero lo hacemos con dedicación porque pronto tendremos una linda escuela”.

La reparación que hoy se ejecuta, es muestra de la voluntad revolucionaria de recuperarse de los daños provocados por aquel meteoro, y de la prioridad que en ello se le brinda a la educación.

Lo reafirman Gladys, Denis, Dailet, Lidia y tantos otros trabajadores de los servicios, veladoras de sueño, instructores de arte, docentes, defectólogos, asistentes y cocineros, cuyo esfuerzo combinado no solo hace avanzar la obra, sino que los une en torno a la meritoria labor de educar para la vida a quienes demandan –y merecen- mayores dosis de esfuerzo, dedicación y amor.

Mientras, Ángela y sus compañeros de clase, continúan con el proceso docente educativo, inmersos en las rutinas de la primaria de al lado. Pero el rostro se les alegra cuando les hablan del nuevo centro docente. ¡Qué se lo digan a Antony Ortiz Therán, quien no puede expresar en palabras su alegría, pero nunca borra de su rostro la sonrisa!

3 nueva escuelaMucho amor se respira y aprecia en este centro docente.