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maisi boca jaucoLas paredes de madera y techos de guano, resistieron increíblemente el azote de los vientos de 240km/h. Fotos: de la autora

Matthew es, a partir de ahora, un enunciado de dolor para la población de Maisí, municipio guantanamero por donde tocó tierra el potente huracán bautizado con este nombre.

Llegar hasta allí es todo un reto. Apenas comienzan a despejarse las carreteras interrumpidas por rocas arrastradas desde el mar, árboles y postes eléctricos caídos. Transitar estos caminos genera desasosiego. Mas percibir que no hay una casa, una sola casa que haya salido ilesa del fenómeno, eso cala muy hondo el alma y genera tristeza, ansiedad, agonía.

No se despeja aun el cielo y un equipo de periodistas guantanameros acudimos a buscar información. Desde las cinco de la tarde del 4 de octubre Maisí ha quedado incomunicado. Solo logramos llegar hasta Boca de Jauco, ubicado a más de veinte kilómetros de la cabecera municipal.

maisi boca jauco2Ante la necesidad, los vecinos se juntan y cocinan en colectivo. Fotos: de la autora

En medio de la tristeza los lugareños saludan el paso del camión. Es gente noble, aún en los peores momentos.

Somos los primeros en llegar hasta La Llana, justo al lado del anuncio que da la bienvenida al territorio. De trece casas que forman esta comunidad, apenas dos conservan sus paredes. Los vecinos alistan el techo para montar dormitorios colectivos.

“Ni una vida humana se perdió, es lo más importante”, afirmó Yunier Ramírez Samón, presidente de la Zona de Defensa del Consejo Popular de Río Seco, al cual también pertenecen las circunscripciones Los Jagüeyes, Los Gallegos, Boca de Jauco y Playa Blanca.

Esta victoria es resultado de la información temprana recibida y el resguardo de mil doscientas personas, evacuadas en las cuevas de las montañas ubicadas en Playa Blanca. Aunque no han podido comunicarse con el Consejo de Defensa Municipal, el joven presidente de esta Zona afirma que hay daños en unas seiscientas viviendas del Consejo, especialmente las ubicadas en el litoral.

maisi boca jauco3En lugar de las casas, quedan hoy los espacios vacíos. Fotos: de la autora

Al llegar a Boca de Jauco la realidad golpea más duro. Pocas casas quedan en pie, en tanto en la bodega de la comunidad resultaron mojados más de 85 sacos de arroz, harina, frijoles y azúcar, alimentos pertenecientes a la canasta básica familiar y la venta liberada. Según Luis Mario Terro Romero, delegado de la circunscripción, “este se consideraba un lugar seguro, pues fue reparado hace unos cuatro años, sin embargo no resistió la fuerza del mar y el viento”.

Para José Enrique Sánchez Matos el tiempo que demoró Matthew fue toda una eternidad. Junto a setenta vecinos, se refugió en la cueva Los murciélagos, donde se protegieron del viento de 240 kilómetros por hora que, según explicó, sopló primero desde el Noreste y luego desde el Sur.

Al llegar a su casa, ya no estaba. En su lugar rastros del piso, y el silencio.

maisi boca jauca4En lugar de las casas, quedan hoy los espacios vacíos. Fotos: de la autora

Mientras recorría la casa de Marilyn Samón, totalmente sin techo, recibimos una invitación irrechazable. “¡Un poquito de café para los periodistas!”, indicó…. quien a sus setenta y cuatro años reconoce no haber visto nada igual. “Yo pasé el Flora, y puede asegurarte que Matthew fue peor”, explicó mientras servía la colada. En su casa, ya reparada por sus hijos, imágenes de Fidel, Raúl y la Virgen de la Caridad, reafirman su fe en Cuba, que no los dejará desamparados. Los vecinos de Boca de Jauco no pierden, a pesar de la dureza de los tiempos, la ternura de los corazones.

Poco a poco se iba haciendo oscuro. No hay electricidad ni comunicación alguna por aquellos rumbos. No llegan noticias aún desde otros pueblos. Solo Noil Guzmán y Teresa Samón, procedentes de La Asunción, traen lamentables noticias.

Este matrimonio de jóvenes y su bebé de apenas un año, traen consigo el rostro de la desolación. Han caminado veinte kilómetros de regreso a casa, donde no encontraron nada. Amigos y familiares les habían salvado los bienes más preciados.

Teresa, joven instructora de arte, lamenta la pérdida de sus libros de trabajo. Mas su padre José Enrique Samón le ofrece consuelo: “lo más importante es estar vivo, lo demás se consigue en el camino”.

maisi boca jauco5La bodega de Boca de Jauco muestra hoy derrumbe total. Fotos: de la autora

Llegamos hasta el río Boca de Jauco, quinientos metros adelante. Pero la caída del puente nos impidió el paso. Es imposible seguir penetrando en territorio maisiense. Este es apenas el inicio, volveremos a intentarlo.

Salimos de Maisí a media tarde. Oscurecía en el cielo. Las luces del carro que nos transportaba eran las únicas por todo aquello. Con nosotros la tristeza. Verlo impacta, cala hondo.

En tanto llega la ayuda enviada desde Guantánamo, cabecera provincial, y otros territorios de Cuba, Maisí se aferra a la esperanza. No hay justificación para el ensañamiento del huracán Matthew, que descargó su furia categoría cuatro sobre el extremo oriental del archipiélago.

No hay palabras exactas para describir lo que sentimos. Cuánto quisiéramos hacer por facilitar, al menos, la comunicación con los familiares “del otro lado”.

“No queda nada”, es la expresión que conservo en mi memoria, mientras imagino la noche en dormitorios comunes construidos a priori, la comida compartida entre vecinos, las expresiones de madres, ancianos, padres, niños. El rostro de Maisí enuncia desesperación, dolor. Ese es ahora el rostro de Matthew, pero estoy segura que poco a poco cambiará.

maisi boca jauco6El puente del poblado quedó destruido. Hasta el momento el nivel del río crecido impide el paso hacia otros pueblos del municipio. Fotos: de la autora